Con una asumida nueva subida de tipos en el horizonte por parte del Banco Central Europeo (BCE) para frenar la inflación, parece que los economistas no llegan a ponerse de acuerdo sobre cuándo se producirá la misma. Los expertos se reúnen la próxima semana, momento en el que anunciarán su decisión, pero muchos ya anticipan una pausa previa a que la tasa de depósito alcance un 4% récord para octubre (se encuentra en el 3,75%).
Mientras, la división entre los economistas parece verse reflejada en las apuestas de mercado, donde la posibilidad de que la próxima semana se produzca una nueva subida alcanza el 40%, y que los tipos suban a finales de año alcanza un 70% de probabilidad.
Asimismo, mientras el mayor endurecimiento monetario del Banco Central Europeo parece estar llegando a su fin, las opiniones sobre los próximos pasos a tomar parecen divididas también en el Consejo de Gobierno. En este sentido, la opinión del gobernador del Banco Central de Eslovaquia, Peter Kazimir, que cree necesaria una nueva subida este jueves para asegurar que la inflación alcance el objetivo del 2%, choca frontalmente con la de Mario Centeno, gobernador del Banco Central de Portugal, que avisa de los riesgos que podría suponer un exceso de endurecimiento para una economía europea tambaleante.
Los encuestados confían en el criterio del BCE
Cabe señalar la confianza de los encuestados sobre la futura decisión, que consideran que, a pesar de las dudas, será la correcta. De esta forma, cuatro de cada cinco creen que el BCE no frenará las subidas demasiado pronto, pero tampoco endurecerá excesivamente la política monetaria.
Por otra parte, las predicciones de junio para 2025 mostraban una inflación del 2,2% excluyendo los alimentos y la energía, lo que se sitúa por encima del objetivo marcado. No obstante, los analistas no llegan a un acuerdo sobre la posibilidad de que estas predicciones se confirmen en septiembre o, por el contrario, mejoren. En cualquier caso, sí parece claro que mostrarán una economía debilitada tanto a lo largo de este año como durante el siguiente.
La inflación alemana, que ha alcanzado el 6,4% a pesar de su posible entrada en recesión, parece confirmar esta tendencia económica. Así, el BCE parece más preocupado por la imposibilidad de controlar la inflación que por una posible entrada en recesión de la economía, como ha señalado Piet Christiansen, estratega jefe de Danske Bank.
A pesar de ello, existe la posibilidad de una decisión intermedia en el caso de que se lleve a cabo una política de tipos menos agresiva y, a su vez, se realice una rápida reducción de las reservas de bonos del BCE. La proporción de aquellos que creen posible por parte de la entidad una reducción de su cartera de obligaciones más antiguas junto con refinanciaciones se ha elevado al 43% desde un 37% registrado con anterioridad. De la misma forma, la mayoría prevé que las refinanciaciones continúen incluso cuando los tipos de interés comiencen a disminuir.
En cualquier caso, sea cual sea la decisión del Banco Central Europeo la próxima semana, parece claro que Christine Lagarde continuará centrada en los tipos de interés para controlar la inflación.
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