
El boom de la construcción en China se lo ha llevado todo por delante, desde casas a edificios emblemáticos pasando por yacimientos arqueológicos y ruinas históricas. Todo menos los árboles. De hecho, la justicia del gigante asiático rara vez se ponen del lado de los propietarios a los que les han expropiado su vivienda para construir una autopista. Eso sí, los jueces no dudan ni un instante en ordenar el desvío de una carretera para salvar un árbol centenario.
Sólo en Pekín hay más de 40.000 árboles con más de un siglo de vida. De estos, en torno a 6.000 llevan en pie más de 300 años. Muchos provienen de los antiguos jardines imperiales sobre los que el progreso ha ido vomitando asfalto. Simbolizan la sabiduría, la tradición y la templanza.
El respeto por los árboles centenarios en China llega hasta tal punto que nada menos que 14.000 ejemplares están protegidos con un dispositivo electrónico que avisa a las autoridades si sufren algún daño o son talados. Y las penas por estas ofensas no son pequeñas: hasta 12 años de cárcel.














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