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En marzo de 2017, la promotora inmobiliaria Neinor abrió un nuevo camino a las compañías del sector. Por primera vez desde el gran pinchazo de la burbuja inmobiliaria, una promotora pura daba el salto al parqué con el aval de la recuperación económica en España y el apetito inversor de los grandes fondos. Pocos podían sospechar entonces que a la compañía le esperaban 18 meses frenéticos en el mercado de valores.

Neinor debutó en bolsa con un valor de mercado de unos 1.300 millones de euros y un proyecto muy ambicioso que cautivó a los grandes inversores institucionales. La acción inició su andadura en bolsa con alegría, lo que permitió al primer accionista de Neinor, Lone Star, vender su participación en dos tramos (el último de ellos el pasado mes de enero) con jugosas plusvalías.

Muy poco después llegó el primer gran revés para los accionistas. Por sorpresa, en febrero Neinor comunicaba al mercado una potente rebaja de sus estimaciones de entrega de viviendas. Un 'profit warning' que hundió la cotización desde los 18 hasta los 14 euros. Una caída con una recuperación posterior parcial e insuficiente que ha provocado un auténtico terremoto en el capital de la compañía.

Ya sin Lone Star en el accionariado, el fondo israelí Adar irrumpió en el capital en pleno desplome de la cotización. Desde entonces, ha construido una participación del 28,67% que lo convierte en el primer accionista de la promotora con mucha diferencia sobre el resto. Las últimas compras de Adar corresponden al mes de abril. Desde entonces la cotización ha subido hasta los 16 euros, donde lleva parada varias semanas.

Otros inversores que apostaron muy fuerte por la compañía han tenido menos paciencia. El caso más significativo es el de Wellington, que alcanzó el 8,5% del capital en septiembre del año pasado. Diez meses después ya solo le queda un 2,73%. En plena operación salida, el fondo estadounidense se acaba de desprender de otro 2,2% del accionariado, al que llegó a precios superiores a los actuales de mercado.

Wellington no es el único fondo que ha deshecho posiciones en los últimos meses. Lansdowne ha reducido su participación desde el 1,44% hasta el 0,57% el pasado mes de junio, mientras que Norges metió la tijera a la suya desde el 5% hasta el 4,56% en marzo. Como Fidelity, que antes del cierre del tercer trimestre redujo su participación por debajo del 3%.

A cambio, otros fondos como Invesco (dueño de un 5% del capital) mantienen su apuesta y otros como Bank of Montreal la suben hasta el 5,20%. En junio, los fondos de Julius Baer también dieron un paso adelante y elevaron su presencia en la inmobiliaria casi un punto porcentual, hasta el 6,27%. Un paquete que lo convierte en uno de los accionistas de referencia de Neinor. 

En plena revolución en el capital, Neinor trata de convencer al mercado de que cumplirá su hoja de ruta. Prevé entregar 1.000 viviendas este año, 2.000 en 2019 y quiere alcanzar las 4.000 en 2020. En pérdidas en Bolsa en lo que va de año y lejos del nivel al que salió a Bolsa, el capital de la promotora es un hervidero. 

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