La bautizada como 'Detached House', ubicada a las afueras de Basilea, parece una construcción cerrada y maciza, pero su interior es sorprendente
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La Detached House, diseñada por el estudio suizo Patrick Reuter Architecture, se ubica en una pequeña colina en las afueras de Basilea, Suiza.
Detached House Rasmus Norlander

El hormigón, como la piedra, es un material robusto que, según como se trate y presente, nos puede rememorar a construcciones defensivas como castillos o fortalezas. De hecho, en algunas rehabilitaciones de castillos, se suele emplear una base de hormigón, de una manera más o menos adecuada, para recrear muros desaparecidos.

Para las viviendas, los muros de hormigón macizos representan cerramiento y fortaleza, también debido a la dureza del material. Sobre todo en aquellas que se sitúan sobre colinas más o menos elevadas. Así ocurre en una vivienda situada en las afueras de Basilea (Suiza), que desafía las apariencias desde su primer muro de hormigón. Se trata de la Detached House.

Desde el exterior, el muro de hormigón sobre una base acristalada le configura una sensación de fortaleza contemporánea.
Fortaleza de hormigón Rasmus Norlander

Un marco de hormigón

La Detached House, diseñada por el estudio suizo Patrick Reuter Architecture parece una construcción cerrada y maciza, pero en realidad es un proyecto profundamente sensible que juega con los límites entre lo sólido y lo frágil, lo privado y lo abierto.

El proyecto de fortaleza nace de una necesidad técnica: el terreno, un antiguo lecho fluvial compuesto por arcilla, loess y grava, exigía una base sólida y muros de contención de gran resistencia. La solución del estudio fue convertir estos elementos en los verdaderos protagonistas del diseño, por lo que, el hormigón visto, define tanto la estructura como la expresión estética de la casa.

El hormigón visto define tanto la estructura como la expresión estética de la casa.
Hormigón visto Rasmus Norlander

Sin embargo, lejos de limitarse a una declaración de fuerza o rigidez, el estudio introduce un gesto conceptual clave, el llamado “espacio vacío”. Interesado “por la idea de los umbrales”, se enmarca un vacío central en la planta baja a través de estos muros monolíticos, concebido estructuralmente “como una habitación abierta y llena de tensión, sirve como núcleo emocional y espacial de la casa”, explica Reuter.

A su alrededor se disponen las zonas de salón, comedor y cocina, que pueden abrirse completamente al jardín gracias a sus extensos muros cortina. Con esta disposición de las puertas correderas se permite reconfigurar el espacio según las necesidades de sus habitantes, convirtiéndolo en un lugar fluido y en constante transformación.

El interior de la vivienda contrasta deliberadamente con la solidez de su continente, creando una sensación de equilibrio entre pesadez y ligereza.
Interiores abiertos Rasmus Norlander

Una dualidad constante

El interior de la Detached House contrasta deliberadamente con la solidez de su continente. De hecho, las superficies blancas, los suelos de madera clara y las cortinas grises crean una atmósfera suave y luminosa que dialoga con la contundencia del hormigón. La planta superior, más pequeña y ligera, parece descansar sobre la estructura inferior sobre cuatro puntos precisos, lo que “crea una sensación de equilibrio entre pesadez y ligereza, encierro y apertura”.

Las superficies blancas, los suelos de madera clara y las cortinas grises crean una atmósfera suave y luminosa que dialoga con la contundencia del hormigón.
Contraste con el hormigón Rasmus Norlander

En esta planta se distribuyen los dormitorios a ambos lados de un cuarto de baño central. Desde ellos se accede a balcones metálicos que miran al norte y al sur, reforzando esa conexión permanente con el exterior que recorre toda la casa. La arquitectura, aquí, no se limita a delimitar espacios; los vincula, los matiza, los abre.

El jardín, orientado al sur, completa la experiencia sensorial del proyecto. Una pequeña piscina y una terraza cubierta por una pérgola de hormigón prolongan el edificio hacia el paisaje. “Los materiales se seleccionaron no solo por sus cualidades estéticas, sino también por su durabilidad y su capacidad para crear un diálogo entre la arquitectura y su entorno”, resume el estudio.

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