La autonomía manchega establece dos deducciones para los inquilinos según el lugar en el que se encuentre la vivienda.
La más habitual es la que desgrava el 15% de las cantidades satisfechas por el arrendamiento de la vivienda que constituya o vaya a constituir la residencia habitual con un límite de 450 euros. En cambio, si la casa se ubica en un municipio pequeño (que tenga menos de 2.500 habitantes -o de 10.000, siempre que se encuentre a más de 30 km de un municipio mediano-), la deducción se eleva hasta el 20%, con un máximo de 612 euros.
En ambos casos solo se pueden beneficiar los menores de 36 años cuya renta máxima sea 12.500 euros anuales o 25.000 euros si es una declaración conjunta. Además, deberán aportar el NIF de su casero en la casilla 828.
Los arrendatarios también tienen a su disposición la ayuda para deducirse en el tramo estatal el 10,05% de las cantidades pagadas siempre y cuando su contrato entrara en vigor antes del 31 de diciembre de 2014. Para los propietarios, en cambio, la deducción vigente es del 60% de los rendimientos netos que declare.
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