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La Steel House, situada en la costa central de Chile, se concibe como una estructura liviana que minimiza su impacto sobre el paisaje al elevar toda la vivienda.
Steel House Cristóbal Palma / Estudio Palma

Desde que Le Corbusier fundamentó los pilotes, que permitió transformar toda la arquitectura contemporánea, numerosos estilos y tendencias han ido reformulando esa idea hasta crear soluciones totalmente ingeniosas.

En entornos naturales, este tipo de estructuras permite sortear pendientes pronunciadas, proteger el terreno, escapar del riesgo de inundaciones y, sobre todo, ofrecer vistas ininterrumpidas que serían imposibles desde una construcción tradicional apoyada en el suelo.

Desde proyectos icónicos en Japón y en centroeuropa hasta viviendas en montañas latinoamericanas, estas casas suspendidas han demostrado que elevarse sobre el terreno responden más a una declaración estética que a una respuesta técnica. O así lo parece la Steel House, en la costa central de Chile, que lleva este concepto a un nivel extremo, creando una vivienda que parece mantenerse en equilibrio sobre un conjunto de columnas de acero.

La ligereza física se traduce visualmente en una sensación de ingravidez, reforzada por la sombra proyectada bajo la vivienda y la mínima huella de apoyo.
Ligereza física Cristóbal Palma / Estudio Palma

Una casa suspendida

Ubicada en un paraje de fuerte pendiente frente al Pacífico chileno, la Steel House, obra del estudio Max Núñez Arquitectos, se concibe como una estructura liviana que minimiza su impacto sobre el paisaje al elevar toda la vivienda sobre un sistema de columnas delgadas que se distribuyen siguiendo la geometría del terreno. Esto permite que la casa “se pose” sobre el lugar sin alterarlo, casi como si fuera una pieza temporal.

Los espacios comunes, formados por el salón, el comedor y la cocina, se encuentran en la segunda planta.
Espacios comunes Cristóbal Palma / Estudio Palma

La volumetría principal se organiza como un paralelepípedo alargado, compuesto por un marco estructural metálico y paneles ligeros que reducen el peso total. Esta ligereza física se traduce visualmente en una sensación de ingravidez, reforzada por la sombra proyectada bajo la vivienda y la mínima huella de apoyo. Según el estudio, la intención fue que la casa “se elevara para buscar la vista” en lugar de imponerse directamente sobre el terreno.

El acceso se plantea desde la parte alta del terreno, de modo que el visitante entra casi a nivel del suelo original antes de descubrir que todo lo que le rodea está suspendido varios metros por encima de la pendiente. Desde allí, la casa se abre mediante grandes superficies acristaladas que capturan las vistas panorámicas del océano y la luz costera cambiante.

Los grandes ventanales y los volúmenes elevados propician un interior donde la luz natural se multiplica y se filtra desde varios ángulos a lo largo del día.
Grandes ventanales Cristóbal Palma / Estudio Palma

La estructura metálica, visible en gran parte del interior, actúa como recordatorio de la estrategia constructiva: un esqueleto afinado que sostiene y se muestra a la envolvente. Además, su resistencia, capacidad de prefabricación y flexibilidad ante el viento y la humedad costera lo convierten en el material idóneo para una vivienda elevada.

La estructura siempre visible

En el interior, la vivienda mantiene una organización lineal que sigue la geometría del volumen. Los espacios comunes, formados por el salón, el comedor y la cocina, están dispuestos en el tramo con la máxima apertura visual hacia el Pacífico, en la planta superior, mientras que los dormitorios ocupan los extremos del volumen, manteniendo privacidad sin renunciar a las vistas.

Los dormitorios ocupan los extremos del volumen, manteniendo privacidad sin renunciar a las vistas.
Dormitorios Cristóbal Palma / Estudio Palma

Para el estudio, “la continuidad espacial se refuerza mediante una serie de aperturas que permiten ver de lado a lado de la casa, generando la sensación de estar suspendido en un mirador continuo”.

La estructura metálica a la vista se convierte en un elemento estético fundamental, marcando módulos, ritmos y proporciones. En palabras del estudio, la casa debía expresar “una lógica estructural clara”, donde cada columna, viga y panel participaran de un sistema coherente que el visitante pudiera leer fácilmente.

La estructura metálica a la vista se convierte en un elemento estético fundamental, marcando módulos, ritmos y proporciones.
Estructura metálica Cristóbal Palma / Estudio Palma

Esta claridad constructiva también afecta a la iluminación: los grandes ventanales y los volúmenes elevados propician un interior donde la luz natural se multiplica y se filtra desde varios ángulos a lo largo del día.

Para el estudio, la clave fue que la casa “se elevara para buscar la vista” en lugar de imponerse directamente sobre el terreno.
Buscando la vista Cristóbal Palma / Estudio Palma

La relación entre interior y exterior es directa e inmediata. La sala de estar principal se abre a una terraza suspendida, que prolonga la sensación de flotación hacia el paisaje natural. Desde allí, el océano aparece como un escenario enmarcado por la estructura metálica, reforzando la idea de que la casa es un observatorio privilegiado. 

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