Una publicación en redes nos hizo descubrir que en Suecia, si tu niño va a jugar a casa de otro y coincide con la hora de comida o cena, se quedará sin comer salvo que hayas convenido de antemano lo contrario
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En Suecia no te invitan a comer, pero en Portugal necesitarás un protector de estómago
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Lucía Martín (Colaborador de idealista news)

Es harto conocido que en España las celebraciones van unidas a un gran banquete: cualquier excusa es buena para reunirse y comer porque, hay que decirlo más, la comida es un placer. Si echas la vista atrás te percatarás de que la comida va de la mano de una figura femenina, normalmente la madre o la abuela, que son las que antaño se encargaban de esta labor: de hecho, casi todos los chefs reconocidos afirman que aprendieron a hacer sopas y guisos de sus madres o abuelas, esas que te echaban un cazo más aunque tú hubieras repetido por activa y por pasiva que no querías más.

Y por supuesto, en el plato no se dejaba nada, con la comida no se jugaba y en la mesa no se leía (anda que no me llevaba yo capones por esto último): la comida es cosa seria, aunque en las bodas extremeñas en los años ochenta los invitados se tirasen mendrugos de pan o bollos enteros al final del ágape. A saber cuál fue el origen de esa costumbre que hoy no podría tener lugar por poco sostenible…

El caso es que para nosotros, españoles, pero también portugueses, italianos, franceses… la comida es muy importante por eso generó un amplio debate en redes cuando alguien comentó en Reddit que en Suecia le habían dejado sin comer siendo niño cuando fue a jugar a casa de un amigo: al amigo le llamaron para comer y a él le dejaron en la habitación sin ofrecerle un triste tentempié. Como es de imaginar pusimos el grito, virtual, en el cielo de las redes: ¿cómo era posible tremenda afrenta? ¿a quién se le ocurre que un niño vaya a casa de otro, su visita coincida con la hora de la comida o cena, y no sienten al invitado a la mesa? Ya lo dice la sabiduría popular española: donde comen tres comen cuatro, pero eso no pasa en todos los países y en Suecia, Finlandia, Suecia u Holanda, esto de que compartan su comida con el recién llegado no es algo habitual (en este mapa de la cuenta @LoverOfGeography puedes tenerlo claro de un vistazo).

En Suecia no te invitan a comer, pero en Portugal necesitarás un protector de estómago
@loverofgeography

En Nochevieja, solo whisky

Los lectores de dicha historia se animaron y empezaron a contar experiencias relacionadas con la mesa (o la no mesa, en este caso) acontecidas en otros países, incluso hubo uno que afirmó que en Flandes y al sur de Bélgica en las fiestas y en las bodas no hay comida, solo algo para picar y ya. Sacrilegio, por mucho menos en España te dejan de hablar de por vida. Esto me recuerda una anécdota que me contó mi amigo José Luis, que es de León, una región en la que apenas se come (guiño guiño). Resulta que él está casado con una venezolana y en una ocasión las fiestas de Nochevieja le pillaron en aquel país. Él, acostumbrado a buena cecina y ricas viandas en general, estaba atónito y medio desmayado porque en aquella noche, la última del año, nadie comía, solo bebía. Whisky, para más señas.

El pobre hombre, que es de buen comer, una vez habían pasado casi dos horas ya se atrevió a preguntar que allí cuándo se cenaba. Creo recordar que le dijeron que sacarían un picoteo, pero más tarde y eso se lo dijeron poniéndole otro poco más de whisky en el vaso. Un picoteo, palabra maldita que viene a significar que vas a pasar mucha hambre.. Se hizo con unas bolsas de patatas fritas robadas en la cocina y eso fue lo poco que acompañó la bebida aquella noche: la cogorza y la posterior jaqueca mañanera fueron descomunales, como es lógico. Esto no habría pasado en nuestro país, ni en Francia, ni en Portugal donde también son unos exagerados cuando comen, con mesas que parecen una bacanal romana y de las que te levantas con necesidad de un protector del estómago.

Una vez, estando en París, mi hermano le dijo a mi padre que salíamos a comer pollo y se lo llevó al McDonald’s, la única vez que mi padre ha pisado este establecimiento. El hombre se comió la hamburguesa, los Nuggets y luego preguntó que cuándo íbamos a comer el pollo… pues normal, qué queréis que os diga, para mi progenitor, que pasó hambre siendo niño, aquellos cuadraditos de carne rebozada eran un aperitivo pero desde luego, no era pollo.

Siempre hay huevos y patatas

Pero volviendo a los suecos, tengo muy claro que mi madre me hubiera dado con la zapatilla (otro día tenemos que abordar el tema de con qué te zurraban cuando eras pequeño) si hubiera traído a alguien a casa a la hora de la comida o de la cena y no le hubiese invitado a la mesa. Si no había suficiente con lo preparado se improvisaba cualquier cosa, que siempre hay huevos y patatas y entre los dos además hacen un plato maravilloso porque a menudo lo modesto es una gran cosa: huevos y patatas fritas.

Una vez volviendo de parranda mi madre me había dejado la cena preparada y se unió una amiga a la cena y a dormir en casa. Devoramos las empanadillas caseras que mi madre había preparado y solo a la mañana siguiente mi madre nos preguntó si  nos habían gustado las empanadillas de sesos que nos dejó para la cena… Sesos, qué malvados son a veces los progenitores. En ese momento nos dieron arcadas pero la noche anterior nos habían sentado de maravilla para aplacar los vasos de alcohol que llevábamos en el cuerpo. En Suecia eso no habría pasado, así que agradezcamos vivir en un país donde en cualquier casa te ponen algo de comer aunque llegues tarde.. y aunque sean sesos.

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4 Comentarios:

Irma Hurtado
10 Agosto 2022, 20:59

En principio puedo decir "que pena con la visita", dicho popular, lamento profundamente que este señor se haya casado con una venezolana pichirre y con tradiciones que no tienen nada que ver, en lo absoluto, con las tradiciones venezolanas en época de Navidad, todo lo contrario, nos esmeramos con mucha antelación a preparar nuestras riquísimas hayacas, la infaltable ensalada de gallina, el famoso pernil de cochino de, no menor a 7 kilos, preparado por el tío más querido de la familia, ah se me olvidaba, que me dicen del fantástico pan de jamón con aceitunas y pasitas, que si no te avispas te quedas sin una rebanada. Ni hablar del postre, si, señores, después de esta comilona viene el postre, una torta de frutas y el inigualable dulce de lechosa. Todo acompañado de un buen vino. Previo a ésto nos podemos tomar un whiskisito, yo particularmente prefiero un buen Ron añejo . A todo el que pasa a saludar se le invita, y, ojo, no se puede despreciar.

Irma Hurtado
10 Agosto 2022, 23:05

Conversando con mi hermano sobre este artículo, me dice con respecto a que en la casa de "la venezolana" no había comida sino puro whisky y papas de bolsa, expresa tajantemente "eso falso, en mi país donde hay whisky hay comida y menos un 31 de diciembre" créame yo estoy de acuerdo con él, dije anteriormente que lástima que se casó con una venezolana pichirre, pero es que es tan raro, por no decir imposible, porque hasta en los hogares más humildes siempre se prepara la cena de fin de año, claro, de acuerdo a las posibilidades de cada quien.

Orquídea Hernández
11 Agosto 2022, 2:59

Totalmente de acuerdo con los comentarios anteriores. Es IMPOSIBLE, que en un hogar venezolano se beba solo whisky y no halla comida en la cena de Año Nuevo. La única manera es que sea un hogar en pobreza extrema, y, en ese caso, no habría whisky. Para los venezolanos la Navidad es la época más hermosa del año, a veces con tristeza y a veces llenos de alegría. Y nos destacamos por lo profuso y delicioso de nuestra gastronomía navideña. ¿Será que el pichirre es él, y no compró nada? ¿Esperaba que le dieran todo?

josé antonio castro
14 Agosto 2022, 12:27

Espera. En Venezuela se acostumbra a comer, y bastante, el 24 y 31 de diciembre. Ni hablar en bodas, bautismos y comuniones. No sé qué tipo de familia recibió al chico de León, pero seguro es esa no es la norma en Venezuela, donde se come muy bien, por cierto.

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