Comentarios: 0
Desarrollo urbano
GTRES

Próximos a unas nuevas elecciones generales creo que es adecuado preguntarnos si el crecimiento urbano y por tanto la llegada de nueva población de otros municipios puede llegar a condicionar el cambio de color político en un lugar y si esto fuera así, si la clase política pudiera idear algún mecanismo legal, obviamente, para ralentizar ese cambio ideológico imparable con el único objetivo de no perder votos.

Tengo que reconocer que es un pensamiento que en los últimos años me ha venido a la cabeza en repetidas ocasiones motivado por determinados comentarios de distintos sectores económicos y sociales de nuestro país y que ahora ya, liberado de mi condición política y reintegrado en la denominada "sociedad civil", término que me espanta, todo hay que decirlo, creo necesario compartir con todos vosotros.

Para llegar a una conclusión podríamos analizar cualquier municipio de nuestro país pero por cercanía y por su crecimiento al ser el de mayor expansión demográfica de Europa, merece la pena detenernos en la localidad de Rivas-Vacíamadrid, a escasos 15 kilómetros de la capital de España. Esta localidad que a principios de los 80 no tenía más de 500 habitantes ha sufrido un desarrollo urbanístico sin parangón. Ya en 1992, el municipio tenía censados 15.850 habitantes superando este último 22 de noviembre la barrera de los 100.000 habitantes, es decir, ha multiplicado por 200 su población en 40 años.

Rivas-Vaciamadrid se ha desarrollado como cualquier otro municipio en la corona metropolitana madrileña, en base a nuevos desarrollos urbanísticos denominados capitalistas y especulativos por algunos. Y todo ello a pesar de tener un gobierno de izquierdas, porque en Rivas quien gobierna es Izquierda Unida y lo hace de forma continuada desde 1991. Es decir, el pelotazo poblacional sufrido se ha producido siempre bajo el mismo signo político, el de la izquierda, ahora más verde, sostenible, woke y con sonido de batucada pero al fin y al cabo generador de un desarrollo urbano calcado al de otros municipios gobernados por otros partidos políticos de signo contrario al hegemónico en Rivas.

El modelo urbanístico de la denominada Rivas Futura creado entorno a un mastodóntico centro comercial y de ocio, es el mismo que el del Ensanche de Vallecas con la Gavia o el de tantos y tantos lugares propios de un planeamiento urbanístico del siglo pasado, expansivo cual mancha de aceite ocupando el bien más preciado que tenemos, que al fin y al cabo, no es otro que el suelo. Modelos plagados de urbanizaciones en manzana cerrada con piscina y pádel, con hileras interminables de viviendas unifamiliares adosadas y pareadas con piscina para uso y disfrute de sus propietarios. Porque no lo olvidemos, en Rivas, se vive en propiedad y no en alquiler. Ese es el modelo que vende Rivas, nada defendido por la izquierda progre actual diría yo pero que a la ciudad le ha ido bien, otra cosa son los problemas de movilidad, pero esa es otra historia.

Este modelo ha captado la atención de miles de jóvenes madrileños que han visto en Rivas la oportunidad de no solo emanciparse, sino de vivir como anhelaban vivir, lo podríamos denominar municipio-pau. Decenas de amigos míos en los últimos 8 años allí han recalado en busca de su ático con piscina, de su barbacoa y de sus nuevos amigos papis de chat de colegio, público eso sí. Y como ellos muchos más, incluso miles de los que todavía recuerdan con nostalgia el 15M y dicen "yo estuve allí", de los que coreaban frases como "si no nos dejáis soñar no os dejaremos dormir", ahora duermen a pierna suelta o "si viene la policía sacad las uvas y disimular" y ahora demandan más seguridad e iluminación en sus calles o los que hacían ofrendas a Pachamama en busca de la paz mundial. Pues bien, esa paz la han encontrado en Rivas, un poco distinta a la que gritaban pero paz al fin y al cabo.

Pero volvamos al principio, ¿puede este crecimiento demográfico sin precedentes cambiar la balanza del voto? Si cogemos los datos de las tres últimas elecciones generales en esos mismos 8 años, así podría parecer. En el año 2016, el 34,04% de los ripenses votaron a Podemos-IU-EQUO, en abril del 19, les votó un 26,2% y en noviembre del mismo año, recibieron un 21,5%. Es decir, han perdido casi 13 puntos porcentuales que son prácticamente los mismos que han ganado el denominado bloque de centro derecha elección tras elección. Obviamente este descenso maquiavélico, debieron de pensar algunos, solo podía ser debido a la llegada de chavales de clase media de pensamiento centro liberal con ganas de formar una familia y que difícilmente votarían un gobierno de progreso del bueno para el país y eso no se podía permitir.

Cuentan que el cambio de paradigma se produjo una tarde de otoño de hace 2 años, cuando dos históricos del lugar de los que se levantan cantando la internacional vieron en el nuevo bulevar más carritos de bebé modelo María Pombo que animalicos adoptados y, claro, por ahí no podían pasar. Y justo en eso momento, en ese preciso momento, Rivas decidió repensar el modelo urbanístico del municipio, recordemos su modelo urbanístico tras 30 años de gobierno. Y al repensar decidieron paralizar la totalidad de las licencias de construcción de vivienda, no se entregaría una nueva promoción. Consiguieron de un plumazo cumplir el viejo lema de la izquierda, esta ciudad ni crece, ni crecerá. En población querrían decir, porque se dieron cuenta que los nuevos niños del lugar podían ya no pensar como ellos.

En dos años los precios de compra de vivienda de segunda mano han crecido meteóricamente, pero oye, eso no es problema, si el que era de Rivas lo sigue siendo, lo que se ha conseguido es que la llegada de jóvenes de familia "bien" de Madrid ciudad se haya frenado drásticamente y con ello su posible voto neoliberal. Puede ser esto cierto, pues nadie lo sabe, lo cierto es que en las municipales volvieron a ganar los de siempre, eso sí, por los pelos, cierto es que el voto local nada tiene que ver con el de unas generales, mayormente porque somos egoístas por naturaleza y si la cosa va bien pues no votas por ideología sino por beneficio propio y lo cierto es que en Rivas Vaciamadrid se vive muy bien con excelentes servicios públicos.

Otra cosa serán las elecciones generales de la próxima semana donde se vota otra cosa y donde creo no deben tener un buen augurio vistas las últimas encuestas. Visto el ejemplo, creo que efectivamente el modelo urbanístico condiciona el voto electoral de forma objetiva, solo hay que ver el voto recibido en los barrios construidos en los últimos 20 años en Madrid. No obstante, en unos días lo podremos comprobar aunque lo mismo me tengo que tragar este artículo. Espero que no sea así.

Mariano Fuentes es arquitecto técnico e ingeniero, experto en innovación y emprendimiento. Exconcejal del Área de Desarrollo Urbano del Ayuntamiento de Madrid y ahora de regreso al sector inmobiliario donde ha trabajado durante más de 20 años antes de su entrada en política.

 

Ver comentarios (0) / Comentar

Para poder comentar debes Acceder con tu cuenta