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'Rooftopping': la peligrosa moda de hacerse 'selfies' desde lo alto de un rascacielos (fotos)
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Vértigo, una sensación que la mayor parte de los mortales experimentarían si se hallaran en la cima de un rascacielos, y que no sienten, sin embargo, aquellos jóvenes fotógrafos que toman instantáneas de todo lo que se ve a más de 500 metros de altura

Conocida como 'rooftopping', esta moda fotográfica consiste en subirse al tejado de un edificio extraordinariamente alto, sacar el móvil o la cámara de fotos, capturar los pies en medio de calles, vehículos y personas en miniatura, y compartir la imagen en Internet. 

La técnica tiene variantes de lo más modernas. La última viene protagonizada por el palo para 'selfies', idea de Andrew Tso y Daniel Lau, dos chicos amantes del 'rooftopping' que han escalado hasta la cima de ‘The Center’, el quinto rascacielos más alto del mundo, para capturar las vistas de Hong Kong. 

Desde que surgieran hace ya un par de años, las fotografías han llamado la atención de usuarios, medios de comunicación y apasionados de la fotografía que han visto en el 'rooftopping' una forma de lanzar su carrera. Conseguir imágenes como éstas resulta una temeridad al alcance de muy pocos.

La moda de captar imágenes desde lo alto de los rascacielos comenzó a mediados de la primera década del siglo XXI, cuando el 'smartphone' aterrizó en el bolsillo del común de los mortales. Según cuenta en una entrevista Neil Ta, un auténtico profesional del 'rooftopping', la idea le atrajo cuando dio con las instantáneas que subía el fotógrafo canadiense Jonathan Castellino en BlogTo, un blog de Toronto. 

'Rooftopping': la peligrosa moda de hacerse 'selfies' desde lo alto de un rascacielos (fotos)
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El trabajo de otros fotógrafos inquietos como Tom Ryaboi y Erik Mauer inspiraron a este artista canadiense, que se animó a emprender una carrera capturando imágenes desde las alturas. Obras que también inspiraron al ruso Iván Knuznetsov. “Lo que hace únicas estas fotografías es su capacidad para captar la realidad desde perspectivas que no hemos visto antes, y creo que por eso la gente se acerca a mis imágenes”, señala en una entrevista. 

Además de la altura, hay otros riesgos. Para escalar hasta la cima del edificio, el fotógrafo tiene que colarse en zonas restringidas de los edificios. Si las autoridades le pillan, le cae una multa. Un castigo que no ha servido para que la Torre CN de Toronto, el Empire State de Nueva York o el Mercury City, una torre de 75 pisos en Moscú, se alejen de la conquista de estos temerarios. 

Artistas que sueñan, además, con alcanzar la cima del edificio más alto del mundo, el Burj Khalifa, situado en Dubai, de 828 metros de altura y que sólo ha sido coronado por Joe McNally, fotógrafo del National Geographic (este, eso sí, con permiso del administrador del rascacielos). 

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Como pasa con cualquier moda, muchos de estos fotógrafos acaban algo cansados de subir a los tejados y tomar instantáneas a lo Street View. Así lo contaba Neil Ta en un artículo que escribió el pasado año para explicar por qué había decidido dejar el 'rooftopping'. “Nuestras imágenes se han convertido en algo de usar y tirar. Aparecen en un 'feed' durante un microsegundo y después desaparecen. A nadie le importa el futuro del 'rooftopping' nada más que a otros amantes de la fotografía”. 

El mismo fotógrafo denuncia la feroz competencia que existe entre los usuarios que practican el 'rooftopping', que buscan nuevos métodos para llamar la atención con sus imágenes. Aún así, este tipo de instantáneas continúan llenando perfiles de Twitter e Instagram, llenando a cualquier espectador de una sensación inevitable de vértigo.

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