
**Artículo escrito por Gerard Duelo, presidente del COAPI de Barcelona**
Desde 1948 hasta el 2000, el ejercicio de la intermediación inmobiliaria solo era oficialmente posible de estar colegiado en alguno de los COAPI, Colegios Profesionales de los “Agentes de la Propiedad Inmobiliaria”, denominativo exclusivo de los colegiados.
Con los años, ese denominativo dio paso al uso popular del acrónimo “API”, que, tras años de discusión interna fue aceptado como “insignia” oficial de uso para cada miembro colegiado, y así se registró como marca, dejándose el escudo, hasta entonces utilizado, como distintivo de la entidad.
Tras la liberación de la profesión en el 2000 y la perdida de la obligatoriedad de la colegiación para ejercer la intermediación inmobiliaria, empezaron a aparecer numerosas asociaciones profesionales (en realidad algunas asociaciones ya habían aparecido antes al amparo de algunas sentencias favorables) y numerosas personas que ejercían la profesión sin la formación y requisitos necesarios para garantizar al consumidor un buen servicio. Por ello, varios COAPI decidieron constituir sus propias Asociaciones Profesionales para dar cobertura y amparo de formación y servicios a aquellos profesionales que deseaban mejorar su preparación y disfrutar de las herramientas adecuadas para garantizar al consumidor un mejor servicio.
Entre estas asociaciones creadas por varios COAPI, estaba la constituida por tres colegios de Cataluña (la asociación AIC) que al poco registró otra marca y logo “api”, con características graficas distintas, para distinguir a todos los profesionales inmobiliarios asociados, pero no colegiados, que siguen con su insignia propia “API”, y el uso distintivo exclusivo de “Agentes de la Propiedad Inmobiliaria”, a excepción de Barcelona, Girona, Lleida y Murcia, que prefirieron unificar ambos logos y seguir solo con “api”, dada la igualdad legal de la profesión.
Tras catorce años, los colegiados nacionales que utilizan el acrónimo y marca colegial “API” son unos 4.200, y los que utilizan el acrónimo y marca asociativa “api” son unos 5.000, pudiendo decir que los API en global, formados y preparados, suman unos 9.000, miembros usando los dos distintivos.
Dicho esto, hace unos años, la asociación AIC, junto a otras asociaciones regionales decidió constituir la federación FNAPI (Federación de Agentes Profesionales Inmobiliarios), entretanto otras asociaciones creadas por otros COAPI de España constituyeron y se integraron en la federación FASAPI.
Hace un año, FNAPI decidió aprovechar el impulso y la estructura de servicios de la asociación AIC (TECNOAPI, empresa creada a tal fin) para extender su oferta de servicios y herramientas a todas las otras asociaciones profesionales de España, en su mayoría sin la estructura suficiente para hacerlo. Esa expansión nacional la hace bajo la insignia y acrónimo “api”, para distinguirla de la otra marca “API” colegial, que sigue paralelamente su curso y uso exclusivo para distinguir a los colegiados.
Obviamente, internamente dentro del seno de los COAPI (Consejo General) hay licitas discrepancias, diferencias de criterios e inconfortabilidades por la extensión y uso nacional de dos marcas API, creyendo que puede causar confusión y provocar una pérdida de imagen de calidad para el colectivo colegial, quizás ignorando que hay muchas otras marcas API en el sector y fuera de él. Afortunadamente, va imperando una mayor comprensión de la situación y cada vez son más los colegios y sus asociaciones que se avienen a este avance y aceptan compartir ambas marcas API, con el único objetivo de potenciarlas como “Marca y Sello distintivo Nacional” del colectivo de profesionales inmobiliarios que garantizan la mejor calidad de servicio al consumidor español.
No podemos olvidar que, a falta de una regulación gubernativa de nuestra profesión, medidas privadas de autorregulación son imprescindibles para luchar contra los miles de personas no preparadas, que, día a día, inundan nuestro sector y hieren de muerte nuestra imagen profesional. Con todo ello, se pretende actuar a semejanza de lo que ocurre en los EE. UU., por ejemplo, con los REALTOR. Allí, la imagen de su marca nacional (compartida por cientos de asociaciones que mantienen su soberanía) es tan buena, que el 87% de las transacciones inmobiliarias del país, las realiza un REALTOR.
En consecuencia, la política expansiva de las marcas nacionales y autóctonas españolas “API” y “api”, seguirán siendo promocionadas con intensidad y orgullo por todo el país, con la ayuda de las federaciones FNAPI Y FASAPI, a la vez que se trabaja codo a codo con la federación patronal FADEI, que coordina los intereses laborales de las empresas. Por supuesto, la diferenciación de los logos no debe comportar necesariamente juicios de valor, sino tan solo diferenciación de afiliación.
Obviamente, y tal y como ocurre en EE. UU. con la NAR (la federación nacional norteamericana) cada asociación luce en su ámbito y como distintivo de su colectivo su propia marca y distintivo asociativo que la identifica, pero esto no va en contra de potenciar una marca nacional que les une e identifica en todos los Estados, disfrutando de numerosas sinergias de imagen, medios y costos, además de una unión colectiva frente a los gobiernos.
Confío pues, que, con esa breve explicación, no solo se entienda mejor la actual situación de las marcas API y sus objetivos, sino que todos los profesionales inmobiliarios del país se animen a prepararse con la formación y servicios API adecuados que ofrecen todas las asociaciones regionales adheridas a cualquiera de estas dos federaciones, a sabiendas de quién es quién.
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