
La contemplación del paisaje natural es uno de los espectáculos que mejor pueden satisfacer a nuestros sentidos: grandiosidad, pureza, tranquilidad… En los sitios que ofrecen panorámicas únicas, suelen construirse unos miradores, concebidos como ventanas abiertas al territorio, lugares que invitan a detenerse, respirar y descubrir la geografía desde una nueva perspectiva.
Algunos de ellos son simples bancos de madera en la sombra, mientras que otros son todo un alarde de ingeniería, diseño, e incluso una retrospectiva hacia el patrimonio local. De unos años a esta parte, estas plataformas se han convertido en piezas de diseño integradas en su entorno y, en ocasiones, dotadas de funciones sensoriales inesperadas.
En Asturias, un nuevo ejemplo se ha sumado a esta lista, se trata del Mirador Geológico de Farrapona, una estructura en forma de 'looping' diseñada por Puerto & Sánchez Arquitectos, que no solo permite observar un valle de gran valor natural, sino que también “canta” cuando sopla el viento.

Un 'looping' sobre el puerto más alto de Asturias
Este mirador se alza en el Alto de la Farrapona, la cima del valle de Saliencia en los Montes Cantábricos, en el puerto de Somiedo, el más alto accesible por carretera de la provincia, es un destino popular para senderistas, ciclistas y amantes del paisaje.
Para el estudio “el objetivo era crear un mirador circular que permitiera a cualquiera entrar, contemplar el excepcional paisaje de 360 grados y salir de nuevo”. De ahí su forma de cinta circular que sobresale sobre el terreno, ofreciendo una experiencia envolvente. El mirador se apoya sobre una pirámide invertida de cuatro columnas, lo que reduce al mínimo su huella en el suelo y refuerza la sensación de ligereza.

La estructura está compuesta por un arco formado por nueve piezas prefabricadas en un taller especializado, situado a más de 100 kilómetros. Tras su transporte en camión, fueron ensambladas y fijadas en su ubicación definitiva con la ayuda de una grúa.
A lo largo de su recorrido, los visitantes encuentran paneles discretos con información sobre nueve puntos de interés geológico. Estas placas, integradas entre las barandillas, permiten identificar elementos del paisaje sin interrumpir la vista panorámica.

Un diseño que interactúa con el viento
El emplazamiento del mirador, sometido a inviernos con temperaturas bajo cero y veranos que rozan los 30 ºC, exigía una solución resistente y de bajo mantenimiento. Por ello, el estudio optó por acero resistente a la intemperie, capaz de soportar cambios térmicos extremos sin degradarse, a diferencia de la madera, que se vería afectada con rapidez en estas condiciones.
El pavimento y las barandillas se sostienen mediante vigas huecas con soportes soldados, separadas 10 centímetros entre sí para mantener la transparencia visual. La cubierta está formada por una chapa metálica con perforaciones en forma de lágrima, ideadas para evitar la acumulación de agua y nieve durante el invierno.
Esta característica técnica trajo consigo un efecto inesperado: “cuando sopla el viento, el mirador ‘canta’, emitiendo un sonido musical que produce un efecto involuntario, pero sugerente”, relatan en el estudio.
El diseño, además, garantiza la accesibilidad. La plataforma mantiene la misma elevación en su punto de entrada y salida, permitiendo el acceso de sillas de ruedas y facilitando el recorrido a todos los visitantes.

Este proyecto fue el ganador de un concurso convocado por el Ayuntamiento de Somiedo y se enmarca en una estrategia más amplia para poner en valor el patrimonio natural, etnográfico y geológico de Asturias. Más que un simple mirador, la obra combina ingeniería, sensibilidad paisajística y un guiño poético que convierte la visita en una experiencia sensorial completa.


Sigue toda la información inmobiliaria y los informes más novedosos en nuestra newsletter diaria y semanal. También puedes seguir el mercado inmobiliario de lujo con nuestro boletín mensual de lujo.
Para poder comentar debes Acceder con tu cuenta