
Un gran número de jóvenes irlandeses están considerando seriamente la emigración de la isla en medio de una alta inflación que ha elevado los costes de la vida y, sobre todo, los precios de la vivienda hasta cotas prohibitivas. Según una encuesta del Consejo Nacional de la Juventud de Irlanda, siete de cada 10 ciudadanos de entre 18 y 24 años contempla mudarse al extranjero para mejorar su calidad de vida. El precio medio de la vivienda ya ha superado al pico de 2007, y en julio rozó los 300.000 euros, el país más caro de toda la UE.
Los jóvenes irlandeses no lo están dudando, y tal y como han hecho millones de irlandeses desde el siglo XIX, la idea de emigrar a otros destinos, principalmente de habla inglesa, es una oportunidad de crecer y mejorar su calidad de vida. Reino Unido, EEUU, Australia, Nueva Zelanda y Dubái son los destinos preferidos.
Si hasta ahora, la emigración partía por culpa de hambrunas, falta de empleo o crisis económicas (como las de los años 70 o la de 2008), hoy Irlanda es mucho más rica. Tiene una enorme ganancia fiscal de las empresas tecnológicas que se han convertido en la columna vertebral de su economía y un récord de 2,55 millones de personas tienen trabajo. El desempleo juvenil, de hecho, es el más bajo de la UE.
Sin embargo, los jóvenes se quejan del alto coste de la vida en el país, y en particular de la vivienda. Los precios inmobiliarios ya han superado el pico de la pasada burbuja inmobiliaria, que en el Tigre Celta llego en abril de 2007, con datos de la Oficina Central de Estadísticas (CSO, por sus siglas en inglés). A cierre de julio, el precio medio de una vivienda se acerca ya a los 300.000 euros.
Los alquileres también están aumentando en todo el país. Las nuevas rentas aumentaron un 9% interanual en el primer trimestre, impulsados por la escasez de oferta de viviendas.

“Irlanda tiene una larga historia de emigración, pero lo que está sucediendo ahora es diferente, es un tipo diferente de crisis”, ha afirmado Mary Gilmartin, profesora de geografía en la Universidad de Maynooth y experta en migración contemporánea. “Aunque los jóvenes terminan yéndose o no, la intención es, sin duda, la más alta que he visto”, agregó.
Los datos oficiales aún no confirman el gran éxodo. El número de irlandeses que emigraron aumentó hasta abril de 2022 en un 21% interanual, pero aún está ligeramente por debajo del nivel precovid, según la CSO.
“En la clase trabajadora o en las áreas rurales, nuestros jóvenes ni siquiera se plantean la emigración como una posibilidad”, ha afirmado Dannielle McKenna, gerente de proyectos Rialto Youth Project. “El coste de la vida los está empujando hacia la pobreza. Se está fallando a toda una generación de jóvenes”, sentenció.
Paul Gordon, director de políticas y defensa de NYCI, ha pedido al gobierno irlandés que brinde apoyo “para que los jóvenes puedan permanecer en el país” cuando publique los nuevos Presupuesto para 2023.
Pese al auge del empleo en Irlanda, no todos tienen trabajos de calidad y suficiente renumerados para unirse a lo que Leo Varadkar, viceprimer ministro que se convertirá en primer ministro en diciembre, ha llamado la "democracia de propietarios de viviendas" en Irlanda.
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