
En arquitectura, mirar hacia la naturaleza no significa solo construir con madera o incluir grandes ventanales (que también), sino más bien comprender cómo el entorno, los recuerdos y la experiencia del paisaje pueden modelar las formas, los materiales y los espacios. Así lo demuestra esta singular vivienda situada en el oeste de Seattle, donde el estudio SHED Architecture & Design ha reinterpretado los picos irregulares de los Alpes suizos en una casa urbana y moderna.

Cuando la naturaleza moldea el diseño
La razón por la que una vivienda en la costa oeste de EEUU evoque las principales montañas europeas viene dada porque la pareja que encomendó el proyecto vivió varios años en Suiza. Por ello, la casa parte de una inspiración emocional: evocar la silueta de las montañas alpinas que tanto marcaron su vida.
Así, según reflejaron desde el estudio, “nuestros clientes hablaban con cariño de los años que vivieron en Suiza, así que nos inclinamos por la idea de diseñar una casa cuya forma evocara un pico dentado”. El resultado es una vivienda revestida de madera vertical teñida, con tejados inclinados en diferentes direcciones, que destaca del paisaje urbano sin romper su armonía.

Doble tejado
La estructura se compone de dos volúmenes principales que se intersectan: uno más alto, orientado al sur, que maximiza la captación solar mediante paneles fotovoltaicos; y otro más bajo, que forma un porche profundo hacia la calle.
Este juego de alturas cumple una función técnica y establece una transición fluida entre la vivienda, la calle y el cielo. Como afirman en el estudio: “La intersección del volumen superior en pico con un porche frontal bajo conecta la casa con la calle y con el cielo”.

El porche delantero, ligeramente elevado mediante una escalinata, actúa como espacio social, especialmente en una calle sin salida donde los vecinos suelen reunirse. Desde la planta superior, la terraza cubierta ofrece vistas hacia las montañas olímpicas, conectando visualmente el pasado alpino de los propietarios con su presente en Seattle.
El revestimiento exterior, en madera teñida y desbastada, está pensado para envejecer con dignidad. La erosión natural, con el tiempo, complementará los perfiles metálicos y los detalles constructivos. Además, las persianas exteriores están perfectamente integradas bajo el revestimiento, garantizando una imagen limpia y cuidada.
Interiores para usar a cada momento
La entrada principal conduce a un despacho y a una cocina centralizada, alrededor de la cual se articula el resto de la vivienda. En la planta baja se encuentra la cocina, el comedor y salón concebidos como espacio abierto, dividido sutilmente por una pieza de carpintería hecha a medida.
Junto a la pared con grandes ventanales, unos bancos empotrados invitan a usar cada rincón en diferentes momentos del día. “Todos los espacios se diseñaron para ser utilizados a lo largo del día, ya fuera tomando una taza de café en el asiento de la ventana por la mañana o contemplando la puesta de sol desde la cubierta superior”, señala el estudio.

En la planta superior se encuentra la suite principal, una sala multimedia y una terraza que prolonga visualmente el porche frontal de la casa. En el semisótano se ubica una suite de invitados con salida al jardín trasero en pendiente, además de una sauna y un área de almacenamiento.
Los interiores están dominados por una paleta serena como es el roble blanco tipo Rift en carpinterías y panelados, yeso liso y toques de cerámica en zonas húmedas. La intención fue crear “un telón de fondo elegante pero discreto para el mobiliario y el arte de los clientes”, según los arquitectos.

Una parte esencial del proyecto fue la implicación directa de los propietarios: “La transparencia en el proceso de diseño fue un éxito, y sin duda algo que hemos llevado a proyectos actuales y futuros”. Gracias a esta colaboración, se ha logrado una casa profundamente conectada con la historia personal de quienes la habitan, con la comunidad que la rodea y con el paisaje que la inspira.

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