Podría pensarse que su casa está ordenada porque no tiene hijos. Para nada es así: tiene tres, el más pequeño, de 5 añitos. Se diría que lo del orden Patricia Fernández, más conocida en redes como @patriwhitehouse, lo lleva en los genes: aprendió de sus abuelos y ahora lo traslada no solo a sus hijos, sino a sus seguidores, 1,8 millones en Instagram. Acaba de publicar un libro donde desarrolla más sus ideas, Organiza tu casa sin dramas (Libros Cúpula).
Fernández recibe a Idealista News en su impoluta casa y nos cuenta sus secretillos para que nada esté tirado por el suelo.

¿Cómo se hizo instagramer del orden en la casa?
La decoración es algo que me apasiona de toda la vida. Llevamos 15 mudanzas a nuestras espaldas, me ha tocado cambiarlas de muchas formas. Y bueno, mi marido se ha dedicado también al mundo de la construcción, a las reformas y utilizamos muchísimos trucos, cosas bastante económicas y sostenibles. Yo era seguidora de muchas cuentas de decoración y me pareció que podía aportar bastantes ideas a la gente. Empecé realmente sin saber manejar las redes sociales porque tenía que preguntarle a mis hijos cómo subo una historia, cómo subo una foto. Era totalmente nuevo para mí, pero poco a poco fui aprendiendo y me fue enganchando muchísimo porque tuve una respuesta de la gente muy buena desde el inicio. Y bueno, hoy me dedico a ello, lo he hecho mi trabajo y la verdad es que estoy muy contenta.
¿Cuál es la pregunta que más te hacen tus seguidores?
La pregunta que más se repite es cómo puedo tener la casa tan ordenada y tan perfecta siendo cinco personas. Mucha gente alucina porque dice cómo lo puedes tener todo tan blanquito, tan ordenado, tus hijos no dejan cosas por medio. A veces la gente no sabe cómo hacerlo y yo muestro las ideas, los trucos que me funcionan ahora en el libro Organiza tu casa sin dramas.

Una casa ordenada, ¿es reflejo de una mente ordenada?
Una casa ordenada al final es una mente ordenada. El orden es principal en todos los campos de nuestra vida, no solamente para la casa, y nos produce muchísima tranquilidad, muchísima paz. Somos capaces de ser más productivos, de tener mucha mejor concentración.
¿Cuáles son los principales enemigos del orden?
La acumulación de cosas. Al final por ahí viene un poco ese caos. Cuando tenemos tendencia a acumular cosas, a guardar, el por si acaso o esto era de mi madre, de mi abuela. Esa parte sentimental que nos cuesta muchísimo. Cuando nos ponemos a ordenar y nos toca clasificar qué es lo que no nos sirve, lo que ya no nos funciona. Muchas veces nos quedamos con ese tipo de cosas que al final no nos sirven para nada, pero nos produce muchísima felicidad aunque se quede guardada en un cajón. Entonces también doy tips para eso, para que no nos esté ocupando un lugar, pero al final también nos haga sentirnos bien con la decisión que tomemos sobre esas cosas.
Ser ordenado, ¿se aprende?
Ser ordenado se aprende. No es nada innato. Es como todo en la vida. Yo lo he aprendido en mi casa, he vivido con mis abuelos durante muchísimos años y mi abuela es la que nos ha enseñado cómo hacer las cosas.

En su libro habla del método Olé, ¿en qué consiste?
Es una palabra que utilizamos para decir cuando hemos hecho una cosa bien. La palabra está asociada realmente a esa casa bien ordenada, limpia y que nos transmite paz. Enumera una serie de acciones para que además de poder conseguir ese orden o esa limpieza, se pueda mantener en el tiempo, porque al final ordenar y limpiar el resultado es inmediato y visible. Nos ponemos un día y lo conseguimos pero la parte más complicada está en mantenerlo, no que vivamos en una casa ordenada solamente el día que lo hacemos. El primer paso es organizar. Y lo siguiente sería ordenar, que no es lo mismo que organizar. El tercer paso sería el ruido visual. Para eso entran los sistemas de organización, que son súper importantes, que lo podemos hacer a través de cestos de todo tipo. Y los otros dos pasos son limpiar y equipo (que todos lo hagan).

¿Cuáles son sus tips diarios para mantener ese orden?
Yo empiezo siempre ventilando. Es el primer paso. El segundo es hacer la cama, porque al final una cama que no está hecha es desorden absoluto en la habitación. Y luego la regla de los dos minutos: si acabo de desayunar no dejo la taza en el fregadero, sino que la lavo o la meto en el lavavajillas. Si me he peinado, no dejo el cepillo encima de la encimera del baño. Si me he quitado una camiseta no se queda encima de una silla… son pequeñas acciones que nos ayudan muchísimo a mantener el orden para que luego, cuando llegue la rutina semanal, sea muy rápida: una casa de 80 o a 90 m2 tardo exactamente tres horas en dejarla perfecta. Y eso lo consigo gracias a todas las rutinas diarias.
Comenta que una de las cosas importantes del orden es implicar a todos los miembros de la familia, ¿cómo implica a un adolescente?
La manera de implicarlos es no hacerlo por ellos. Todo el mundo tiene que colaborar porque al final es una función de todos los que conviven en casa.

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