La coalición de izquierdas que gobierna el parlamento portugués cerrará mañana los presupuestos del 2017 con los que espera crecer su economía un 1,5%. Los nuevos impuestos a las bebidas azucaradas, a los pisos turísticos y al patrimonio para las grandes fortunas inmobiliarias serán con los que confíen para engrosar las arcas públicas. Paralelamente, y de manera inintencionada, la Generalitat de Catalunya firmará mañana sus presupuestos para 2017 en los que incluirá las nuevas tasas portuguesas.
Fuentes cercanas a las negociaciones presupuestarias reconocen las partidas lusas han servido de inspiración con los que recaudar unos 180 millones de euros para el próximo año. El gravamen a las bebidas azucaradas, sin embargo, no es exclusivo de Portugal. Reino Unido, Francia e Italia ya tienen experiencia en esta tasa, después de la gravedad del asunto que alertó la Organización Mundial de la Salud (OMS), similar a la que tuvo en su día el tabaco. La Generalitat ha decidido imponer una horquilla de entre 8 y 12 céntimos por litro en función del azúcar, respecto a los 8 y 16 céntimos por litro del impuesto portugués.
Los apartamentos turísticos también han sido foco de interés de donde extraer dinero. La tasa turística será generosamente elevada en los pisos de la ciudad de Barcelona, con una subida de los 0,65 euros por noche a 2,25 euros. Las grandes fortunas en Portugal tendrán una sobretasa en el impuesto de patrimonio del 0,3% para los bienes superiores a 600.000 euros. La Generalitat, por su parte, se desmarcó de este punto a la hora de emular los fondos portugueses para no chocar con el impuesto de patrimonio ya existente en esta comunidad. El parlamento catalán busca la fórmula, a raíz de una de las concesiones de la CUP, con la que gravar a las empresas y no a las personas y así impedir la evasión fiscal. Este impuesto esperan que madure y se incorpore con total facultades el próximo año.
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