Desde la elección de materiales y acabados saludables a la mejora de la eficiencia energética, cada vez existe más conocimiento y conciencia en todo lo que tiene que ver con el hogar. “Igual que aumenta la demanda de productos ecológicos o el interés por la salud, el bienestar o la educación, también crece la conciencia de que el lugar en el que vivimos influye en nuestro bienestar y salud. Además, entendemos mejor que nuestras decisiones tienen un impacto sobre el planeta. Por eso, cada vez más personas priorizan su bienestar, su salud y el cuidado medioambiental”, dice Jade Serra, cofundadora junto con Víctor Vergés de Slow Studio: especializados en neuroarquitectura y reformas sostenibles.
Se debe reutilizar todo lo que sea posible
Ese concepto de economía circular pasa por no desechar nada. Plantéate qué puedes recuperar, desde rodapiés a molduras, incluso suelos, puertas, la carpintería de las ventanas y, desde luego, el mobiliario. Lo que no puedas reusar, véndelo o, incluso mejor, dónalo. Además, escoge materiales reciclados.
Es importante escoger materiales y acabados saludables
Desde pinturas ecológicas sin compuestos volátiles a aislamientos naturales, como el corcho, y la madera certificada FSC, “la principal ventaja de usar materiales saludables es que respetan la salud de las personas y del planeta. Cuando se utiliza un producto con un impacto negativo en la salud o en el medio ambiente, normalmente se hace para ahorrar costes o tiempo. Pero ese ahorro, en realidad, impactará en las generaciones futuras, que sufrirán los efectos del cambio climático y de la crisis ambiental”, asegura Serra.
Mejorar el aislamiento en la vivienda implica disfrutar de un hogar más sostenible
Una de las actuaciones más recomendables es instalar unas ventanas con rotura de puente térmico o con doble acristalamiento y marcos eficientes. “Mejorar los cerramientos, garantizar una mayor estanqueidad y aumentar el aislamiento exterior son medidas fundamentales para que la casa funcione con poca necesidad de energía”, comentan desde Slow Studio. También se pueden hacer cosas más pequeñas, pero eficientes, como instalar un burlete en la puerta de la calle para que no se cuele el aire y mejorar el confort sin tener que tirar tanto de la calefacción o del aire acondicionado.
Hay que elegir electrodomésticos eficientes y apostar por energías renovables
No nos queremos olvidar de algunas cuestiones básicas como, por ejemplo, escoger electrodomésticos clase A, cuyo consumo es menor. Otras cosas, como instalar iluminación LED y, desde luego, servirse de la domótica para programar horas uso de la luz o la calefacción, reducirán drásticamente el consumo. Finalmente, es buena idea incorporar energías renovables, como la aerotermia o placas solares.
La clave está en ahorrar antes de producir
“Que la vivienda pueda funcionar con el clima exterior, tanto en invierno como en verano, sin necesidad de recurrir constantemente a la climatización activa, debe ser siempre la prioridad”, apunta la arquitecta, que para cualquier reforma recomienda “basarse en los principios de la arquitectura bioclimática: aprovechamiento y protección solar, aislamiento, hermeticidad, inercia térmica y ventilación cruzada”.
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