
Seguro que alguna vez has fantaseado con la idea de vivir en una mansión de ensueño presidida por una enorme entrada principal, con suntuosas fuentes y amplios jardines. La gigantesca vivienda contaría con todo tipo de estancias, desde un lujoso salón de estilo victoriano hasta una biblioteca, un bar o una sala de juegos.
Ahora, imagina que te regalan un espectacular castillo que responda a esas características. Valorado en la friolera de 7,8 millones de euros, la profusa decoración del Astolat te trasladaría a aquellos cuentos de tu infancia en los que siempre aspirabas a ser el personaje de la realeza y no el sirviente que vive en una casa de 40 m2 y tiene problemas para llegar a fin de mes.
Si ya estabas elucubrando con la posibilidad de abandonar tu modesto piso para trasladarte a esta fortaleza, con la esperanza de que jamás volverías a chocarte con un enser doméstico tras dar tres pasos seguidos, lamentamos comunicarte que el Astolat te fascinaría y te decepcionaría al mismo tiempo.
Este castillo de siete pisos mide tan solo dos metros y medio en total, y cada una de sus 29 estancias, a las que hay que sumar una torre concebida para un mago, ocupa solo unos pocos centímetros cuadrados. El Castillo Astolat ostenta el merecido título de la casa de muñecas más cara del planeta, según Bloomberg.
La artista estadounidense especializada en miniaturas Elaine Diehl y un grupo de artistas de todo el mundo tardaron nada menos que 13 años en diseñar y decorar cuidadosamente cada estancia en los años 70 y 80.

Si te estás preguntando cómo una mansión en miniatura puede costar más que en un chalet en La Moraleja, has de saber que su valor está, obviamente, en los detalles. Esta casa alberga una exclusiva colección de 10.000 artículos, algunos de oro, plata o lapislázuli. Solo la cubertería de plata del comedor está valorada en 5.000 dólares (4.652 euros). Un auténtico museo en miniatura.
El castillo esconde todo tipo de secretos: hay una réplica en miniatura de Pinkie (una pintura del artista británico Thomas Lawrence), las botellas del bar contienen alcohol real y los libros de las estanterías no son de cartón, sino que pueden leerse con ayuda de una lupa.
De hecho, la biblioteca alberga una biblia que ya es considerada como la más pequeña del mundo. Podríamos llegar incluso a utilizar el papel higiénico de los baños de mármol para mantener la higiene tras hacer nuestras necesidades si encogiéramos.

La decoración se adapta a las diferentes estancias: hay salas inspiradas en Oriente y otras de estilo Tudor o victoriano. El castillo cuenta con una armería, una sala de caza y otra de música. Aunque la estructura es de madera, el papel maché hace creer al visitante que está esculpido en piedra.
Recientemente, la casa Astolat ha podido contemplarse en el Time Warner Center de Nueva York en una exposición destinada a recaudar fondos para organizaciones benéficas. Solo en montar esta mansión de 360 kilos tardaron más de 20 horas.
El nombre de este castillo tampoco es baladí: está inspirado en 'La dama de Shallot', un poema del siglo XIX que narra la historia de Elaine de Astolat. El personaje aparecía en las leyendas del Rey Arturo y moría de amor por Sir Lancelot, que no la correspondía.
Si en tu infancia te apasionaba más destruir los castillos de arena que construirlos y si nunca soportaste ni los cuentos Disney en los que dos puritanos ricachones acaban viviendo felices ni las historias que acaban en tragedia, como la de Elaine de Astolat, puedes consolarte pensando que el castillo en miniatura no te gustaría demasiado pese a su exorbitado precio. Al fin y al cabo, tampoco tendrías sitio en tu casa para guardarlo.











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