Esta vivienda se encuentra en lo alto de una colina en Christiansburg. Su exoesqueleto no solo soporta parte del edificio, sino que redefine su apariencia y funcionalidad
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Situada en el 300 John Lemley Ln, en lo alto de una colina en Christiansburg, Virginia, se alza esta vivienda diseñada por Ben Pennell.
Vivienda en Christiansburg Ben Pennell

Hablando de arquitectura, un exoesqueleto se refiere a una manera de construir en que los elementos estructurales se encuentran fuera del volumen del edificio y, por tanto, las vigas, los pilares o las columnas se pueden contemplar desde el exterior. Esta peculiar manera de construir permite ampliar el espacio interior, aligerar el peso visual y generar formas innovadoras.

Es una manera de fusionar la ingeniería y el arte, siendo una técnica que han aplicado arquitectos reconocidos en algunos de sus diseños. En el ejemplo que traemos hoy, situado en Virginia, el exoesqueleto conforma un exterior muy interesante por su disposición y por cómo influye en la creación de la casa.

La fachada lateral destaca por su porche en voladizo sostenido por tensores metálicos que ha sido definida como una "hoja de bulldozer".
Fachada bulldozer Ben Pennell

Una casa envuelta

Situada en el 300 John Lemley Ln, en lo alto de una colina en Christiansburg (Virginia), se alza una vivienda que parece sacada de una película de ciencia ficción. Pero no es un decorado, es una casa experimental y hecha casi por completo a mano por el diseñador estadounidense Ben Pennell, quien, junto con estudiantes de la Universidad Virginia Tech, ha construido una vivienda que rompe con todos los moldes convencionales.

Su particularidad más llamativa es un exoesqueleto visible que no solo soporta parte del edificio, sino que redefine por completo su apariencia y funcionalidad. Su diseño parte de una idea especulativa: ¿puede una persona o un pequeño grupo levantar una obra compleja, con materiales sencillos, sin depender de un gran equipo técnico? La respuesta es sí, como vamos a ver.

Desde el exterior, la casa parece estrecha y robusta, con cimientos de hormigón que sobresalen del suelo y se encuentran visibles. Entre ellos, se apilan las rocas extraídas durante la excavación, lo que le da un aire primitivo y rústico. Sobre los cimientos, se asientan una serie de columnas de hierro visibles que actúan como un esqueleto externo. De esta manera, “la envoltura de la casa se vuelve más estratificada y ambigua, en lugar de sencilla y simple”, afirma Pennell.

La mayor parte de la casa está enmarcada con madera contrachapada salvo la parte que da a la calle que tiene paneles de Hardie de forma salapada.
Paneles de madera Ben Pennell

Según el arquitecto, “al igual que un pavo real utiliza sus plumas para parecer más intimidantemente grande y hermoso, la casa está rodeada de varios artilugios exoesqueléticos para aumentar su escala y masa percibidas”.

Fachada de bulldozer

Hacia adentro del exoesqueleto de hierro, la mayor parte de la casa está enmarcada con madera contrachapada, mientras que la parte que da a la calle está formada por enormes paneles de Hardie de forma salapada, como si fueran enormes tejas. Estos paneles se sujetan con grandes tornillos hexagonales, evocando el aspecto remachado de ciertas maquinarias industriales.

En una de las fachadas laterales se encuentra la entrada principal, mientras que la fachada lateral opuesta destaca por su porche en voladizo sostenido por tensores metálicos que refuerzan la estética mecánica del conjunto y que ha sido descrito por el propio Pennell como una "hoja de bulldozer".

En el último piso, donde se encuentra el dormitorio principal, las cerchas del tejado se dejan a la vista.
Cerchas a la vista Ben Pennell

El tejado también es muy original, se compone por tres grandes cerchas superpuestas que le dan un aspecto telescópico. En el centro se ha instalado una cúpula translúcida que cubre un pozo de luz vertical que ilumina los tres niveles de la vivienda y que, además, funciona como eje simbólico de la casa.

Este simbolismo también se encuentra en la distribución interna, cuya forma se inspira en la de una iglesia, con una planta en cruz y una cocina-isla colocada como si fuera el altar. Según Pennell, su objetivo era generar una atmósfera reverencial en torno a los actos cotidianos como cocinar y convivir.

La planta se inspira en la de una iglesia, con una planta en cruz y una cocina-isla colocada como si fuera el altar.
Una cocina-altar Ben Pennell

Las habitaciones están repartidas entre la segunda y tercera planta con un diseño que favorece la continuidad visual entre estancias. En el último piso, donde se encuentra el dormitorio principal, las cerchas del tejado se dejan a la vista, funcionando como elementos escultóricos en un entorno austero de paredes blancas y madera cálida.

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