Durante los peores años de la crisis económica, miles de jóvenes españoles emigraron en busca de un futuro mejor. Ocho años después y tras alcanzar cierta normalización, muchos de ellos desean volver para trabajar en España. Ahora surge la cuestión de si los principales núcleos generadores de empleo -en grandes ciudades- están preparados para absorber la demanda de vivienda que se avecina con su retorno, unido a la presión actual de precios tanto en compra como en alquiler de pisos.
20 trimestres de crecimiento económico están dando a los jóvenes españoles la oportunidad de volver a casa y retomar la vida profesional cerca de su familia. Las estadísticas muestran que España está llegando a un punto de inflexión: está a punto de convertirse en un país con inmigración neta, después de una década en la que la crisis económica hizo que decenas de miles de personas se marcharan a buscar oportunidades de empleo.
Emigrar al extranjero puede ser algo nuevo para los ciudadanos de un país como España, que cuando comenzó lo peor de la crisis económica empujó a muchos jóvenes a buscar trabajo en el extranjero.
The economist advierte a España sobre los riesgos de que los jóvenes mejor formados dejen el país. A su juicio, esto afectaría duramente a la sostenibilidad del sistema de pensiones.
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