Si estás a punto de ser mamá por primera vez, seguro que estás hecha un flan y con miles de dudas. ¿Cuna o colecho?, ¿teta o bibe?, ¿cogerlo en brazos mucho o poco?, ¿usar o no usar chupete?, y así podríamos estar horas.
El cerebro de una madre primeriza es como una locomotora. Durante la etapa de gestación hay un drástico cambio de hormonas que por supuesto también afectan al cerebro. Cuando llega el primer embarazo, el cerebro nunca se ha expuesto a estas nuevas dosis de moléculas variadas que sin duda ejercen cambios en su estructura y en su funcionamiento. Esto unido a toda la información a la que nos vemos expuestos por la nueva situación provoca una actividad cerebral sorprendentemente grande.
Muchas veces, sobre todo cuando somos primerizos, nos vemos estresados comprando todo tipo de cosas como si se acabara el mundo: cuna, mini cuna, moisés, hamaca, trona, parque, gimnasio… Pero, ¿de verdad el bebé “necesita” todo esto?
Cuando un bebé llega a la familia nuestra prioridad es proporcionarle un espacio acogedor y agradable que le brinde seguridad y confort, pero a veces con tantas opciones podemos estresarnos y perder un poco el norte.
Más de una vez nos pasa que la clásica cuna termina haciendo de guardarropa porque terminamos haciendo colecho y la cuna no llega a utilizarse ni una sola noche. O que ese sofá de lactancia tan bonito que compramos en una tienda súper cuqui al final no lo hemos usado nada porque terminamos utilizando el biberón.
El estilo de la pedagogía Montessori
En los últimos años se ha popularizado mucho un estilo que nos llega desde Italia basado en el método Montessori.
El método Montessori es un modelo educativo ideado por la educadora y médica María Montessori a principios del S.XX.
Ella se interesó en niños marginados por la sociedad y vio los progresos que iban logrando gracias a su pedagogía, basada en el desarrollo personal de la independencia, la libertad con límites, el respeto en la psicología natural, y el desarrollo físico y social.
Este modelo educativo sitúa al niño en el centro de su propio aprendizaje, y tiene la intención de adaptar el entorno del niño a su nivel de desarrollo. Y de eso trata el estilo Montessori a la hora de equipar una habitación infantil, de que todos los muebles y recursos de la habitación estén orientados al desarrollo del niño según edad y habilidades, fomentando así su independencia y libertad.
Es más que habitual que nos encontremos habitaciones infantiles con muebles de adultos. Y me refiero con muebles de adultos, con muebles 10 tallas más grandes que la del niño, incluso más. Camas altas, armarios inaccesibles, mesas enormes y sillas que tienen que escalar como si aquello fueran los picos de Europa. Muchas familias piensan “Esta habitación la hemos hecho con la intención de que le dure años” ajá, sí, está bien. Pero y ¿ahora? ¿Cómo la disfruta?
Quizá hayas visto alguna foto de una cama Montessori a ras del suelo y te preguntes qué sentido tiene o cuál es la mejor manera de montarla así, porque tampoco es cuestión de colocar el colchón directamente en el suelo.
¿Y si en lugar de comprar el clásico parque buscamos un área en la que el bebé pueda practicar movimiento libre de forma segura?
Además de todo esto, podríamos darle una vuelta a los móviles de plástico, luces y sonido por otros de inspiración Montessori que además podemos hacer de forma muy económica al estilo DIY y que atraerán por completo la atención del bebé.
¿Y si añadimos el espejo y la barra para cuando quiera empezar a ponerse de pie?
La pedagogía Montessori no se basa en el diseño ni en el estilo, sino en la utilidad de sus materiales
Características del espacio Montessori
Lo ideal es empezar a crear un espacio Montessori desde que el niño es un bebé, y posteriormente ir adaptando el espacio a medida que va creciendo y/o ir añadiendo áreas a las iniciales.
Si quieres empezar a plantearte crear algo así para tu peque, éstos son los 5 elementos imprescindibles que tu espacio Montessori debería incluir:
Zona de movimiento libre
La libertad de movimientos es muy importante en un entorno Montessori. El bebé o niño debe disponer de espacio para moverse libremente y no estar restringido.
Cuando el niño es un bebé, en la zona de movimiento libre suele disponerse un colchón, una colchoneta o topper en el suelo, si se desea con una funda impermeable para evitar manchar la colchoneta. Al bebé se lo sitúa en el suelo encima de la colchoneta y se lo deja moverse libre, dejándole espacio para girarse, levantar el torso o sentarse cuando ya está preparado.
También puede añadirse una alfombra para ampliar la zona, para que si el niño se voltea no caiga directamente en el suelo.
Espejo con barra
Un clásico de los espacios Montessori es el espejo con barra, en el que el niño puede observarse y reconocerse desde bebé. El espejo suele situarse en la misma zona de movimiento libre, junto a la colchoneta o alfombra, para que el niño se vea, se reconozca y, con la barra, aprenda él solo a ponerse de pie.
Estanterías al alcance del niño
Una de las máximas más importantes de un ambiente Montessori es que los materiales deben estar al alcance del niño, para que sea él mismo el que escoja aquéllos en los que en ese momento tenga más interés. La idea es que el niño no dependa del adulto para realizar sus actividades, sino que sea cuanto más autónomo mejor desde el principio.
Por eso, un básico de un espacio Montessori son las estanterías bajas. En ellas, situaremos los materiales de aprendizaje organizados por categorías y bien separados entre sí (como mínimo unos 20cm) para que el niño comprenda que son materiales distintos.
Suelen ponerse en cestas para fomentar el orden en la mente del niño. Y cuando se le presentan las distintas actividades, se suelen presentar en una bandeja de madera.
Rincón de lectura
A medida que el niño crece, pasa de estar estirado en el suelo a estar sentado, y poco a poco va adquiriendo la capacidad de escoger libros y pasar las páginas él solo.
Por este motivo, resulta imprescindible habilitar para él un rincón de lectura en el que sus cuentos y libros estén expuestos por la portada y sean fácilmente reconocibles (ya que inicialmente el niño no sabrá leer), cosa que puedes hacer colocándolos en cajas o en estanterías que permitan poner los libros de frente.
Acompañaremos este espacio con una zona de cojines o de algún sofá infantil para que el niño pueda acomodarse y estar tranquilo.
Mesa con sillas de tamaño infantil
A medida que el niño se ponga de pie y ande, será capaz de sentarse en una silla y realizar actividades básicas por sí mismo. Llegados a este punto, una mesa y unas sillas de tamaño infantil son imprescindibles para que el niño pueda dibujar, pintar, realizar actividades de vida práctica y, progresivamente, aprender las letras y los números.
Una buenísima opción calidad/precio, y que cumple con los requisitos de tamaño y materiales Montessori (siempre se prefieren materiales naturales en esta pedagogía) es la mesa con dos sillas LÄTT, de Ikea.
Y estas serían algunas opciones y básicos sobre este estilo. Obviamente encontrarás muchas más ideas y opciones que quizá te gusten más o se adapten mejor a tu ritmo y estilo de vida.
Pero un poco volviendo al inicio de este post, toda esta ingente cantidad de información nueva puede hacernos sentir algo agobiadas en algún momento. Que no cunda el pánico. Haz lo que te diga tu instinto y recuerda, no nos volvamos locas, no hay una sola opción correcta.
Tal y como dice el último punto del decálogo del Club de las Malasmadres, simplifica y disfruta.
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