Hay construcciones que desafían las leyes del diseño, de la gravedad e incluso de la propia lógica. Viviendas únicas que cuelgan de acantilados imposibles, lo que las dota de una enorme belleza y singularidad. Arquitectos de reconocido prestigio como Norman Foster no se han podido resistir a diseñar estas casas de infarto solo aptas para amantes del vértigo.
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