El proyecto, bautizado como Blatto Boat, transforma una embarcación de los años 70 que había quedado fuera de servicio en una vivienda para un médico
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El estudio de arquitectura GO'C ha llevado a cabo el proyecto Blatto Boat, el cual transforma una embarcación cruise-a-home de los años 70 en una moderna residencia.
Blatto Boat Andrew Pogue

Las casas flotantes se han convertido en un símbolo de innovación residencial en ciudades con tradición náutica, desde Ámsterdam hasta Seattle. En estos entornos urbanos rodeados de agua, vivir sobre una plataforma flotante representa una forma de experimentar la vida y la propia arquitectura desde otra perspectiva.

Por todo ello, se pueden encontrar ejemplos muy interesantes donde se ha transformado los antiguos espacios de las embarcaciones en minicasas flotantes equipadas con todas las comodidades y confort, como la llamada Blatto Boat, amarrado en el lago Union de Seattle.

La casa flotante debía respetar las dimensiones originales del casco (unos 12 metros de largo por 3,7 de ancho), lo que supuso un desafío de diseño.
Un desafío de diseño Andrew Pogue

Un experimento sobre ‘la vida en espacios reducidos’

El estudio de arquitectura GO'C, con sede en Seattle, ha llevado a cabo un este interesante proyecto bautizado como Blatto Boat, el cual transforma una embarcación de los años 70, una 'cruise-a-home' que había quedado fuera de servicio, en una moderna residencia para un médico local.

Amarrada en un muelle del extremo norte del lago Union, esta casa flotante debía respetar las dimensiones originales del casco (unos 12 metros de largo por 3,7 de ancho), lo que supuso un desafío de diseño. Este pequeño espacio debía incluir zonas para cocinar, dormir, trabajar y relajarse. “El proyecto se convirtió en un auténtico rompecabezas tridimensional”, explicó el estudio.

En la planta superior se encuentra un dormitorio compacto, equipado con armarios empotrados y acceso directo a una terraza privada.
Dormitorio Andrew Pogue

La idea era convertir la embarcación en un estudio arquitectónico sobre cómo habitar espacios mínimos sin perder confort. “¿Cómo se pueden tener en cuenta todos los elementos de una casa convencional en un espacio tan poco convencional? Esto se convirtió en un estudio sobre la vida en espacios reducidos en su máxima expresión”, añadió el equipo.

El resultado ha sido una vivienda de 57 m2 distribuidos en dos niveles, con tres terrazas al aire libre y una cuidadosa selección de materiales naturales. Toda su estructura se construyó en tierra firme antes de ser trasladada y amarrada en su ubicación definitiva.

Un hogar compacto

El acceso principal cambia de altura según el nivel del agua, que puede variar hasta 60 centímetros. Para resolverlo, el estudio instaló una escalera desmontable que conecta el muelle con la entrada principal.

La planta baja alberga una zona de estar abierta que integra la cocina, el comedor y una pequeña sala de estar con baño completo. En este espacio, cada rincón se ha diseñado con una doble función, como muchos de los elementos de la casa. Los alféizares sirven de estanterías, la cocina en forma de L maximiza el almacenamiento y una isla móvil puede usarse como mesa, mostrador o escritorio.

Se han incluido grandes ventanas y claraboyas para permitir la entrada de luz natural sin que los vecinos puedan ver directamente el interior.
Ventanas y claraboyas Andrew Pogue

En la planta superior se encuentra un dormitorio compacto, equipado con armarios empotrados y acceso directo a una terraza privada. Desde allí, unas escaleras exteriores conducen a la terraza de la planta baja y a una tercera plataforma superior con macetas y vistas panorámicas al horizonte urbano.

El revestimiento exterior, hecho con paneles de cedro teñidos de ébano, aporta un aspecto cálido y elegante que se integra con el entorno lacustre de Seattle. Mientras que el interior combina materiales terrosos y naturales, con techos de cicuta, muebles de roble blanco y encimeras de Richlite, un material ecológico elaborado a partir de papel reciclado y resina. En la cocina, el salpicadero está elaborado de azulejos de cerámica que dota de textura y color el espacio.

La planta baja alberga una zona de estar abierta que integra la cocina, el comedor y una pequeña sala de estar con baño completo.
Planta baja Andrew Pogue

Asimismo, se han incluido grandes ventanas y claraboyas en toda la planta principal para “permitir la entrada de luz natural sin que los vecinos puedan ver directamente el interior”, aclara el equipo. La claraboya sobre la sala de estar principal refuerza esa sensación de apertura, creando una conexión visual con el cielo y el agua.

En conjunto, todos los elementos de Blatto Boat se integran de forma muy similar a como se haría en la cabina de un barco, lo que le confiere un homenaje al ingenio arquitectónico y a la vida sencilla sobre el agua.

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