Con casi 300 tiendas en todo el mundo y unas ventas de más de 32.000 millones de euros, la empresa sueca sigue creciendo gracias a un modelo simple: acabar con el terror de salir a comprar cosas para casa.
¿Por qué Ikea batió en poco tiempo a las viejas tiendas de muebles? ¿Cuál es la clave de que siga creciendo? ¿Se puede copiar su modelo? Todo se basa en que Ikea acabó con estos 10 problemas.
Problema número 1: ir de compras. ¿Ir a la tienda de muebles? Eso era una tortura. Suponía pasarse una tarde o un sábado entero mirando muebles en una tienda aburrida y angosta, donde todo parecía una tortura. Ikea lo ha convertido en un parque temático donde no se va de compras sino se pasea.
Problema número 2: saltar de una tienda a otra. Primero los muebles en una tienda. Las lámparas en otra. Las alfombras en aquella. Los manteles en la de más allá. Con sus miles de referencias y sus gigantescas tiendas, Ikea lo puso todo en un mismo sitio.
Problema numero 3: el precio. Una cama, un sofá, una mesa de comedor… Solo se podía comprar poco a poco porque cada pieza costaba un dineral. Pero llegó Ikea con sus precios revolucionarios y tiró los precios abajo.
Problema número 4: el montaje. Nadie quería montar muebles porque eso era para los montadores especializados. Mejor pagar por ello. Pero llegaron esos muebles con unas instrucciones universales basadas en ideogramas y figuras, sin texto, que todos comprendíamos. Entonces, el ‘móntelo usted en un pis pas’, y arrasó. De repente, nos convirtió a todos en ‘manitas’.
Problema número 5: ni un trago. Uno se pasaba la tarde viendo muebles y lámparas, en una fábrica a las afueras de la ciudad, donde no había un simple bar. Pero las cafeterías de Ikea con sus exóticas albóndigas suecas, su puré, y su mermelada, convirtieron el final de la compra en un premio. Y encima, puedes comprar galletas de canela y cebolla frita. ¿En qué mueblería venden cebolla frita?
Problema número 6: los codazos. Todo el mundo en la misma tienda al mismo tiempo, donde no había sitio para los seres humanos, convertían el acto de comprar en un campo de concentración. Ikea te decía por dónde caminar, hacia dónde salir, y además, con grandes espacios para moverte a tus anchas.
Problema número 7: muebles para siempre. Un vez que comprábamos esa mesa de comedor, era para toda la vida. Año tras año, con los mismos muebles. Duros, sí, pero que se volvían anticuados. Ikea cambió ese concepto por el de ‘usar y tirar’. Al ser más baratos, podías cambiarlo en, digamos, diez años. Luego comprabas otros y te sentías como si renovaras toda tu casa.
Problema número 8: los niños latosos. La gente iba con niños de todos los tamaños y tenía que cargar con ellos durante la compra. De arriba para abajo. Ikea les puso guarderías, y entonces las parejas jóvenes se podían dar el gusto de elegir sin tener que buscar al niño que se había perdido en la sección de cortinas.
Problema número 9: el horroroso diseño. Comprar muebles de diseño era para los ricos. El resto se tenía que conformar con muebles ‘pret-a’porter’ que no eran muy hermosos. Los diseñadores suecos llegaron con su estilo ‘zen’ de muebles prácticos y modernos, desde mesas de maderas innovadoras, hasta cubiertos de colores, que nos hicieron pensar que todos éramos ricos.
Problema número 10: tu provincianismo. Comprar un mueble en donde siempre era sano pero tú te quedabas con tu experiencia provinciana. En cambio, ir a Ikea es como ir al gran supermercado de la ONU. Sabes que la lámpara Riggad o el sillón Finntorp, lo puede estar comprando en ese mismo momento Lady Gaga en Nueva York. ¿No es chic? Además, luego los veías en tus series de televisión norteamericanas favoritas: ¡mira, el edredón Rodtoppa!
Post data: el único problema que no ha podido superar Ikea es el de la claustrofobia de estar metido en una tienda sin luz natural, con pasillos interminables, y con una salida a la que no se llega fácilmente.
2 Comentarios:
entro por la salida,
miro las ofertas "muebles deteriorados"
y me largo coriendo depues del hotdog a 1€,
para no aguantar a la peňa.
Las tiendas son fabulosas, me vuelvo loco cada vez que voy, los muebles preciosos, sencillos, modernos, en fin IKEA es una pasada, par mí la mejor tienda del planeta.
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