Algunas cabañas rurales guardan de forma bastante fiel la tradición arquitectónica del lugar en el que se levantan. Otras, en cambio, suponen un soplo de aire fresco en el que la innovación es el punto principal sobre el que se ha desarrollado el diseño. En un punto intermedio entre ambos extremos se encuentran Kaggeboda, un proyecto de los arquitectos del estudio Andrén Fogelström.
Si bien en su estética, sobre todo en las formas, se puede vislumbrar elementos típicos, la innovación la encontramos en la forma en que divide su espacio habitable a pequeña escala en tres estructuras separadas, todas a pasos una de la otra. El resultado es este bonito complejo que destaca por su carácter innovador y la descentralización del espacio, por lo que, aunque es cierto que se construyó hace ya algunos años, su aspecto es profundamente vanguardista.
No desmerece en nada, además, el entorno en el que se encuentra. Ubicada en Norrtälje, Suecia, en un bosque en el archipiélago de Estocolmo, las cabañas de Kaggeboda están dispuestas en esquinas opuestas de una plataforma de madera. Aunque varían en tamaño tienen la misma forma y se usaron los mismos materiales. Con un total de 62 m2, cada cabaña está dedicada a un uso diferente y al mismo tiempo crea un todo funcional.
El más grande de los tres edificios utiliza un plano de planta abierto que consta de un dormitorio, una sala de estar, un comedor y una cocina, todo organizado alrededor de una estufa de leña central y una chimenea de ladrillo. Las generosas ventanas del suelo al techo, las puertas corredizas de vidrio y una gran claraboya directamente sobre el fregadero brindan mucha luz y se destacan por las paredes, techos y pisos de madera contrachapada de abedul color trigo. El almacenamiento está hábilmente escondido detrás de las puertas de los gabinetes hechas del mismo material para lograr un interior fresco y sin costuras.
La segunda cabaña contiene un estudio que funciona como una habitación de invitados con una pequeña terraza privada que conduce al bosque de abajo. Y el más pequeño es una especie de cobertizo, que alberga almacenamiento para herramientas y madera, pero fue diseñado para convertirse en un baño si es necesario. En la plataforma entre las tres cabinas hay áreas de descanso al aire libre y, sobre todo, una cocina al aire libre.
“Un exterior oscuro y serio contrasta con el cálido interior”, explican en su web. En efecto, los tres edificios están revestidos con la misma madera contrachapada ennegrecida con juntas de listones, mientras que las puertas, los techos y los marcos de las ventanas están hechos de chapa marrón. El aspecto industrial oscuro de los tres contrastes exteriores con sus interiores más suaves y ligeros.
En ese espacio, encontramos el mobiliario construido en el sitio. Entre ellos, un amplio sofá, cama, cocina americana y chimenea de obra vista. Prueba de cómo se han cuidado los detalles y la relación entre materiales es la forma en la que las puertas de los armarios se funden con la pared y la existencia de una claraboya que crea luz y espacio alrededor del fregadero.
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