
Artículo escrito por Sandra Barañano, directora técnica de Cuida Tu Casa
Cada verano, la historia se repite en miles de hogares españoles: el aire acondicionado funciona a pleno rendimiento, el ventilador no da tregua y la factura de la luz se dispara. Luchar contra el calor de puertas para adentro es un clásico, intentando enfriar un aire que se calienta sin cesar.
Pero ¿acaso la solución más eficaz y duradera no es generar más frío, sino evitar que el calor entre en primer lugar? Una duda razonable que se despejará mejor con la ayuda de un profesional de la reforma y la rehabilitación.
Volvamos a esta idea: en una nevera portátil que transportamos cuando vamos de picnic de nada sirve meter hielo si la tapa está mal cerrada o sus paredes son finas como el papel. El hielo se derretirá en minutos. Con nuestras viviendas pasa exactamente lo mismo. El verdadero enemigo no es el sol, sino una envolvente (fachadas, cubierta y suelo) mal preparada para hacerle frente. Aquí es donde el aislamiento térmico se convierte en el gran héroe de nuestra reforma.
Frenar al calor ‘en la frontera’
El calor se transmite principalmente por conducción a través de los materiales. Un muro de ladrillo sin protección, bajo el sol implacable de los meses de verano, se calienta y transfiere esa energía hacia el interior de la casa durante horas, incluso después de que el sol se haya puesto.
El aislamiento térmico funciona como una barrera. Es un material con una bajísima conductividad que se instala en la envolvente del edificio para frenar drásticamente esa transferencia de calor. En verano, impide que el calor exterior penetre; en invierno, evita que sea el frío el que pase. Es una inversión en confort para todo el año.
Soluciones de aislamiento
Cuando abordamos un proyecto de rehabilitación energética, no hay una solución única, sino un traje a medida para cada vivienda. Las técnicas más efectivas para combatir el calor son:
- Aislamiento por el exterior (SATE): consiste en adherir planchas de material aislante a la fachada original y cubrirlas con un nuevo revestimiento. Es, sin duda, la solución más completa y eficaz, ya que elimina casi todos los puentes térmicos (puntos débiles por donde se cuela el calor, como pilares o frentes de forjado). Transforma por completo el comportamiento térmico del edificio.
- Inyección en cámara de aire: muchas viviendas construidas en España tienen una fachada de "doble hoja", es decir, dos paredes de ladrillo separadas por un espacio vacío (cámara de aire). Esta cámara es una autopista para el calor. La solución, rápida y con una obra mínima, es inyectar en esa cámara un aislante a granel (como celulosa o lana mineral) a través de pequeñas perforaciones. Se rellena todo el hueco, creando una barrera aislante muy efectiva sin apenas molestias.
- Aislamiento por el interior (trasdosado): cuando no es posible actuar por el exterior (por normativas de la fachada, por vivir en un piso, etc.), podemos aislar desde dentro. Consiste en instalar planchas de aislante directamente sobre el muro interior y cubrirlas con una nueva placa de yeso laminado (pladur). Es muy eficaz, aunque tiene el inconveniente de que se pierden unos centímetros de espacio útil en la estancia.
- Actuar sobre la cubierta: el tejado es la superficie que más radiación solar recibe. Aislar la cubierta o el falso techo de la última planta es absolutamente crucial. Una capa de aislante bajo teja o sobre el forjado puede reducir drásticamente la temperatura de las estancias superiores. En estos casos, antes de inclinarse por esta solución es importante revisar el estado de la misma para ver la viabilidad o efectividad de la solución.
Un cambio que se nota en el confort y en el bolsillo
Una vivienda bien aislada puede reducir la necesidad de aire acondicionado hasta en un 70%. Esto no solo se traduce en un ahorro económico increíble en la factura eléctrica, sino en un salto cualitativo en confort. Se acabaron las noches en vela por el bochorno si mantenemos la temperatura interior de manera natural, lo que es mucho más estable y agradable de forma natural.
Pero, antes de tomar cualquier decisión en este sentido, es fundamental contar con el asesoramiento de un profesional cualificado. Un técnico o una empresa de reformas especializada podrá realizar un diagnóstico preciso, recomendar la solución a medida más eficaz para cada caso concreto y garantizar un trabajo bien ejecutado que proporcionará confort y ahorro durante décadas en casas y edificios.
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