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Es algo que parecería imposible, pero ciudades como  Estocolmo, Copenhagen, Londres o Amsterdam van a crecer en los próximos quince años a niveles similares que economías emergentes como India y por encima de ciudades con mercados inmobiliarios al rojo vivo como Hong Kong.

Según datos de Naciones Unidas, en 2030 la población de Oslo, capital noruega, habrá crecido un 32% con respecto a 2010, por encima  de las proyecciones esperadas para la India o México, mientras que Madrid teniendo en cuenta los datos de Naciones Unidas y los del INE podría crecer hasta 2030 cerca del 9%, por encima de la evolución demográfica de China.

Según John Danes, director de Análisis Inmobiliario en Europa para el fondo de gestión de activos Aberdeen, esto hace prever que el mercado inmobiliario europeo tomará una senda ascendente durante años con un claro patrón: fuerte demanda en todo tipo de inmuebles (residencial, oficinas o logístico) con carencias en el lado de la oferta.

"Consideramos que los mercados europeos están por debajo de su potencial", explicaba esta semana en analista de Aberdeen a un grupo de inversores en un evento informativo en Madrid.

Esas características auguran un futuro de precios alcistas en las principales capitales europeas hasta, al menos 2030, pese a que ciudades como Ámsterdam, Londres o París ya sufren problemas de accesibilidad para la vivienda y precios en alzas constantes.

Las perspectivas de Aberdeen para España son positivas tanto en desempeño económico, como en lo que respecta al sector inmobiliario tanto residencial como de otra índole. "Por el momento los inversores están a la espera y en pausa", señala Danes en referencia a la incertidumbre política en Cataluña, uno de los nubarrones que podrían ensombrecer estas previsiones.

Pese a que el Viejo Continente, al igual que España, están abocados al envejecimiento y a una caída de la población, las ciudades europeas mantendrán la vitalidad demográfica, tanto por la inmigración interna como externa. Ciudades como Berlín saben muy bien lo que significa un aumento de la presión demográfica en su mercado inmobiliario y la repercusiones que tiene en la subidas de precios.

Para inversores esta presión demográfica es indicativo de mercados del lujo más sólidos, comercio minoristas y alquiler de oficinas con retornos estables y sostenidos y ciudades dinámicas y económicamente pujantes.

La falta de oferta, especialmente cuando se refiere a vivienda residencial, podría también significar un mercado del alquiler por las nubes y precios del metro cuadrado en constante subida con un competencia entre el comprador que buscan residencia y el que busca una inversión rentable.

Las ciudades europeas, que aún se recuperarn de largos años de crisis económicas, sobre todo en la periferia de la Eurozona, podrían verse más pronto que tarde a medidas como las que se han tomado en Canadá, Nueva Zelanda o Singapur, donde se han instaurado barreras a la inversión extranjera en ladrillo para evitar crisis de vivienda, especialmente entre los compradores más jóvenes y más vulnerables.

 

* El cálculo de crecimiento demográfico de Madrid se hizo teniendo en cuenta que en 2030, según la ONU, el 87% de la población en España será urbana. Según proyecciones del INE, la Comunidad de Madrid experimentará un aumento de población de más de 300.000, por lo que si se mantienen las proporciones la zona metropolitana de Madrid asumiría unos 288.000 nuevos habitantes en 2030 por encima de la cifra de 2016. En Barcelona, en base a los mismos cálculos los cambios serían prácticamente nulos.

 

 

 
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