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Edificios emblemáticos en Baleares
idealista/news
Javier Sánchez

El estilo arquitectónico balear bucea en la historia de la isla para crear espacios que transmiten la magia del archipiélago mediterráneo. Su tierra rojiza, las arboledas de olivos, la arena blanca y el mar turquesa, marcan las construcciones de las islas ya desde los vestigios fenicios, un pueblo que recurría a construcciones sencillas y funcionales. Si damos un gran salto en el tiempo, hasta las décadas de los sesenta y setenta del siglo XX, encontramos el último gran impulso arquitectónico en el archipiélago, cuando muchos arquitectos destacados, como Josep Lluís Sert, apuestan por reinterpretar el legado local. Más allá de las conocidas construcciones tradicionales y sus hermosos pueblos, vamos a rescatar en este artículo una serie de edificaciones recientes que destacan por su originalidad.

Casa E, Menorca

Casa E
Casa E Fotógrafo: Adrià Goula. Estudio Gabriel Montañés

En la costa sur de Menorca, en la cala Binidalí, a poco más de diez kilómetros de Maó, se alza esta singular vivienda proyectada por el estudio local de Gabriel Montañés. Según explica el propio arquitecto, el proyecto llegó hasta ellos en forma de concurso: “Desde el inicio gustó el concepto de casa contenida en dos forjados mínimos cuya relación es radical: 42 metros de fachada por tres de alto. Dos unidades habitacionales dentro de una misma planta y separadas por un patio cuya función principal es la de generador de corrientes de vientos cálidos. Apurando las dimensiones de la parcela, los metros de fachada recta nos permiten distribuir todo el programa principal a sur dejando en el lado norte los servicios con aberturas mínimas”.

La vivienda consta de 617 metros cuadrados que ocupan una parcela en su totalidad y en la que la horizontalidad del diseño marca un sugerente juego con el entorno natural. Esa conexión con el paisaje es una premisa a lo largo de todo el diseño, como deja constancia la fachada sur, con diversas aperturas que extienden los límites del interior de la vivienda hacia el exterior, difuminando la frontera entre ambos. Para conseguir ese efecto se planteó un innovador juego de cerramientos que permite que el propietario habilite a su antojo esos espacios.

La fachada, por supuesto, hace honor al blanco habitual de las construcciones tradicionales de la isla, con paredes y cubiertas inclinadas encaladas, de igual modo que la pared seca remite a los muretes levantados en los campos menorquines para proteger los cultivos de la tramontana. En ese sentido, toda la casa está proyectada con un sentido de la sencillez y funcionalidad que hacen que, pese a sus muchas innovaciones y refinamientos estilísticos, resulte una construcción en perfecta armonía con el entorno.

Fundació Miró Mallorca

Edificio Moneo
Edificio Moneo Fundació Miró Mallorca

El Taller Sert fue la casa y estudio de Joan Miró desde que decidió instalarse en la isla en 1956. El proyecto corrió a cargo de su amigo Josep Lluís Sert, quien afrontaría también la proyección de la sede de la Fundació Miró en Barcelona. Con el tiempo, esa casa se convirtió en el epicentro de lo que acabaría siendo la Fundació Miró Mallorca (calle de Saridakis, 29), que consta de tres edificios singulares que constituyen uno de los conjuntos arquitectónicos más valiosos de la isla.

Josep Lluís Sert era ya un afamado representante del Movimiento Moderno en Arquitectura por aquella época, además de decano de la Graduate School of Design de la Universidad de Harvard. Tras veinte años sin poder ejercer en España tras el fin de la Guerra Civil, este encargo de su amigo Miró marcó su regreso. Así, este taller marca un punto de inflexión en su trayectoria. Sert concibió la casa taller que lleva su nombre como un edificio que se adapta a los bancales del terreno. Miró lo fue asesorando sobre aspectos prácticos, sugiriéndole, por ejemplo, que tuviera presente el clima de Mallorca y las condiciones ambientales del taller. Le pidió, además, una separación clara entre la zona de trabajo y la de almacén, que le permitiera distanciarse de las telas que dejaba en reposo, y le recordó que la superficie de trabajo tenía que tener en cuenta las dimensiones de las pinturas de gran formato, como su mural para Cincinnati.

Como segundo estudio de pintura y escultura, Miró empleó Son Boter, una possessió (casa señorial) típica mallorquina de la segunda mitad del siglo XVIII, que constituye el edificio más antiguo de la Fundació. Junto a ella está la tercera construcción del conjunto: el edificio Moneo, sede de la Fundació Miró Mallorca, inaugurado en 1992. Rafael Moneo lo proyectó a raíz de una donación de Pilar Juncosa, viuda de Miró, que en 1986 cedió unos terrenos y 42 obras para que fueran subastadas por Sotheby’s en beneficio de la institución.

Al parecer, Moneo quedó horrorizado al visitar los terrenos destinados a la nueva sede de la Fundación al observar el desastre urbanístico del entorno, y ese impacto quedaría reflejado en su trabajo. Así, el edificio planteado intenta, en toda su extensión, ocultar al visitante las construcciones que lo rodean. Y lo consigue, desde luego, con una intrincada serie de naves que evocan las construcciones tradicionales de la isla en combinación con un estilo más racionalista e incluso industrial.

Museo de Arte Contemporáneo de Ibiza

Museo de Arte Contemporáneo de Ibiza
Museo de Arte Contemporáneo de Ibiza Turismo de Ibiza

Un antiguo edificio del siglo XVIII, obra del ingeniero Simón Poulet, y una reciente ampliación a cargo de Víctor Beltrán Roca, hacen del Museo de Arte Contemporáneo de Ibiza (Ronda de Narcis Puget Viñas) una pieza tan admirable como las obras que expone en su interior.

El edificio histórico es una construcción militar que se levantó, a su vez, aprovechando una antigua casamata semienterrada en el terraplén del Baluarte de San Juan, que databa del siglo XVI. El edificio constaba dos de pisos, la planta baja destinada a polvorín y posteriormente cuadras y la planta superior destinada a Sala de Armas. Todo este espacio, de corte racionalista, fue elegido para acoger la colección permanente del museo, así como las exposiciones temporales.

Por su parte, Beltrán Roca concibió la ampliación de manera que creciera hacia abajo –“rellenando” el Baluarte– en lugar de hacerlo en altura, evitando así saturar el paisaje con nuevos volúmenes y aprovechando, además, la luz natural cenital. Por otro lado, el encuentro entre el edificio antiguo y el nuevo se lleva a cabo de manera muy natural y equilibrada, evitando que uno destaque sobre otro y permitiendo que sean distinguibles para el público. En el interior, ambos espacios están conectados a través de los propios contenidos y exposiciones y la solución concebida para la continuidad de las paredes.

Centro de Deportes Náuticos de Formentera

Centro de Deportes Náuticos de Formentera
Centro de Deportes Náuticos de Formentera Centro de Deportes Náuticos de Formentera

Situado en el puerto de La Savina (Carrer de s’Almadrava), al norte de Formentera y entrada principal a la isla, este centro supone un ejemplo de arquitectura sostenible con la madera contralaminada CLT como gran protagonista. Sobre una gran tarima se construyeron dos cuerpos independientes alineados (el primero con la calle de s’Almadrava y el segundo con el pasaje de Balandra) en cuya intersección, el edificio ofrece un vacío de una gran permeabilidad visual.

Marià Castelló, responsable del diseño, apostó por un solo material –buscando evocar las casetas-varadero tradicionales del litoral– para dar forma a los casi mil metros cuadrados de este edifico, cuya planta triangular refleja la frontera en la que se encuentra, entre una zona urbana, el mar Mediterráneo y un estanque de agua salada que forma parte del Parque Natural de Ses Salines.

“La protección a mar abierto que ofrece este estanque ha propiciado que tradicionalmente se utilizase como puerto natural donde fondear pequeñas embarcaciones de pesca y, en la actualidad, la administración lo haya estimado idóneo para alojar la escuela de vela municipal así como otras dependencias relacionadas con los deportes náuticos”, explican desde el estudio de Castelló, que en su memoria del proyecto apunta que “la estructura principal ejecutada mediante CLT, ha permitido que confluyan en buena parte de los paneles de madera contra-laminada estructura, cerramiento y acabado. Una harmonía que continúa en la solución elegida de fachada ventilada, donde rastreles y lamas de acabado se ejecutan en pino R.3.2 tomando con el tiempo una característica pátina gris. El pantalán recurre a la técnica tradicional de pilotes de madera sumergidos bajo el nivel del mar, mientras que la tarima exterior se suspende sobre una cimentación mínima, prefabricada y reversible, basada en micro-pilotes superficiales”.

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