Los incendios forestales suponen un handicap a tener en cuenta en todas las casas, cabañas y chalés que se construyan en espacios naturales. Por ello, muchos estudios de arquitectura han focalizado el centro de atención en este tipo de asuntos, sin dejar de lado los materiales de buena calidad y los acabados estéticos y elegantes. En ese sentido, presentamos un excelente ejemplo que cuenta con todas estas características y que se halla en un espacio natural de la localidad de Healdsburg, California.
Una vivienda aislada
El proyecto, que ha sido bautizado como Fire Country Lookout, es un refugio rural situado en Healdsburg, una localidad de unos 10.000 habitantes situado en el norte del Estado de California. El diseño ha sido llevado a cabo por el estudio local de arquitectura Studio VARA, y responde a un refugio de montaña envuelto con una coraza protectora de metal y con todo el equipamiento necesario para estar desconectada de la red eléctrica.
Fire Country Lookout se asienta en lo alto de una colina aislada salpicada de robles. De hecho, el acceso a la vivienda implica recorrer un largo y sinuoso camino de grava, diseñado para una pareja con tres hijos pequeños que buscaban un retiro remoto. La influencia de esta experiencia de aislamiento viene dada por el período que el marido vivió en Johannesburgo, Sudáfrica.
Durante ese tiempo, su padre dirigía una empresa constructora y cultivó su amor por la vida en la naturaleza; por esa razón, el diseño de la casa fue una respuesta a la nostalgia de la infancia. Según el estudio, “este legado era lo primero en lo que pensaba la pareja cuando visitó las tierras aparentemente inalteradas de Healdsburg, que servían de recordatorio de las ondulantes colinas de los días de su infancia”.
El proceso de diseño implicó una profunda inmersión en el terreno de seis hectáreas, donde el equipo de arquitectos realizó caminatas y acampadas para comprender los patrones de todo aquello que rodeaba el entorno de la futura vivienda. El estudio explica que “observando los patrones solares y eólicos y los hábitos diarios de la fauna local, se recopilaron datos y experiencias de primera mano que informarían la naturaleza del diseño”, explican los arquitectos.
Revestimiento a prueba de fuego
La residencia, de 362 metros cuadrados, se extiende de este a oeste a lo largo de una cresta, dividida en dos volúmenes conectados por un corredor. Su forma prismática se tuerce en el centro para maximizar las vistas panorámicas. Al norte, se encuentran una piscina infinita, una caseta para la piscina y una cochera.
Con una base de hormigón y una estructura de madera laminada, la casa está revestida con paneles de zinc de junta alzada para resistir los elementos naturales, incluyendo la amenaza de incendios forestales. Dentro de la casa, la distribución es fluida, con un corredor que separa las áreas públicas de las privadas. El ala oeste alberga una cocina abierta, un comedor y un salón, con techos altos y vigas de madera que contribuyen a crear una sensación de amplitud. En el ala este se ubican cuatro dormitorios y una suite principal, dispuestos a lo largo de un pasillo de carga única.
El diseño se complementa con terrazas cubiertas revestidas con pantallas de listones verticales de cedro, proporcionando sombra e intimidad. La casa está diseñada para funcionar de manera autónoma, con un sistema fotovoltaico para generar energía, paneles solares para calentar agua y un sistema séptico, pozo de agua y suministro de gas propano.
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