Fijarse en la luz natural de la que disfruta el dormitorio y adecuar la iluminación a cada zona es clave. También lo es acertar con la temperatura de la luz
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Dormitorio bien iluminado
Dormitorio bien iluminado Pexels

Leer, descansar, vestirse... el dormitorio, como otros espacios de la vivienda, debe disfrutar de una iluminación que satisfaga tanto cuestiones prácticas como aspectos emocionales y nuestro bienestar. En el dormitorio, escoger luces cálidas y regulables favorece que nos relajemos y descansemos mejor. Para conseguirlo, una buena planificación desde el principio es determinante, incluso más teniendo en cuenta que usamos nuestro cuarto a lo largo de todo el día. En este artículo ahondamos en algunos aspectos básicos que se deben tener en cuenta a la hora de iluminar un dormitorio de forma correcta para aprovecharlo mucho más. 

Planifica la iluminación en función de la luz natural de tu cuarto

¿Cuánta luz natural tiene tu dormitorio? Esa es la primera pregunta que debes hacerte. Fíjate en cómo están orientadas las ventanas y en su tamaño; en definitiva, mira bien en qué sitios cuentas con más o menos luz para identificar (y decidir) dónde necesitas luz artificial. Si, por ejemplo, al vestidor o los armarios no llega demasiada luz natural, deberás colocar unos focos para iluminarlos y, probablemente, instalar algún tipo de iluminación (LED, preferiblemente) dentro del armario para poder encontrar lo que necesitas.

Dormitorio bien iluminado
Dormitorio bien iluminado Pexels

Ten en cuenta dónde va el mobiliario y, luego, piensa en la iluminación

Dónde instalar la iluminación también va a depender de las diferentes zonas del dormitorio. ¿Dónde va a ir la cama? ¿Vas a colocar mesillas? ¿Y la cómoda? ¿Quieres una zona de tocador? En función de todas estas preguntas deberás decidir qué tipo de luz prefieres. Si optas por mesillas, quizá te convenga colocar unas lámparas de sobremesa o, por qué no, algún sencillo aplique de formas geométricas –Faro Barcelona, por ejemplo, tiene uno tan atractivo como Timit–; una opción idónea también si has optado por un cabecero de obra. Además, en función de cada zona deberás pensar en un tipo de iluminación u otra. En el tocador, por ejemplo, deberá ser directa para poder arreglarte por la mañana. Lo mismo que si diseñas una zona de lectura, donde será importante contar con una buena luz. En los armarios, como ya decíamos, lo mejor es instalar focos o unas tiras de LED en el interior.

Intenta que la iluminación sea suave y se adapte a cada momento del día

Insistimos en que en el dormitorio es muy importante generar un ambiente agradable y adecuado a cada momento del día. El concepto del dormitorio como lugar refugio es clave en el interiorismo actual y la luz debe adecuarse a diferentes situaciones y estados de ánimo. De noche, al volver del trabajo, es buena idea que la iluminación transmita sensación de relax y tranquilidad. Diseñar una atmósfera envolvente invitará a leer un rato antes de irse a la cama, por ejemplo. En general, se recomienda una intensidad de luz de 2700 Kelvin, que es una luz cálida, pero cada vez más profesionales se interesan por el impacto de la luz en nuestro bienestar y apuestan por intensidades incluso más suaves: de 2200 Kelvin, que es la luz blanca más cálida que hay.

Finalmente, planifica varios puntos de luz para tener una instalación funcional

Contar con diferentes puntos de luz es importante. Este aspecto a menudo pasa desapercibido, pero es clave para contar con un dormitorio flexible en el que disfrutemos al máximo de cada una de las zonas a las que antes nos referíamos. Por otro lado, es fundamental elegir soluciones tecnológicas, como persianas motorizadas y reguladores de intensidad, para adecuar fácilmente la cantidad e intensidad de la luz a cada momento del día.

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