El impuesto de bienes inmuebles se reduce del 2% al 0,6%, pero se incluye un nuevo tipo del 11,8% para los terrenos
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Michigan
GTRES

Desde que hace poco más de una década Detroit se convirtiera en la primera gran ciudad estadounidense en quiebra, su recuperación ha sido notable. Ejemplos como la Book Tower, abandonada en 2009 y reconstruida ahora por más de 300 millones de dólares (282,94 millones de euros) por Bedrock, empresa del hombre más rico de Míchigan, dan buena muestra de esta recuperación.

Sin embargo, aún existen grandes zonas de la ciudad que siguen arruinadas. De hecho, la ciudad está dividida por dos zonas muy distintas. El sudeste de la ciudad está repleta de grúas y edificios nuevos. En cambio, hay otra parte llena de manzanas enteras ocupadas solo... por asfalto y aparcamientos. Por eso, el alcalde, Mike Duggan, busca solucionar este problema sustituyendo el actual impuesto de bienes inmuebles por uno que separe el precio de los terrenos y el de los edificios construidos. Así, el impuesto de bienes inmuebles se reduce del 2% al 0,6%, pero se incluye un nuevo tipo del 11,8% para gravar los terrenos.

Jay Rising, director financiero de la ciudad, ha señalado que Detroit recauda muy poco con el sistema actual, hasta unos 119 millones de dólares (112,23 millones de euros) en 2019, frente a los 1.000 millones que se registraban en 1959, según datos del Lincoln Institute of Land. Apenas representa el 16% de los ingresos. 

Además, el bajo precio del suelo residencial puede facilitar que la ley salga adelante. Según la normativa de Míchigan, debe ser aprobada por un referéndum que parece que se celebrará en febrero de 2024, tras superar la primera fase en la Cámara de Representantes en septiembre.

La finalidad de gravar más el suelo no es otra que promover el movimiento en el sector tras el auge del centro de la ciudad. Así, aquellos que adquirieron terrenos hace años pueden verse obligados por la subida de impuestos a venderlos a aquellos que sí pretenden construir en ellos, algo que ayudaría a liberar propiedades, ha señalado Kofi Bonner, consejero delegado de Bedrock.

No obstante, también es importante destacar el beneficio inmediato que obtendrán la mayoría de los residentes, con cerca de un 97% de ellos que logrará una reducción de impuestos. Además, los tipos impositivos más bajos sobre las mejoras pretenden favorecer la inversión en propiedades y ayudar a otros a no retrasarse en sus pagos. Cabe destacar que una de cada cuatro propiedades entró en ejecución hipotecaria entre 2011 y 2015 a causa del retraso en los pagos, según un estudio que se publicó en 2019.

Sobre esto, Bernadette Atuahene, una de las autoras de dicho estudio, ha señalado que los altos tipos no fueron el único problema, sino que, tras la crisis financiera, el tasador de Detroit sobrevaloró las viviendas de los propietarios con menos recursos. En este sentido, el condado de Wayne, que forma parte de la ciudad, llegó a aplicar intereses del 18%, por lo que las casas acabaron siendo subastadas y el condado se quedó con el exceso sobre el impuesto adeudado.

Atuahene ha mostrado su preocupación porque el nuevo impuesto pueda agravar esta situación en caso de que el suelo residencial termine sobrevalorándose. Sin embargo, en el caso de que la medida funcione, los beneficios serán reales y perceptibles.

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