El Ayuntamiento de Barcelona invierte en su patrimonio histórico. La masía de Can Garcini es uno de los pocos referentes que quedan en el barrio del Guinardó de su pasado rural. Tras años de amenazas de derribo y una adquisición un poco forzada, el consistorio barcelonés es propietario de este activo desde principios de 2018. Ahora, cuatro años después, ya han aprobado el proyecto que transformará este inmueble único en un centro para mayores.
La finca contiene una edificación de planta basilical, la estructura típica de las masías catalanas, de planta baja y dos plantas-piso de altura, y se organiza en tres volúmenes, con cubierta a dos aguas en el cuerpo central y plana en los laterales, según explican desde 48 H Open House. En el interior, el desván se ha habilitado como vivienda y la planta principal distribuye las habitaciones alrededor de una gran sala.
Las reivindicaciones vecinales consiguieron que el edificio pasara a ser propiedad municipal el año 2018, ya que anteriormente estuvo a punto de sucumbir a la piqueta inmobiliaria. El Ayuntamiento de Barcelona confirmó en marzo de 2018 la compra de la histórica masía por 7 millones de euros a Grupo Núñez i Navarro.
Con torre, pozo y restos de otras edificaciones y rodeada de un jardín, la masía se encuentra limitada actualmente por una valla que da al pasaje Garcini y a la calle Xiprer. La volumetría actual de la masía, que estuvo habitada hasta el año 2010, es el resultado de varias reformas y ampliaciones realizadas a lo largo de los siglos, siendo la última reforma la realizada en los años 80 con el objetivo de subdividir la edificación en tres viviendas.
Posteriormente, la finca fue vendida y la empresa propietaria solicitó una licencia para su derribo que fue prorrogada en varias ocasiones hasta que el 31 de diciembre de 2015 fue anulada.
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