El sector de la construcción está intentando sacudirse los errores del pasado. A pesar de que fue la actividad económica que más sufrió el golpe de la crisis en términos de caída de la producción y del empleo, la remontada del ladrillo está dando sus frutos.
No sólo está creciendo la inversión, la compraventa de inmuebles y las hipotecas que se firman: las mejoras también llegan al mercado laboral. Según los datos del INE, el empleo en la construcción ha subido un 6,5% interanual en el primer trimestre del año, al tiempo que el número de parados se ha reducido un 12%.
Actualmente hay 1,15 millones de personas trabajando en la actividad (sumando los trabajadores por cuenta ajena y los autónomos), unas 200.000 más que las contabilizadas en los mínimos registrados a principios de 2014.
Y la tendencia del primer trimestre se mantiene: el Ministerio de Empleo asegura que en el mes de junio, coincidiendo con la campaña de verano, el número de desempleados ha bajado en unas 9.400 personas, mientras que la Seguridad Social ha ganado más de 12.800 nuevos cotizantes.
Desde la Fundación Laboral de la Construcción confían en que el empleo continúe creciendo en los próximos años, al calor de la construcción de nuevas viviendas y bajo la premisa de que la inversión pública en infraestructuras irá mejorando poco a poco. El tercer factor clave para la organización formada por patronal y sindicatos es la creciente formación de los trabajadores. Un terreno donde también hay avances.
La propia fundación asegura que el año pasado más de 75.300 trabajadores consiguieron un título de formación, registrando un alza del 12% frente a 2016. Se impartieron más de 8.000 cursos y casi tres millones de horas impartidas, y lo más demandado fue la formación en prevención de riesgos laborales y la especialización en materiales transversales.
Como explicó a idealista/news el director general de la fundación, Enrique Corral, "las empresas siguen buscando albañiles, encargados de obra... pero ya buscan perfiles con unas determinadas habilidades a las que antes no se les prestaba atención. Cada vez va a tener menos peso en la obra el trabajo físico y va a pesar el trabajador cualificado que sabe hacer un determinado montaje de un tipo de material o de una pieza concreta. Y luego también un encargado que se debe modernizar y va a tener que ser capaz de manejar la gestión de la obra a través de nuevas tecnologías". Además, añade, las empresas valoran "las competencias transversales de capacidad de trabajo en equipo".
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