La lonja de Ribeira, en A Coruña, (dicen de ella que es de las más importantes en pesca de bajura de Europa), es también una de las que recibe mayor variedad de especies: bacaladilla, jurel, merluza, calamar, sepia, pulpo, nécora, besugo, lenguado, rodaballo, sargo… Visitarla antes de la subasta de las 18.30 (hay varias a lo largo del día, la de esa hora es la del pescado variado y es una de las más animadas) es un deleite para la vista: cajas y cajas de pulpos, rayas, lubinas, pez San Pedro…
Alguna vez se cuela incluso alguna una especie rara, como la quimera común (Chimaera monstrosa) cuyo nombre viene de su aspecto monstruoso, como el de la quimera de la mitología griega, un híbrido entre león y macho cabrío… Suena horroroso y además, es un pescado sin valor comercial.
Estamos en las instalaciones de la nueva lonja, obra del estudio Díaz y Díaz Arquitectos, que concibieron el espacio como un contenedor con dos áreas diferenciadas en sus dos plantas principales. Un edificio moderno, que se identifica rápidamente en la zona portuaria de la ciudad y que cuenta con una superficie de 22.500 m2. Además, no solo es espacio de trabajo, sino que también cuenta con una zona de disfrute para el peatón, con zonas de paseo y terrazas desde las que contemplar la ría de Arousa.

“En la nueva lonja hay muelles de carga que antes no había. También, un sistema de climatización para que el pescado mantenga las condiciones mucho mejor. Y después también se facilita el tema de la trazabilidad del pescado”, explica José Antonio Vilar, jefe de lonja. En la antigua además, el público tenía acceso libre al recinto, sin limitaciones y esto ha cambiado, y no solo ahora por razones de la Covid: “Antes no existía el control de accesos. En esta lonja sí y aunque el público general puede venir a verlo, viene de forma controlada, hacemos visitas guiadas”, dice Vilar.
¿Qué hace diferente esta lonja de otras de España? “Lo que la diferencia sobre todo es el volumen, tanto el volumen en número de kilos como en volumen en especies, como en número de compradores acreditados, número de embarcaciones que desembarcan… llegamos a mover hasta 42 millones de kilos de pescado al año. Tenemos más de 250 compradores acreditados, unas 400 embarcaciones distintas a lo largo del año. Son volúmenes grandes en todos los aspectos”, afirma Vilar.
Pero, ¿qué se entiende por pesca de bajura? “Es una pesca en la que las embarcaciones suelen venir todos los días a tierra a traer sus productos. Aparte, no se alejan demasiado de la costa, aunque hay embarcaciones que traen su producto desde sitios como el País Vasco, por ejemplo. En definitiva, es pesca del día”.

Subastas todo el día
La lonja está operativa cinco días y medio a la semana, las 24 horas del día. “Aquí hay subastas prácticamente todo el día, a partir de las ocho de la mañana tenemos la subasta del cerco que se suele pescar de madrugada y se viene a vender por la mañana. A las tres de la tarde está la subasta de la almeja. Luego, a las seis de la tarde, los crustáceos, y a las seis y media es cuando se subasta el variado, que es la gran cantidad de pescado de diferentes especies. Es la subasta más espectacular, porque esa es la que se juntan todos los compradores y se hacen varias subastas, que son cantadas, a la vieja usanza. Y luego viene el arrastre y a la noche vuelve a venir el cerco que se pesca a última hora de la tarde o a primera de la noche, con lo cual es un continuo. El pescado llega, se pesa y tiene que despacharse lo más rápido posible porque estamos hablando de productos perecederos”, detalla.
Una subasta cantada es la que realizan los compradores a viva voz. “Empieza por un precio alto y se va cantando el precio a la baja hasta que el comprador para cuando llega al precio que estime oportuno”, dice. Damos fe de que aquello es una algarabía de voces y asombra que puedan enterarse de las cantidades…

El año pasado la lonja vendió alrededor de 32 millones de kilos de pescado. En euros, la cantidad es similar: “Porque nuestras especies principales tienen un valor económico bajo, como la bacaladilla, y el precio medio suele ser de un euro y pico”.
En la lonja de Ribeira trabajan alrededor de 1.200 personas: “Como centro económico, es una de las empresas más importantes de esta zona. Competimos en número de personas con las conserveras de por aquí”, finaliza Vila. En la misma localidad hay varias conserveras como la gallega Frinsa, Pescanova también tiene allí instalaciones.
Y, ¿qué opina sobre eso de que Madrid es la plaza con el pescado más fresco de España? “No dudo (risas) que tendrán el pescado fresco, pero después de que nosotros lo saquemos de aquí”.

Dejamos la lonja con el mismo nivel de actividad que cuando llegamos: tras las subastas, los compradores se llevan sus adquisiciones a las zonas de limpiado. Otros llegarán después para las siguientes subastas, los barcos, que suelen ser pequeños, con 2/3 personas a bordo, seguirán dejando lo que hayan capturado las horas antes… La lonja no duerme.

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