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Hace once años, él fue el encargado de diseñar la primera versión de Googleplex, el cuartel general de la omnipotente Google en Mountain View. Ahora, con el paso de los años (y una nueva sede para ‘la gran G’), el arquitecto californiano Clive Wilkinson ha desarrollado un concepto totalmente innovador y futurista: una ciudad con dos plantas.

Aunque el proyecto no es más que una creación teórica, Wilkinson ha imaginado cómo sería Londres si fuera una ciudad con dos alturas que, en la parte superior, tuviera el ‘coworking’ más grande del mundo.

Para una ciudad como la capital británica, en la que sus habitantes tardan de media más de dos horas en llegar a la oficina, lo que Wilkinson propone es que exista una segunda planta ocupada por puestos de trabajo a los que cualquiera pueda acudir a través de un tubo neumático que lo transportará verticalmente desde su casa hasta su escritorio.

cómo sería Londres si fuera una ciudad con dos alturas
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El proyecto, bautizado ‘The Endless Workplace’, ha sido creado por su estudio de arquitectura para la revista Flaunt, que proponía imaginar cómo sería el choque de culturas entre California y Londres.

Así, Wilkinson propone llevar la filosofía de trabajo de Silicon Valley al cielo de Londres. “Sería una especie de espacio de ‘coworking’ perfecto tanto para la creación de ‘startups’ como para empresas que ya estén, con un conjunto de puestos de trabajo variados”, aseguran desde el estudio de arquitectura.

La planta que ya existe, el suelo actual de Londres, no quedaría enterrada como si de un sótano se tratase. Para evitarlo, Wilkinson ha imaginado que este nuevo esquema urbano tendría grandes agujeros por los que accedería la luz en parques y monumentos. De esta forma, Londres quedaría como un queso gruyer para que sus calles no quedaran atrapadas en la penumbra producida por la gran oficina flotante.

Más allá de plantear una nueva forma de desplazarse para llegar a la oficina, este Londres de dos plantas pensado por Wilkinson aborda un problema mucho mayor: las emisiones de gases a la atmósfera y la contaminación.

El arquitecto que diseñó la sede de Google quiere convertir Londres en una ‘oficina infinita’
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Además, la creación de esta hipotética segunda planta con agujeros permitiría desarrollar verdaderos campos formados por placas solares con los que asegurar la obtención de energía renovable para las oficinas y, cómo no, para las viviendas londinenses.

Por si fuera poco, este nuevo Londres solucionaría no pocos problemas de espacio. "Hay una estadística, que se ha utilizado de forma fiable durante años, que dice que el 50% de cualquier espacio de trabajo está ocupado solo por escritorios vacíos", explica Wilkinson.

Creando una segunda capa cercana a las nubes, el arquitecto confía en conseguir que todos tengan un lugar donde trabajar ocupando una superficie menor que la que se utiliza hoy en día en los edificios de oficinas. Eficiencia al poder.

Probablemente, este concepto no llegará a ser nunca una realidad, aunque no es imposible, según el propio Wilkinson. De una forma o de otra, el trabajo del arquitecto sí que pone sobre la mesa una reflexión relevante: las ciudades del mañana pueden no tener nada que ver con las que conocemos hoy y, además, los cambios serán necesarios para afrontar los problemas de los entornos urbanos actuales. ¿Tendremos oficinas flotantes?

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1 Comentarios:

Alex A
14 Enero 2016, 8:22

Que tontería vamos a vivir en los bajos de las ciudades??? y el sol???

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