El poder romano dominó la península ibérica durante más de 600 años, y todavía quedan vestigios de aquella época
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Teatro romano en Mérida
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La península ibérica fue un territorio muy preciado y con mucho peso para la antigua Roma. El poder romano la dominó durante unos 600 años. Para los aficionados a la historia, por fortuna, permanecen vestigios de aquella época por todo el país. Hemos elaborado una recopilación de algunas de las ruinas romanas más impresionantes que se pueden visitar en España.

Antes, sin embargo, hablaremos de la importancia de Hispania para la Roma antigua. La península ibérica cobró especial relevancia estratégica cuando Amílcar Barca, general cartaginés y padre del legendario Aníbal, puso su foco en ella para expandir el dominio de Cartago y para compensar las pérdidas económicas impuestas por Roma como consecuencia de la Primera Guerra Púnica.

Para tratar de paliar esa situación y la pérdida de Sicilia, Cartago orientó su expansión hacia la península ibérica, motivada en parte por los ricos recursos naturales de la región. La conquista comenzó entre los años 237 y 238 a.C., bajo la dirección de los Barca: Amílcar ocupó Gadir (Cádiz), Asdrúbal el Bello fundó Qart Hadasht, que luego sería conocida como Cartago Nova (Cartagena), y Aníbal penetró hasta el centro peninsular.

En el 219 a.C., Aníbal sitió la ciudad de Sagunto, en la actual Valencia. Roma vio este acto como una provocación y una violación de los tratados previos entre Roma y Cartago. En respuesta, los romanos solicitaron que Cartago entregara a Aníbal, pero Cartago se negó.

En el 218 a.C., como consecuencia de este desacuerdo y las tensiones acumuladas, estalló la Segunda Guerra Púnica. Ese mismo año, Aníbal realizó la épica gesta de cruzar los Alpes con elefantes con la intención de llevar la guerra hasta las puertas de Roma.

Roma, reconociendo la importancia estratégica de la península ibérica, envió ejércitos a Hispania. La primera intervención romana tuvo lugar ese mismo año, cuando los hermanos Cneo y Publio Cornelio Escipión -tío y padre de Escipión el Africano, respectivamente- desembarcaron en la península con la intención de cortar las líneas de suministro de Aníbal y desafiar directamente a los cartagineses en su propio territorio.

A pesar de algunos reveses iniciales, los romanos, con el tiempo y a través de diversas campañas, lograron avanzar, ganando batallas clave y aliándose con tribus locales que estaban descontentas con el dominio cartaginés. Una de las victorias más decisivas se produjo en la Batalla de Ilipa, cerca de la actual Sevilla, en el año 206 a.C.

Con el paso del tiempo y después de la derrota final de Cartago en la Segunda Guerra Púnica en el 201 a.C., Roma consolidó y expandió su control en Hispania, enfrentándose a las diversas tribus locales y comenzando un largo proceso de romanización en la región, cuyos restos perduran hasta nuestros días. Ahora que concluye la temporada de calor, es un buen momento para visitar algunas de las ruinas romanas de España.

Ruinas de Itálica, Santiponce

Unas de las ruinas romanas más impresionantes de España se encuentran en Itálica, una antigua ciudad romana situada cerca de la actual Santiponce, en la provincia de Sevilla. Es conocida por ser la primera ciudad romana fundada en la península ibérica y por ser el lugar de nacimiento de dos emperadores romanos: Trajano y Adriano, dos de los conocidos como “cinco emperadores buenos”.

Itálica fue fundada en el año 206 a.C. por el general romano Publio Cornelio Escipión el Africano, como lugar de asentamiento para los soldados heridos en la batalla de Ilipa, donde los romanos derrotaron a los cartagineses durante la Segunda Guerra Púnica.

Ruinas de Italica
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Uno de sus monumentos más impresionantes es el anfiteatro, uno de los más grandes de todo el Imperio Romano. En su apogeo, podía albergar a más de 25.000 espectadores. En él se celebraban combates de gladiadores y otros espectáculos públicos. 

Para los aficionados a la serie Juego de Tronos, es interesante mencionar que el anfiteatro de Itálica fue utilizado como escenario para la arena del Pozo del Dragón en la séptima temporada de la serie.

Baelo Claudia

Baelo Claudia, ubicada en la provincia de Cádiz, cerca del Estrecho de Gibraltar en la playa de Bolonia, es una joya arqueológica de la Hispania romana. Fundada a finales del siglo II a.C., alcanzó su apogeo en el siglo I d.C. Su excelente estado de conservación permite a los visitantes tener una visión clara de cómo era una ciudad romana durante ese período.

Baelo Claudia
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La ciudad se especializó en la producción de garum, salsa de pescado preparada con vísceras fermentadas, y salazones de pescado, productos muy valorados en todo el Mediterráneo. El corazón de la ciudad era el foro, rodeado de edificaciones importantes como la basílica, usada como tribunal de justicia, la curia, sede del consejo municipal, y varios templos. Entre estos templos, los dedicados a Juno, Júpiter y Minerva eran especialmente notables, aunque también existe un templo dedicado al culto egipcio de Isis, mostrando la diversidad religiosa de la ciudad.

Las murallas de la ciudad, aunque conservadas solo en ciertas áreas, junto con puntos de entrada como la Puerta de la Carteia, evidencian la estructura defensiva y organizativa de la ciudad. 

Las termas eran esenciales para la vida romana y en Baelo Claudia se pueden apreciar distintas salas, desde el ‘caldarium’ hasta el ‘frigidarium’, lugares dedicados a la higiene, ocio y socialización. Por último, el mercado, o 'macellum', del cual aún se conservan las bases de las columnas, nos muestra donde se llevaban a cabo las transacciones comerciales.

Tarraco, Tarragona

Tarraco (hoy conocida como Tarragona) fue una de las principales ciudades romanas en la península. Fue capital de la provincia de Hispania Citerior durante la República romana y más tarde de la provincia de Hispania Tarraconensis durante el Imperio romano.

Tarraco fue fundada antes de la llegada de los romanos por los íberos, pero se convirtió en una base militar romana durante la Segunda Guerra Púnica en el año 218 a.C. gracias a Cneo Cornelio Escipión, tío de Publio Cornelio Escipión el Africano.

Tarragona
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Estas son algunas de las mejores y más destacadas ruinas romanas de Tarraco:

  • El anfiteatro: Situado junto al mar, este impresionante anfiteatro solía albergar combates de gladiadores y otros espectáculos. Puedes ver las gradas, las salas subterráneas y la arena. Además, dentro del anfiteatro se pueden observar los restos de una basílica visigoda y una iglesia medieval.
  • El circo romano: Aunque gran parte del circo está bajo la actual Tarragona, algunas partes, como las bóvedas y pasillos, están bien conservadas. Era aquí donde se celebraban las carreras de carros.
  • El foro romano: El centro neurálgico de la Tarraco romana, donde se llevaban a cabo actividades comerciales, judiciales y religiosas.
  • La muralla romana: Parte de la muralla original, construida en el siglo II a.C., todavía rodea el casco antiguo de Tarragona. Se puede caminar a lo largo de algunos tramos y apreciar las torres defensivas.

Ruinas de Cartago Nova, Cartagena

Cartago Nova, la actual Cartagena en España, fue fundada alrededor del año 227 a.C. por el general cartaginés Asdrúbal el Bello, yerno de Amílcar Barca, padre de Aníbal. La creación de esta ciudad fue parte de los esfuerzos cartagineses para expandir y consolidar su presencia en la península Ibérica. Asdrúbal estableció Cartago Nova como una base naval y un importante centro económico, gracias a la riqueza de las minas cercanas.

Cartagena
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Durante la Segunda Guerra Púnica (218-201 a.C.), en el 209 a.C., Escipión el Africano llevó a cabo una campaña para tomar Cartago Nova, que se creía inexpugnable. Gracias a su audacia, consiguió lo que parecía imposible.

Aprovechando que la mayoría de las fuerzas cartaginesas estaban ocupadas en otras partes de la península, Escipión decidió atacar Cartago Nova con un asalto sorpresa. Dividió su ejército en dos. Una parte atacó la ciudad desde el norte, mientras que la otra parte desembarcó en la parte sur de la ciudad, donde las defensas eran menos fuertes.

Antes del ataque, Escipión se había enterado de que la laguna de Cartago Nova estaba poco defendida y que sus aguas eran de escasa profundidad. Aprovechando la marea baja, mandó a unos 500 hombres escalar la muralla por esa zona y abrir las puertas de la ciudad. Entonces, las legiones romanas penetraron en la capital de poder púnico en la península ibérica, y consiguieron la conquista.

De aquellas épocas quedan algunas ruinas romanas que es posible visitar en Cartagena:

  • El teatro romano: Uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad. Fue construido en el siglo I a.C. y tiene capacidad para más de 6.000 espectadores. En el siglo III d.C., con el auge del cristianismo, parte del teatro fue reutilizado para construir una basílica paleocristiana. No fue hasta finales del siglo XX cuando se llevaron a cabo importantes excavaciones y restauraciones que lo devolvieron a su antigua gloria.
  • El foro romano: Situado en el centro de la ciudad antigua, este complejo ha revelado edificaciones como templos, pórticos y otros edificios asociados con la vida cotidiana y religiosa de Cartago Nova.
  • Las murallas de la ciudad: Aunque las murallas de Cartagena tienen orígenes cartagineses, fueron ampliadas y reforzadas durante la ocupación romana.

Acueducto de Segovia

Acueducto de Segovia
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El acueducto de Segovia es, sin duda, una de las estructuras romanas más famosas de España. Es uno de los acueductos mejor conservados de la época romana. Se cree que fue construido alrededor del siglo I d.C. y ha estado en uso desde entonces. Con una longitud de unos 15 kilómetros, la parte más impresionante es la sección que cruza la ciudad con arcos dobles y una altura de casi 30 metros.

Augusta Emerita , Mérida

Mérida, conocida en la época romana como Augusta Emerita, es una de las ciudades con mayor riqueza arqueológica romana de España. Fundada en el año 25 a.C. por el emperador Augusto, rápidamente se convirtió en una de las principales ciudades de la Hispania romana y fue la capital de la antigua provincia de Lusitania.

Mérida
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El teatro romano, construido en el siglo I a.C., es sin duda uno de los más impresionantes y mejor conservados de toda España. Fue diseñado para albergar a más de 6.000 espectadores y aún hoy, después 2.000 años, se sigue utilizando para eventos musicales y representaciones teatrales, demostrando la ingeniería y diseño magistrales de la época romana. La estructura, con su espléndida ornamentación y grandes columnas, evoca la magnificencia de la antigua Roma.

Muy cerca del teatro se encuentra el anfiteatro, construido alrededor del año 8 a.C. Esta grandiosa estructura ovalada se usaba para combates de gladiadores y espectáculos con animales.

Templo de Diana, Mérida
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El Templo de Diana es otro de los vestigios de la antigua Roma que se pueden visitar en Mérida. Aunque durante el tiempo fue adaptado para otros usos y sufrió modificaciones, aún conserva partes de su estructura original. Sus robustas columnas corintias y la majestuosidad de su diseño lo convierten en una visita imprescindible para cualquier amante de la historia y la arqueología.

Por último, aunque hay más ruinas romanas, cabe mencionar al Acueducto de los Milagros. A pesar de que solo se conserva una parte de lo que fue en su totalidad, sus arcos sostenidos por pilares de ladrillo y su longitud de varios kilómetros demuestran la avanzada ingeniería de los romanos.

La Torre de Hércules, A Coruña

La Torre de Hércules, situada en A Coruña, Galicia, es un faro de origen romano que data del siglo I d.C., construido bajo el mandato del emperador Trajano. Es el faro romano más antiguo del mundo que aún se encuentra en funcionamiento y, según la leyenda, fue erigida en el lugar donde el héroe Hércules enterró la cabeza del gigante Gerión tras derrotarlo. A lo largo de los siglos, la torre ha experimentado diversas restauraciones, siendo la más significativa en el siglo XVIII, que le confirió su aspecto neoclásico actual, aunque en su interior todavía conserva la esencia de la estructura romana original.

Torre de Hércules
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En 2009, la UNESCO la declaró Patrimonio de la Humanidad, reconociendo su valor histórico y cultural inigualable. Además de su función como faro, la torre ofrece impresionantes vistas panorámicas de A Coruña y del Océano Atlántico desde su cima. Rodeada de un área paisajística con esculturas y un parque escultórico, la Torre de Hércules se ha convertido en un emblemático símbolo de la ciudad y de toda la región de Galicia.

Muralla romana de Lugo

La ciudad de Lugo, originalmente conocida como Lucus Augusti en honor al emperador romano Augusto, fue fundada en el siglo I a.C. El elemento más destacado y conocido de Lugo es, sin duda, la muralla romana. Esta muralla circunda el casco antiguo de la ciudad y es uno de los ejemplos mejor conservados de fortificación romana en toda Europa. 

Muralla romana de Lugo
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Su construcción se inició en el siglo III d.C., y su principal función era la defensiva. La muralla tiene un perímetro de más de dos kilómetros y cuenta con numerosas torres y puertas. Es posible caminar por toda la longitud de la muralla gracias a un paseo de ronda que ofrece vistas panorámicas de la ciudad. En 2000, la muralla romana de Lugo fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

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