La Basílica de Santa Sabina, una de las más antiguas de Roma, sigue siendo uno de los edificios paleocristianos mejor conservados de la capital italiana. Se encuentra en una de las zonas más encantadoras de la ciudad, enclavada en el Monte Aventino, en la orilla izquierda del Tíber y frente al monte Palatino.
Con el objetivo de conocer la historia y las características únicas de esta iglesia, idealista/news Italia ha entrevistado a Ilaria Delsere, arquitecta de la Superintendencia Especial de Roma y supervisiora de su reciente remodelación.
La fundación
La Basílica de Santa Sabina, ubicada en el Monte Aventino, está en una posición ligeramente más descentralizada respecto a las otras colinas, pero frente al Monte Palatino, una zona caracterizada por importantes restos arqueológicos preexistentes, como es visible también en la propia basílica.

“La basílica fue fundada en el siglo V por el presbítero Pedro, originario de Iliria (una antigua región italiana), durante el pontificado de Celestino I, como recuerda la inscripción del mosaico que se encuentra en la fachada", ha declarado Ilaria Delsere.
Esto queda atestiguado, no solo por la inscripción que aún se encuentra en la basílica, sino también por el Liber Pontificalis, un documento que recopila las reseñas biográficas de los primeros papas, el cual asegura que esta basílica contaba con una pila bautismal que aún no ha sido encontrada.

“La decoración original de la basílica, que aún hoy podemos ver parcialmente, está atestiguada por la inscripción en mosaico en la parte posterior de la fachada, en la que podemos ver el recuerdo que representa la Ecclesia ex circumcisione (cristianos judíos) y la Ecclesia ex gentibus (cristianos no judíos)", ha comentado.
Nos encontramos en los inicios del cristianismo, por lo que este es un testimonio muy importante para nosotros, ya que representa la unidad de la Iglesia cristiana.
Evoluciones históricas
La decoración original de la iglesia, que aún se pueden ver, consisten en la inscripción en mosaico de la contrafachada. Además, cuenta con columnas expoliadas, por lo que proceden de un importante templo situado en el Aventino.

Una segunda fase muy importante en la historia de la basílica tuvo lugar entre finales del siglo VIII y principios del IX, con la campaña de restauración de principios de la Edad Media. El Papa León III mandó restaurar la techumbre de la basílica, y su sucesor, Eugenio II, dotó a la iglesia de un importante mobiliario, como el coro altomedieval con los cimientos de mármol que podemos ver a día de hoy, aunque no en su forma original.

Sin embargo, entre 1585 y 1587, Sixto V realizó importantes obras que transformaron por completo la basílica con respecto a la que vemos hoy.
La obra fue extensa: se retiró el falso techo, se desmanteló el coro medieval temprano, se utilizaron las losas de mármol para construir la escalinata del presbiterio y se transformó en una iglesia barroca.
Otro testimonio importante del primer periodo cristiano de la Basílica es la famosa puerta de madera, que muestra una de las primeras representaciones de la crucifixión.

Durante las obras del siglo XVI llevadas a cabo por Sixto V, también se cerraron las numerosas ventanas de la nave central y se reredujeron a tres, frente a las cinco inciales, las que rodeaban los laterales.
Por otro lado, los frescos también datan del siglo XVI, como el de Federico Zuccari, ahora en el ábside, donde se atestigua que originalmente existía decoración en mosaico. Además, las dos capillas laterales de Santa Caterina y San Jacinto, también son ricas en obras de los siglos XVI y XVII.

La experta también destaca que "la apariencia actual de la Basílica se debe al arquitecto Antonio Muñoz, autor de dos importantes proyectos de restauración en la primera mitad del siglo XX, el primero entre 1914 y 1919, el segundo en la década de 1940."
Muñoz, en estrecha colaboración con el padre Berthier, sacerdote dominico, dado que esta iglesia había sido confiada a los Padres Dominicos desde 1219 por el Papa Honorio III, se propuso reconstruir la apariencia de la Basílica según sus formas originales, ha afirmado Delsere.

A día de hoy, se encuentra completamente restaurada: "La nueva iluminación de la Basílica fue diseñada por la compañía Eco Tech Engineering, y construida por ZP Electronic, pero el proyecto fue supervisado paso a paso, hasta el último detalle, tanto en diseño como en construcción, por la Superintendencia Especial de Roma, ha recordado la arquitecta, quien fue responsable de esta resaturación.

Además, "las próximas intervenciones previstas por la Superintendencia, incluirán la restauración del coro altomedieval y varias investigaciones específicas de las superficies de las naves central y laterales de la basílica, están destinadas no solo a limpiar las superficies, sino también a investigar posibles restos de la decoración original", ha concluido Delsere
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