Es otoño y corre un aire fresco en este pueblo de Valladolid que hace intuir el frío que debe hacer en invierno. En una pequeña rotonda en la que un membrillo rebosa de frutos esperando la recolecta, nos da la bienvenida una estatua: la del rey Wamba. Y ojo, se pronuncia Bamba porque es una w europea, no anglosajona. Diez de la mañana de un día laborable y absolutamente nadie en las calles, en el camino al único bar de la localidad solo nos cruzamos a un gato escalando por un poste de la luz y a dos lugareños. El momento en que más población veremos (6 personas) será a la hora a la que llega el pan en una furgoneta ambulante que tiene su parada cómo no, al lado del bar: nos queda claro, éste es el centro que aglutina la vida social de Wamba.

¿Por qué hay un rey visigodo aquí? ¿Por qué un nombre tan poco castellano en el medio de una región que es cuna de nuestro idioma? ¿Y para qué hemos venido aquí? Este pueblo, el único de España cuyo nombre empieza por la letra w, vio morir al rey visigodo Recesvinto que nombró antes de fallecer a Wamba como uno de los últimos monarcas cristianos antes de la invasión musulmana. Y así, el antiguo Gérticos pasó en el año 672 d.C. pasó a llevar el nombre de un rey cuya estatua se sitúa en la rotonda de la que hablábamos.

Pero hay más curiosidades: esta localidad en la que viven algo más de 200 personas, alberga el mayor osario visitable de España, un sitio que visitar durante todo el año pero más ahora que se acerca el Día de Todos los Santos o Halloween, según prefieras. Los huesos se apilan, cual macabro Tetris, casi hasta la bóveda de un pequeño espacio, lo que fuera una antigua celda del monasterio de la Orden de los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, justo al lado de la iglesia de Santa María de la O. “Aquí están los huesos de los monjes pero también mezclados con los de población general, hombres, mujeres y niños. La orden se instala aquí por mandato real, de parte de la Infanta Sancha y su hermano Fernando Monje que donan estratégicamente parte del territorio de los montes Torozos a esta orden para que se asienten aquí”, explica Maite Alonso, técnica de turismo de Wamba.
Más de 3.000 calaveras

Lo cuenta rodeada de calaveras, de tibias… pilas de huesos presentados en macabro orden, cabe preguntarse quién fue el encargado en su día de colocar el osario y si no se le pusieron los pelos de punta calavera en mano… “A nivel nacional y por número de huesos es el mayor de España, porque lo que estáis viendo en realidad sólo un tercio de lo que había. Esto es una parte muy pequeña de lo que había entonces. Solo cráneos hay entre 3000 y 3500, sin contar lo que hay debajo. Eso es lo único que está contabilizado”, comenta.
No hay que olvidar que en el momento de estos enterramientos no había cementerios, este concepto no aparece hasta finales del siglo XVIII. “Al principio eran todos enterrados dentro de la tierra consagrada, en las iglesias, pero la población va creciendo y entonces se van enterrando alrededor, lo más cerca posible de esa tierra consagrada por eso aquí el lugar de enterramiento será al lado del monasterio y de la iglesia”, aclara.

¿Dónde está el resto de huesos? Al parecer mucho acabó en la Facultad de Medicina de la Complutense de Madrid porque hasta allí se lo llevó Gregorio Marañón para estudiarlo. Se comenta que el médico se llevó dos camiones repletos de restos óseos a mediados del siglo XX, material que nunca regresó al pueblo. También hubo pillaje, era relativamente fácil llevarse algo hasta que los huesos pasan a colocarse en la celda a partir de los años noventa.
Hubo también un conocedor de la zona que hizo que estos huesos se hiciesen famosos: Chicho Ibáñez Serrador. Cuando era director del conocido programa Un, Dos, Tres, en los primeros años de la década de los noventa, mandó a unos concursantes a pasar una noche en Wamba. Imaginamos que quizás los ganadores hubieran preferido el premio en metálico o el apartamento en Torrevieja pero no cabe duda de que aquello atrajo mucho turismo a la zona...

En el año 95 restauran la iglesia anexa al osario aunque hay algunas partes, de lo que fuera el antiguo monasterio, que no han sido tocadas y donde la naturaleza campa a sus anchas: de hecho hay varias tumbas en el exterior que cuesta vislumbrar entre tanta maleza.
“El osario es nuestro mayor marketing, pero también viene muchísima gente por el románico, mucha gente interesada en el arte y en construcción mozárabe, y también por el nombre de Wamba”, finaliza Alonso. Y lógicamente, la fecha del Día de Todos los Santos se incrementan las visitas aunque el flujo es constante todo el año.

Como reconoce Alonso, la anexa iglesia es una joya, no en vano es monumento nacional, y en ella se mezclan el mozárabe y el románico. Uno de sus elementos más antiguos es un capitel bizantino de mármol y otra curiosidad es que allí fue sepultada la reina Urraca de Portugal, esposa del rey Fernando II de León.
Como vemos, Wamba atrae y no solo por el morbo y lo macabro de entrar en un pequeño habitáculo repleto de huesos, sino porque el pueblo cuenta con un rico pasado histórico aunque los huesos sean su mayor reclamo. Dejamos atrás el osario y nos dirigimos al bar en busca de un café caliente para reconfortar el cuerpo: el frío castellano y las cuencas vacías de las incontables calaveras nos han destemplado. “¿Queréis una panorámica del pueblo? Tenéis una en esa pequeña subida, donde el árbol del ahorcado”, nos apunta la especialista en arte… Con ese otro nombre entendemos que los amantes del terror vengan a la localidad, en la que por cierto, no hay cobertura salvo que seas cliente de Movistar… otro elemento indispensable, el de la incomunicación, para pasar una noche de sensaciones terroríficas.
Horarios de visita: de mayo a octubre, viernes de 17 a 19.30 horas. Sábados, domingos y festivos, de 11 a 13.30 horas y de 17 a 19.30 horas. El resto de días y en otros meses del año, teléfono 679 142 730.



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