
Un anuncio falso, una usuaria en busca de alquiler, una tensa conversación por WhatsApp y una línea de crédito con la que hicieron compras por 9.340 euros forman parte de este fraude con final feliz. Y esta historia es también ejemplo del sofisticado proceder de los timadores en los portales inmobiliarios y de la importancia de la información para no caer en la trampa.
“Cuanto más informados estamos de estos procedimientos fraudulentos, más alerta estamos y más difícil es caer en sus engaños y entregar información a la persona errónea tan comprometida como un DNI”. Así lo cree Ruth García Ruiz, técnico de Ciberseguridad para Ciudadanos de Incibe (Instituto Nacional de Ciberseguridad), que asegura que el conocimiento es básico para no caer presa de timos como el ocurrido a una vecina de Valencia capital.
Un cebo que todos podemos morder
Todo comenzó el pasado 19 de octubre con una búsqueda en idealista de pisos en alquiler. Hripsime Avetisyan, española de origen armenio analista fiscal de profesión, se interesa por un anuncio de un piso por 750 euros en la calle Denia de Valencia, un precio de mercado para una vivienda de 64 m2 con un dormitorio en el barrio de Ruzafa.
Respondiendo al anuncio, la interesada llama al teléfono facilitado pero no es atendida en ese momento. A partir de ahí, los timadores se ponen en contacto por WhatsApp, canal de comunicación utilizado durante todo el proceso por parte de sus dos interlocutores, David y Sofía, supuestos miembros de la agencia inmobiliaria encargada de gestionar el piso.
Desde el primer momento, ambos advierten a Ripsi (adaptación al castellano de Hripsime) de que el piso era altamente demandado y se iba a hacer un estudio previo de garantía de pago para valorar a los candidatos. Con esta justificación se solicita DNI, nómina y recibo domiciliado.
Previo al envío y consciente de que se trata de información sensible, Ripsi había consultado con su amiga con experiencia en el sector inmobiliario: “No es lo más habitual, pero en ocasiones con viviendas con alta demanda sí se hace”, había recibido como respuesta.
“Cuando ves un piso que te encanta, te ciegas un poco, quieres convencerte de que todo va a ir bien. Me habían dado la dirección de la agencia e invitado a pasar cuando quisiera”, explica Ripsi.
Escasos minutos después de haber enviado la documentación, Ripsi recibe una llamada de su amiga advirtiéndole de que el anuncio del que habían estado hablando había sido suspendido del portal inmobiliario. En su lugar ahora figuraba la leyenda de ‘¡Ojo! Anuncio sospechoso’, con que el portal filtra posibles ofertas fraudulentas.
La interesada pide explicaciones a Sofía para saber qué estaba ocurriendo. Como respuesta Sofía envía el siguiente mensaje: “Porque tenemos muchos candidatos a la vista. Sois más de 20 personas las que queréis el piso”.
Ante la insistencia de una Ripsi cada vez más alertada, Sofía responde poco después desafiante: “Perdone pero es que no le quiero incomodar, pero no nos está dejando trabajar. Usted nos contacta por la app y por teléfono, la atendemos por teléfono y le contactamos por wasap, si quiere véngase y si no espere a mañana que el seguro nos habrá dado una respuesta [alude al estudio sobre su solvencia financiera] y podremos realizar la visita si todos sus datos son verídicos, porque su perfil es el tipo que quiere nuestro cliente! Estate tranquila”.
Compras ilegales por 9.340 euros
A partir de este momento resumimos un proceso que fue enredado, y en el que –para fortuna de la interesada– los estafadores demostraron cierta impericia. La voz de alarma se destapa cuando en la dirección que figura en el DNI de Ripsi (la de un primo), se recibe una bicicleta de alta gama. Su familiar le advierte inmediatamente, sorprendido por esta compra de 7.500 euros, de la que solo por error de los estafadores ha tenido constancia a tiempo. Además, en el albarán de compra figura uno de los dos teléfonos que la supuesta agencia había utilizado en las comunicaciones con Ripsi.
Cada vez más alarmada, contacta personalmente con la Inmobiliaria Igarka, en la que Sofía le había asegurado trabajar tras una nueva petición de explicaciones. En conversación con su propietaria, Nora García confirma lo que Ripsi temía: no tenían el citado piso en alquiler y nunca habían trabajado las dos personas de las que hablaba. Desvelada la estafa, deciden acudir juntas a las autoridades para poner la denuncia pertinente.
Pero a Ripsi aún le quedaba descubrir cómo habían utilizado sus datos. Tirando del hilo del albarán de compra de la bicicleta, contactó con el proveedor y supo que la compra había sido financiada por Cetelem. En contacto con esta firma de crédito al consumo, descubre que con el mismo préstamo se había pagado un portátil MacBook por 1.840 euros.
La rápida actuación de Ripsi permitió devolver la bicicleta y paralizar el envío del ordenador: “Si no me hubiera enterado, al siguiente mes me hubieran pasado el primero de los recibos de más de 700 euros, pero aún hoy no sé qué sorpresas me esperan. Desconozco si han hecho otro tipo de operaciones, y no me queda otra que consultar al Banco de España todos los meses para comprobar con qué entidades tengo préstamos y así poder tener un control”.
Qué dicen los expertos
“Acostumbran a dar de alta un perfil de usuario legítimo con el que pueden publicar uno o varios anuncios en los que utilizan fotos bonitas reales cogidas internet, y aunque no ocurre así en este caso, normalmente con un precio por debajo del mercado de gancho”.
Desde Incibe, explica el modus operandi habitual en este tipo de estafas en portales inmobiliarios Ruth García Ruiz, que desgrana varios consejos para mantener alto nuestro muro defensivo como usuarios, no sin antes recordar que existe el teléfono 017, además de otros canales de ayuda, al servicio de cualquier ciudadano.
Qué hacer antes y durante el primer contacto
García Ruiz comenta la preferencia de los estafadores por mostrar viviendas con decoración minimalista en colores claros, “que es lo que atrae más a la gente joven”. “La clave está en identificar previamente estos anuncios maliciosos porque una vez entregados los datos pueden hacer mucho daño con ellos”.
- Los timadores suelen utilizar plataformas online de prestigio, “porque ofrecen una seguridad añadida al usuario”.
- “Hay que revisar bien el nombre de la empresa o datos del propietario, para entender con quién se está tratando. Se debe desconfiar de anuncios mal redactados, lo que demuestra falta de profesionalidad o la utilización de un traductor automático. También se debe analizar las fotos, incluso utilizando aplicaciones como Google Imágenes, que permite saber si se están utilizando en otros anuncios que no tienen nada que ver con el nuestro. Conviene ver qué comentarios tiene el usuario y desconfiar si no tiene ninguno”.
- “Hay que tener en cuenta que el timador una vez hecho el primer contacto, rápidamente va a tratar de derivar la conversación fuera de los canales oficiales de la plataforma, normalmente a WhatsApp”.
- “En ocasiones también pueden facilitar enlaces maliciosos para hacerse con nuestros datos, por ejemplo, justificando el pago de una fianza remitirnos a una falsa plataforma de transacciones”.
- “Estar atentos a cualquier tipo de solicitud que se salga de lo habitual, como cuando dicen que están en el extranjero y no pueden enseñar el piso”.
Qué hacer si hay sospechas
“Cuando hay indicios de fraude”, continúa García Ruiz, “se puede tomar algunas iniciativas para ayudarnos a entender lo que está pasando, pero siempre guardando todas las evidencias posibles de los diferentes contactos que mantenemos. Este punto es esencial en el caso de que finalmente haya que presentar una denuncia”.
Para estos casos en que el usuario tiene dudas, “si hablamos con el dueño se puede dar la vuelta a la tortilla, y pedir que nos demuestre que es el propietario. En otros casos, se puede solicitar más fotos para ver qué nos envían, o hacer alguna petición inusual. Por ejemplo, que pinten las paredes de un color turquesa o decir que quieres un arcón de congelados en la cocina, de lo que se trata es de observar cómo reaccionan, porque si no ponen trabas a una petición inusual, la sospecha será más alarmante”.
Qué hacer si has caído en la trampa
“Además de poner en orden todas las evidencias posibles de que has sido víctima de fraude, presentar una denuncia a la autoridad. Este paso es necesario para luego entregarlo a las empresas donde hayan podido hacer las compras o tramitar el crédito al consumo, como en el caso del que hablamos. Esta es la única vía para demostrar que han suplantado tu personalidad”.
Otra de las recomendaciones de la técnica del Incibe, es la que se conoce como ‘egosurfing’. “Puedes hacer uso de cualquier buscador, tipo Google, para saber qué información tuya hay. Se trata de escribir nombre y apellidos, DNI, correo electrónico o algún otro dato que figure en la documentación con que se hizo el delincuente y comprobar que no se han creado perfiles falsos o utilizado los datos en contra de nuestra voluntad. En caso de que así sea, hay que solicitar que se retire la información y hacer una denuncia”.
Qué pueden hacer las agencias inmobiliarias
En cuanto a las empresas, en este caso las agencias inmobiliarias que los estafadores suplantan o utilizan como reclamo durante los contactos para trasladar confianza al estafado, García Ruíz considera que no se puede hacer mucho.
“Por desgracia cualquiera puede ser suplantado. Robar la imagen corporativa de cualquier agencia inmobiliaria para crear perfiles falsos es relativamente sencillo, y poco se puede hacer. De nuevo una buena recomendación es hacer ‘egosurfing’: “Tienen que revisar si hay perfiles falsos, incluso en las plataformas en las que están alojados. Aunque ellos no sean responsables del fraude, su reputación se ve perjudicada, y cuanto antes se den cuenta, menos daño se hace. Otra medida para las plataformas que tienen sistema de verificación de perfil, es solicitar esa insignia que indica al usuario que está tratando realmente con la empresa que quiere”.
Los consejos de idealista
Desde idealista se reconoce la dificultad de protegerse frente a unos fraudes con muy diferentes procedimientos de actuación. Pese a ello se ha diseñado “un conjunto de herramientas y procedimientos que minimizan todo el posible impacto de una hipotética actividad delictiva. Contamos con un equipo de calidad que se mantiene en constante escucha de los avisos que nuestros usuarios nos mandan a través de los propios anuncios, twitter o cualquier recurso a mano. Además, estamos en contacto permanente con las fuerzas y cuerpos de seguridad para perseguir estos delitos”.
También se recuerda a los propietarios y empresas usuarios la importancia de “no facilitar nunca y por ningún medio los datos de acceso, ni el código de validación que se recibe por SMS tras publicar el anuncio. Y cuando llegues a una página en la que debes insertar tus datos de acceso, comprueba que lo haces a través de una página segura, por ejemplo que la dirección empieza por https://www.idealista.com/. No te fíes nunca de ninguna otra dirección que no comience así. Ser estricto con esto te ahorrará muchos sustos”.
4 Comentarios:
Que desagradable noticia, ver como los delincuentes estafan a los ciudadanos que vivimos de nuestro trabajo. Muchas gracias por la información
Entiendo que los estafados dieron al estafador su número de cuenta o su número de tarjeta, no? Es que eso no está escrito, aunque eso parece
Cuidado con el tema del dni, a mi me contaron el caso de un chico que incluso han comprado coches con su dni por diversas comunidades financiandolos a su nombre, ha tenido que danzar muchisimo, no entiendo como lo hacen pero a mi jamas me miraron el dni incluso cuando era necesario para pagar con tarjeta.
A mí hijo le han hecho algo muy similar. Todo se sustanció en dos préstamos realizados por los estafadores a nombre de mi hijo y con la documentación aportada por mi hijo para el alquiler de un piso, concurrieron las mismas circunstancias que se han dado en este artículo. Un prestamo de Cetelem y otro de Xfera, por un total de 35000 €. Independientemente de la inocencia o no de alguien que entra a un protocolo a modo de concurso para alquilar un piso, entiendo que dicho protocolo debería de estar prohibido. Por otro lado las entidades que dan los prestamos, utilizan unos procedimientos que fallan por todos los lados. De entrada, con mi hijo, tanto Cetelem como Xfera, han aceptado:
Nómina totalmente manipulada, teléfono de contacto que no era el de mi hijo, un número de cuenta que el delincuente presenta como certificado bancario pero que se nota a la legua que ha sido editado poniendo el nombre y la dirección de mi hijo.Pero lo que más indigna es el sistema informático que tienen de dar fe, lo que sería el notario. Es un sistema que falla por todos los lados. Se llame Logalty o como se llame. Dar fe es dar fe y eso se debería de hacer como se ha hecho toda la vida, presencialmente y ante un notario que verifique todos los datos habidos y por haber no mediante una documentación que es falsa. Si este tema lo cambiasen, dejarían de darse la mayor parte de los timos que se están comentando. Notario por vía informática, NO.
En el caso de mi hijo, Y a través de ASNEF descubrí que este sinvergüenza había "tocado" del orden de una veintena de entidades de consumo donde muy probablemente le habrán dado su correspondiente tarjeta de crédito para realizar compras, compras que ha hecho con el dinero de los créditos mencionados.
En cuanto a la regularización de la situación es solicitar informe al Banco de España, si se confirma que hay préstamos fraudulentos dirigirse por burofax a las etidades que han concedido los prestamos indicando que el préstamo en cuestión no lo has solicitado tú, requerirles toda la documentación que tengan sobre tí y una vez recibida presentar una denuncia ante la policía. Posteriormente nos volvemos a dirigir a las entidades crediticias y les enviamos copia de la denuncia ante la policía. A partir de ahí quedas liberado de cualquier responsabilidad en relación con los prestamos mencionados y solicitas de estas entidades que así lo reconozcan como también te den de baja de sus ficheros a todos los efectos oportunos. Una auténtica locura que no se la deseo ni a mi peor enemigo.
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