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Cuidado con los chiringuitos financieros
GTRES

Los ahorradores deben mantenerse alerta ante cualquier oportunidad de inversión que le brinde una entidad desconocida. La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) explica que los chiringuitos son estafadores que prometen altas rentabilidades con poco riesgo. Los supervisores de todo el mundo detectan un chiringuito financiero cada día.

Solo en lo que llevamos de año, se han descubierto 77 nuevos chiringuitos financieros. Y casi uno de cada diez ha aparecido en España.

La cifra no es baladí, sobre todo si tenemos en cuenta que se trata de organizaciones cuyo fin es engatusar al pequeño ahorrador para que invierta su dinero en productos financieros complejos, prometiéndole jugosas rentabilidades a cambio de un riesgo mínimo.  

Para mejorar la cultura financiera de los inversores minoritarios y evitar que este tipo de entidades consigan su objetivo, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) tiene una guía de información de la que recogemos las ideas principales:

1. Qué son y ante quién responden. Según explica la CNMV, son “entidades que ofrecen y prestan servicios de inversión sin estar autorizadas para hacerlo”.  Como actúan al margen de la legalidad, no están sometidos a las reglas y los controles de los reguladores, como les ocurre a gestoras, bancos o agencias de valores (que sí están bajo la supervisión del Banco de España y la propia CNMV), ni tampoco están adheridos al Fondo de Garantía de Inversiones o de Depósitos.

2. Qué buscan. Aspiran a apropiarse del capital de sus víctimas (particulares, pequeños empresarios, profesionales liberales…), haciéndoles creer que pueden obtener suculentas rentabilidades con una inversión de bajo riesgo. Normalmente buscan ahorradores poco informados y muy confiados para asegurarse de que les entregan su dinero. Por eso, aclara la CNMV, “es importante tener claro que los elevados rendimientos suelen ser demasiado buenos para ser ciertos”.

3. Cómo consiguen lo que se proponen. El regulador del mercado alerta de que los chiringuitos financieros utilizan técnicas muy sofisticadas y que sus responsables están bien preparados para no levantar ningún tipo de sospecha. En términos generales, usan los mismos canales que las entidades legales (teléfono, cartas, mail… que consiguen en bases de datos) aunque sus mensajes son muy diferentes.  

Así pues, se debe desconfiar de las llamadas inesperadas (cuando no responden de una solicitud de información previa), de los correos que entran en la bandeja de spam, de las cartas publicitarias con inversiones prometedoras o de los anuncios en medios que incluyan ofertas de esas mismas características. Incluso se debe dudar de las recomendaciones de conocidos, familiares o amigos. “Los profesionales siempre realizan recomendaciones de inversión personalizadas, porque cada inversor tiene unas cualidades únicas”, agrega la CNMV.

4. Qué consecuencias tiene caer en su trampa. El organismo presidido por Elvira Rodríguez es tremendamente claro en su exposición: como no están bajo el poder de los reguladores, ni están adheridos a ningún fondo de garantía, “confiar en un chiringuito es una forma segura de perder el capital, ya que no es posible recurrir a ninguno de los mecanismos de protección del inversor previstos en las disposiciones legales”. Por eso, insiste, es tan importante cerciorarse antes de invertir de que la sociedad opera dentro de la legalidad. Una recomendación que a menudo pasamos por alto.

Prueba de ello es que hay numerosos ejemplos de estafas de este tipo en nuestro país. El pasado octubre, sin ir más lejos, se desmanteló en Madrid una de estas sociedades que estafó 8 millones de euros a más de 1.000 personas. Ese mismo mes, la Audiencia de Alicante sentó en el banquillo a los cerebros de otro chiringuito que había timado más de 400.000 euros a 200 ahorradores.

5. Qué señales nos pueden hacer sospechar. La guía explica que, a menudo, los responsables de los chiringuitos financieros ofrecen grandes beneficios con pocos riesgos. “Un principio básico que cualquier inversor debe tener presente es que la rentabilidad y el riesgo van unidos de forma inseparable. Las promesas de rentabilidades excepcionales sin riesgo deben hacernos desconfiar de inmediato”, insiste el organismo.

Además, utilizan tecnicismos para que la víctima no entienda sus palabras e insisten en que se tome una decisión inmediata, para que ésta no tenga tiempo de meditar las consecuencias. “Las entidades autorizadas nos solicitarán información para poder prestar los servicios (por ejemplo, el grado de conocimiento de un producto) y nunca presionan al cliente”, añade.

 Así pues, lo mejor es desconfiar de las entidades que ofrecen productos financieros con nombres extraños, que exijan un pago con transferencia o que no proporcionen al inversor respuestas claras. “El inversor tiene el derecho y la obligación de conocer de antemano todos los aspectos relevantes de la inversión propuesta. Ninguna pregunta es improcedente, ni irrelevante, cuando se trata de cómo invertir su dinero”, aclara la CNMV.

6. Dónde buscar información. Ante cualquier sospecha sobre las ofertas de inversión recibidas o sobre las entidades que las promueven, lo más sencillo es ponerse en contacto con la Oficina de Atención al Inversor de la CNMV (902 149 200). “Es conveniente llamar para asegurarse de que se trata de una sociedad autorizada, registrada y supervisada”, insiste la guía.

Otra opción es consultar la web del organismo (www.cnmv.es), que tiene una sección denominada ‘Advertencias al público’ con un buscador que permite localizarlas de forma rápida y directa. O bien, acudir a la página de la Organización Internacional de Comisiones de Valores (www.iosco.org), donde 200 supervisores de todo el mundo publican las advertencias sobre este tipo de entidades.

Con todo, el regulador español recuerda que “las entidades que no han sido objeto de advertencia no son necesariamente entidades autorizadas; simplemente es posible que sus actividades irregulares aún no hayan sido detectadas por los supervisores”.

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1 Comentarios:

Jordi
24 Marzo 2015, 9:16

“un principio básico que cualquier inversor debe tener presente es que la rentabilidad y el riesgo van unidos de forma inseparable. Las promesas de rentabilidades excepcionales sin riesgo deben hacernos desconfiar de inmediato”

Pues si los pisos tienen rentabilidades de 4%, 5%, 6% o más ¿Qué riesgo deben tener?

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