Cada vez son más los diseñadores que se apuntan a experimentar con lo que la mayoría de los mortales pierde de vista al tirar de la cadena: las heces fecales. Si te desagrada la idea, pese a que utilices con frecuencia el ‘emoji’ de la caca sonriente, quizá cambies de opinión cuando conozcas algunos proyectos que reutilizan los excrementosde animales para crear bellos muebles, logrando además que la fabricación sea respetuosa con el medio ambiente.
Adital Ela
Cuando lo sostenible casa con lo bello
Después de investigar los usos del estiércol de vaca, Sanelisiwe Mafa, estudiante de diseño de productos en la Universidad de Birmingham, puso en práctica sus conocimientos elaborando enseres útiles para el hogar a partir de desechos orgánicos. Una de las ventajas es que pueden ser moldeados fácilmente durante la construcción, por lo que se consiguen formas y tamaños diferentes.
Pero la joven tenía una aspiración innovadora. “Sabía que la mayoría de los diseños de materiales orgánicos no terminan teniendo un buen aspecto, a pesar de que envían un buen mensaje, y no quería que mis diseños siguieran el mismo patrón. Quería diseñar algo que la gente quisiera comprar y tener en sus hogares”, comenta.
Mafa acaba de conseguir ese propósito: ha creado una gama de taburetes y macetas con estiércol de vaca y soportes de madera. La universitaria se ha asegurado incluso de que sus muebles sean reutilizables, ya que el estiércol puede volver a emplearse de nuevo como abono.
La línea aún no ha salido pero a la venta, pero Mafa ya ha dejado caer que el proyecto irá más allá. Así que tal vez dentro de un tiempo tengamos la oportunidad de apoyarlo adquiriendo uno de estos muebles sostenibles.
Sanelisiwe Mafa
Lámparas y taburetes de estiércol
Además de esta estudiante de la Universidad de Birmingham, Adital Ela, natural de Tel Aviv, también crea diseños sostenibles con residuos orgánicos. Profesora en la Facultad de Diseño de HIT (Holon Institute of Technology) de Israel, ha desarrollado varios proyectos para “incorporar el conocimiento indígena al diseño sostenible”.
Adital Ela
Uno de ellos es Terra, una línea de taburetes hechos de estiércol de vaca y tierra a través de un antiguo proceso de compresión. Lámparas de pared hechas de compost también componen la colección de Terra, con colores que reflejan claramente su origen. Lo mejor de este mobiliario es que es renovable y biodegradable, además de no necesitar energía artificial para su fabricación. De esta forma, si alguna vez te aburres de los taburetes, puedes convertirlos en un producto totalmente nuevo y diferente.
La filosofía de este proyecto se basa en idear enseres que sean únicos, peculiares y, sobre todo, que tengan un toque natural. De hecho, la diseñadora tiene como objetivo mostrar hábitos de vida nuevos que inviten a reformular las conexiones entre el ser humano, los objetos y el entorno.
Adital Ela
Recogedores de agua de lluvia para las residencias, productos caseros hechos de ropa de segunda mano o lámparas portátiles con forma de molino que captan la energía eólica son otros de los proyectos de esta diseñadora. A través de su investigación, en la que recurre a antiguas técnicas, desarrolla nuevos objetos para lograr un futuro mejor.
El museo que exhibe excrementos
Estas diseñadoras no son las únicas que experimentan con excrementos. Desde 2007, en la granja Castelbosco, ubicada en la provincia de Piacenza (al norte de Italia) el estiércol es materia de exposición. Giantonino Lucatelli, su propietario, decidió aprovechar los excrementos de sus 2.500 vacas no solo para producir fertilizantes o aprovechar el gas metano que expulsan los rumiantes para producir energía, sino también con el fin de mostrar obras de arte contemporáneo hechas de mierda, literalmente.
The Shit Museum
Así que, junto al arquitecto Luca Cipelletti, el artista Gaspare Luigi Marcone y el coleccionista de arte Massimo Valsecchi, abrió el Shit Museum (Museo de la Mierda) en diez salas de un castillo, en las que se exhiben pinturas, artilugios y vídeos sobre las heces fecales. El espacio pone en venta productos para el hogar como jarrones, platos, tazas de café y macetas compuestos de estiércol y arcilla que pasan por un proceso de cocción al horno. El resultado es lo que ellos llaman ‘merdacotta’ (‘mierda horneada’).
Los diseños son sencillos y clásicos, sin adornos que desvíen la atención. El único aderezo que poseen es el logotipo del museo, un proyecto que ganó el año pasado el Milano Design Award. Si te ha picado la curiosidad y quieres visitar esta original muestra, tal vez dudes de si podrás soportar el olor. Según un periodista del New York Times, la fragancia que desprende está lejos del material original. De hecho, el aroma se parece más bien al de la tierra.
Los diseños son sencillos y clásicos, sin adornos que desvíen la atención. El único aderezo que poseen es el logotipo del museo, un proyecto que ganó el año pasado el Milano Design Award. Si te ha picado la curiosidad y quieres visitar esta original muestra, tal vez dudes de si podrás soportar el olor. Según un periodista del New York Times, la fragancia que desprende está lejos del material original. De hecho, el aroma se parece más bien al de la tierra.
The Shit Museum
En realidad, la idea no es nueva: antiguamente, ya se utilizaban los residuos orgánicos para fabricar ladrillos con los que construir viviendas. De la misma forma, Castelbosco aprovecha los 150.000 kilos de excrementos que depositan las vacas cada día para construir enseres.
Firme defensor del ‘back to basics’ (‘volver a lo básico’), el arquitecto Luca Cipelletti destaca que la arcilla hecha de excrementos se puede entender hoy como “una tecnología de vanguardia” que contribuya a afrontar el cambio climático. ¿Nos sentaremos en el futuro en un sofá de excrementos e incluso viviremos en casas con paredes de estiércol?
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