
No hay duda: unas cortinas o unos estores elegidos debidamente dan calidez a cualquier espacio, pero, ¿cuál elegir? En el mercado hay muchísima oferta y no te queda claro por cuál decantarte.
Desde aquí te ayudamos contándote cuáles son las ventajas e inconvenientes de cada uno. Vamos con ello.
Antes de escoger deberás considerar el espacio que tengas y el efecto que quieras conseguir. Unas cortinas visten mucho, pero tiene que tener en cuenta que los pliegues ocupan unos 10 cm delante de la ventana y como suelen llegar hasta el suelo, deberás considerarlo si quieres poner muebles al lado.
Si pones cortina, ten en cuenta las diferentes confecciones: cada una tiene un estilo. Suelen ser más juveniles las que vienen con pinzas (que resultan muy cómodas de quitar y poner) y dan un aire informal. Los ollaos dan cuerpo a los tejidos y generan un efecto recto.
Más clásicas son las de tablas, muy adecuadas para telas gruesas y con caída. Su efecto es más clásico y elegante. Las fruncidas van muy bien para los ambientes campestres.
Los estores suelen cubrir únicamente la ventana. También puedes combinar los dos.
¿Lisos o estampados? Los lisos no suelen fallar y van con todo. Los coloridos son más complicados de combinar. En cuanto a colores, los que mejor quedan son los neutros: arena, gris, blanco roto, beige…
Hay tejidos que potencian la luz: por ejemplo, en las cortinas, el lino. Su trama abierta deja pasar la luz sin problemas. Además, el brillo de esta fibra aumenta la claridad pero sin deslumbrar. En estores va muy bien el screen. El grado de apertura (que va del 0 al 10%) indica la cantidad de luz que deja pasar. El ideal es el grado medio, un 5%.
Ojo que hay una serie de errores que cometemos muy fácilmente y que suelen empequeñecer las estancias. Por ejemplo, elegir tonos oscuros. También, poner capas: si tienes poco espacio porque la habitación sea pequeña o esté muy amueblada, elige bien cortina o estor, pero no los dos porque cargarán aún más el ambiente.
Y otro error: las cortinas cortas. Lo comentábamos antes, que suelen llegar hasta el suelo. Las cortinas cortas no son nada aconsejables porque empequeñecen las ventanas. Conviene siempre dejarlas a un centímetro del suelo.
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