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Artículo escrito por Sandra Barañano, directora técnica de Cuida Tu Casa

Aunque para muchos puede ser un término desconocido, lo cierto es que conviene estar al tanto de qué es el gas radón y cuáles son sus efectos nocivos para la salud. Hace ya mucho tiempo se demostró la relación directa que existe entre el cáncer de pulmón y la exposición a altas concentraciones de radón, que puede estar presente en espacios situados en el interior de edificaciones, sean estas residenciales, laborales o comunitarias.

La relación entre exposición a radón y cáncer de pulmón se observó por primera vez en mineros del uranio, cuyas exposiciones podían llegar a ser altísimas. Sin embargo, años más tarde se comprobó que el riesgo también está asociado a concentraciones de radón inferiores a las halladas en la minería. Aunque evidentemente se trate de algo antiguo, hace relativamente poco que se está incidiendo en que este mismo problema puede afectar a viviendas y locales de trabajo.

Qué es exactamente el gas radón

El radón es un gas radioactivo, incoloro, inodoro e insípido. Se encuentra de forma natural en las rocas del subsuelo, en materiales de construcción y también puede estar presente en el agua. Va emanando de las rocas del subsuelo de forma natural, donde en su desintegración en el aire emite partículas radiactivas. Si bien es cierto que al aire libre la presencia de este gas no representa un problema, ya que la concentración no suele alcanzar niveles altos, sí puede ser perjudicial para la salud cuando se acumula en espacios interiores.

En España, la normativa vigente obliga a eliminar o controlar las exposiciones a cancerígenos en los lugares de trabajo. Sin embargo, el radón sigue estando desatendido en la prevención de muchas empresas.

A continuación, vamos a ver en qué debemos fijarnos para asegurarnos de que no estamos expuestos a niveles peligrosos de radón:

Medir la concentración de radón

Lo primero que tenemos que hacer es medir la concentración de radón. Dada la sencillez y el bajo coste de este procedimiento, conviene medir en las plantas bajas y en edificios antiguos, especialmente en aquellos de granito. La medición se realiza normalmente mediante captadores pasivos de radón, que deben permanecer al menos 3 meses en el sitio elegido. Tras ese tiempo, se manda cada captador al laboratorio especializado, que nos devolverá  una ficha informativa sobre las características del espacio donde estuvo colocado.

Depende del área geográfica

El área geográfica en la que esté situado el edificio jugará un papel fundamental. Se libera más radón en zonas graníticas que en las arcillosas y calcáreas, debido a que las primeras contienen mayor cantidad de uranio y torio en comparación con otros tipos de piedras como las areniscas, carbonatadas o basálticas. Los suelos porosos facilitan la liberación del radón al aire, mientras que los suelos compactos o arcillosos, que tienen menor porosidad y permeabilidad, retienen más el radón. Los suelos graníticos muy fracturados liberan más radón que los graníticos compactos.

Tipo de edificación de la oficina

También será importante el tipo de edificación, pues el radón puede provenir de los propios materiales de construcción, como ocurre en el caso del granito. Sin embargo, la mayor parte del radón acumulado en los edificios proviene del propio terreno. Puede penetrar y acumularse en el edificio solo si la construcción es permeable; es decir, si encuentra una vía para introducirse. Las principales vías por las que el radón accede a los edificios son huecos entre el suelo y la pared, grietas en el suelo, y huecos alrededor de tuberías y cables.

Zonas donde están situados los edificios de oficinas

Las zonas en las que están situados los edificios también es un factor influyente. Por ejemplo, los espacios situados a nivel del suelo o en el subsuelo (sótanos, bodegas, etc) suelen tener una concentración mucho mayor. Esto se debe a que están más cerca del subsuelo y a que el radón es algo más denso que el aire. En general, los edificios con sótano suelen tener más concentración de radón que los que no lo tienen.

Ventilación y temperatura del interior

Por último, también debemos saber la importancia que tienen la ventilación y la temperatura del interior. En la mayoría de los edificios, la presión atmosférica a nivel del suelo es ligeramente inferior a la de la presión del aire exterior,  porque el aire interior suele ser más cálido. Esto provoca que el aire de la tierra se introduzca en los edificios, llevando consigo el radón. Así, los niveles de radón en interiores varían con las estaciones del año: en invierno suelen ser superiores a los de verano, de acuerdo a las variaciones de la temperatura media exterior y a la ventilación.

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