Desde que hace poco más de una década Detroit se convirtiera en la primera gran ciudad estadounidense en quiebra, su recuperación ha sido notable. Sin embargo, aún existen grandes zonas de la ciudad que siguen arruinadas y con muchos terrenos asfaltados, algo que el alcalde, Mike Duggan, busca solucionar al sustituir el actual impuesto de bienes inmuebles por uno dividido que separe el precio de los terrenos, que será más caro, y el de los edificios construidos en ellos. El objetivo es obligar a los propietarios de terrenos a venderlos a aquellos que sí quieren construir en ellos.