La vivienda cooperativa en cesión de uso se está consolidando en Cataluña como una alternativa habitacional que no solo garantiza el derecho a una vivienda digna, sino que también promueve beneficios significativos en la salud física, mental, emocional y comunitaria de sus residentes. Un estudio reciente de la Agència de Salut Pública de Barcelona (ASPB) ha evidenciado estos efectos positivos, resaltando la importancia de este modelo en el bienestar integral de las personas.
Este modelo cooperativo se caracteriza por la propiedad colectiva de las viviendas, gestionadas por una cooperativa sin ánimo de lucro formada por los propios residentes. Los habitantes acceden a las viviendas a través de una cesión de uso, lo que les permite residir en ellas sin posibilidad de venta, evitando así la especulación inmobiliaria y manteniendo el control colectivo sobre sus hogares.
La investigación de la ASPB, que involucró a 13 cooperativas de Cataluña y más de 280 personas, utilizó metodologías cualitativas y cuantitativas, incluyendo entrevistas y encuestas realizadas antes y después de la mudanza a las viviendas cooperativas. Además, se recopilaron datos sobre la eficiencia energética y la calidad ambiental de las viviendas.
Uno de los hallazgos más destacados del estudio es la mejora en la percepción de la salud física entre los residentes. Esta mejora se atribuye a la reducción del estrés asociado con la inseguridad residencial y económica, ya que las cuotas mensuales en este modelo suelen ser más bajas y estables en comparación con los alquileres convencionales. Además, las condiciones físicas de las viviendas, diseñadas con criterios de eficiencia energética y confort, contribuyen a una mejor salud física.
En cuanto a la salud mental y emocional, el estudio señala que la seguridad residencial y económica proporcionada por este modelo reduce la ansiedad y el estrés. La participación activa en la gestión de la cooperativa y la toma de decisiones compartidas fomentan un sentido de pertenencia y autonomía, lo que fortalece el bienestar emocional de los residentes.
La vida en comunidad es otro aspecto fundamental del modelo cooperativo. La organización colectiva y la promoción de la vida en comunidad facilitan el apoyo social y la interacción entre vecinos, reduciendo el aislamiento y fortaleciendo los lazos comunitarios. Este entorno de apoyo mutuo es crucial para el bienestar emocional y la construcción de redes sociales sólidas.
El estudio también destaca que las viviendas cooperativas suelen ser más eficientes energéticamente, lo que se traduce en una reducción de los gastos en servicios básicos y una menor huella ecológica. Esta eficiencia no solo beneficia al medio ambiente, sino que también contribuye al bienestar económico y físico de los residentes.
Sin embargo, la investigación identifica áreas de mejora para el futuro de este modelo. Es esencial garantizar que la participación en la gestión de la cooperativa sea inclusiva y equitativa, evitando posibles desigualdades en la toma de decisiones. Además, se recomienda promover la diversidad social dentro de las cooperativas para enriquecer la vida comunitaria y asegurar que los beneficios de este modelo sean accesibles a diferentes segmentos de la población.
La experiencia de Cataluña con las viviendas cooperativas en cesión de uso ofrece una perspectiva alentadora sobre cómo modelos alternativos de vivienda pueden influir positivamente en la salud y el bienestar de las personas. Este enfoque integral, que combina seguridad económica, participación comunitaria y condiciones de vida saludables, podría servir de referencia para otras regiones que buscan soluciones habitacionales sostenibles y centradas en las personas.
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