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Crucero
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El barco ha resistido cada prueba, el premio que buscábamos está ganado;
El puerto está cerca, las campanas oigo, la gente exultante…
(Inicio del poema de Walt Whitman, “O Captain! My Captain!”)

¡Oh Capitán! ¡Mi Capitán!, hemos arribado. El velero queda amarrado hasta septiembre. La travesía ha sido dura, como lo es siempre la vida del marinero-promotor, pero creo que la singladura de este año ha sido satisfactoria, capitana.

Seguimos trabajando con denuedo para corregir la gran anomalía —o, si se quiere, el fracaso empresarial— que supone no traer suficientes peces para alimentar al mercado español. A nosotros nos duele más que a nadie no alcanzar la producción de vivienda que necesita este país. Nuestro sector y, en especial, el buque ASPRIMA, asume una responsabilidad social mayor que muchas entidades públicas y privadas. Nosotros sí trabajamos duro para resolver el reto de la accesibilidad a la vivienda. Porque, ¡la vivienda tiene solución!... a medio plazo.

Me llevo en mi cuaderno de bitácora de este año muchas alegrías:
La satisfacción de que, gracias a nuestra labor y a la colaboración y comprensión de la CAM, una de cada dos viviendas protegidas se haya desarrollado en Madrid.
El Plan Vive, el Plan Suma, las fórmulas de colaboración público-privada y el impulso de promociones privadas —tanto en compra (promotores y cooperativas) como en alquiler privado— han permitido que miles de jóvenes accedan a su primera vivienda, pese a tormentas y huracanes.

También me alegra que, desde nuestro velero, hayamos contribuido a lanzar productos novedosos como la financiación de suelo con avales de AvalMadrid, que facilitará la puesta en el mercado de más vivienda protegida. Y que hayamos apoyado la Ley 3/2024, que permite transformar suelo de oficinas en desuso en vivienda protegida en alquiler. Una norma redactada con acierto por el legislador madrileño y que ha servido de inspiración para que otras comunidades la incorporen o la mejoren, entrando así en lo que llamo el “círculo virtuoso legislativo” de las autonomías.

Igualmente, nuestras aportaciones a la Ley 7/2024 serán, a mi juicio, el ancla para desarrollar los planes estratégicos municipales que transformarán el urbanismo.

Pero, ¡Mi Capitán!, quizá la mayor alegría ha sido hacer crecer nuestra nao ASPRIMA hasta los 190 asociados, integrando a toda la cadena productiva inmobiliaria y actuando como representante y altavoz de todos: consultoras, tasadores, financiadoras, ECU’s, gestores, explotadores… Es una gran alegría, sí, pero también una enorme responsabilidad: queremos que todos se sientan representados e integrados.

Todo esto no se logra sin esfuerzo. El tuyo, capitana, en primer lugar. Nosotros, a diferencia de otros capitanes, a veces a las cinco de la tarde ya hemos comido dos o tres veces… y luego cenamos y recenamos, porque siempre hay alguien que quiere una opinión, un evento, una entrevista. Jornadas de 12 o 14 horas diarias tienen, al final, su recompensa.

No olvidemos tampoco el trabajo de las comisiones y la Junta Rectora: debates, participación y, sobre todo, el conocimiento y esfuerzo de todos nuestros asociados. Nuestro buque es solo un canal; quienes de verdad salen cada día a luchar contra viento y marea —muchas veces en un entorno hostil— son nuestros promotores. Ellos son los verdaderos héroes.

Y, por supuesto, gracias a grumetes y marineros. Este año hemos compartido tristezas —por la pérdida de seres queridos— y también alegrías, como bodas celebradas en plena travesía.

Ahora amarramos hasta septiembre el buque ASPRIMA para descansar y afrontar con fuerza nuevos retos: el reglamento de vivienda protegida, la aceleradora urbanística, la ley del suelo, el acceso a financiación, la agilización de licencias, la Plataforma Madrid-DBP (que debe ser nuestra guía), el Plan Estatal de Vivienda, el Plan Estratégico Municipal de Madrid (Sueña Madrid), la resolución del problema eléctrico… y mucho más.

Pero eso será después de un merecido descanso.

Solo nos queda agradecer a nuestras familias y cónyuges, que soportan nuestras ausencias y nuestro cansancio. A ellos debemos dedicar nuestro tiempo de asueto.

¡Oh Capitán! ¡Mi Capitán! Nuestro terrible viaje ha terminado;
El barco ha resistido cada prueba, el premio que buscábamos está ganado;
El puerto está cerca, las campanas oigo, la gente exultante…
Por haber culminado esta temporada una gran travesía.

Jorge Ginés es director general de ASPRIMA desde octubre de 2023. Licenciado en Derecho y diplomado en fiscalidad, inició su carrera profesional como consultor de desarrollo de negocio y ha fundado la empresa Desaprendiendo. Es autor del libro “¡Aún dicen que el pescado es caro!; Confesiones de un consultor inmobiliario”.

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