Las autoridades del pueblo sueco de Kiruna, la ciudad más septentrional de la provincia de Laponia, y las compañías Veidekke y LKAB, que tienen la concesión de una mina de tierras raras a las afueras de este pueblo, han decidido trasladar el pueblo a una nueva ubicación, tras la ampliación de la prospección que pondría en peligro la estabilidad de las edificaciones.
Desde hace unos años, y viendo el futuro prometedor de la extracción de estas tierras raras, se ha ido trasladando poco a poco el pueblo hacia una nueva ubicación. Por un lado, con la construcción de nuevas casas, edificios, parques y jardines, pero también se ha necesitado de una auténtica obra de ingeniería para trasladar uno de los símbolos de la ciudad: su iglesia de madera de 113 años, votado como uno de los edificios más bonitos de Suecia.
Construida entre 1909 y 1912, está inspirada en una cabaña sami, un pueblo indígena de Escandinavia. Lo espectacular del traslado ha sido que se han movido las 672 toneladas de peso de la iglesia de una sola pieza durante casi nueve kilómetros hasta su nueva ubicación.
El traslado durante el pasado mes de agosto fue un verdadero espectáculo. Miles de espectadores, incluido el rey de Suecia, inundaron las calles a lo largo del recorrido para presenciar este increíble proceso. Con 40 metros de ancho, la iglesia no fue fácil de trasladar, pero gracias a una cuidadosa planificación, que incluyó la ampliación de las carreteras, logró llegar con éxito a su nuevo hogar.
Para realizar el traslado, la empresa de logística contratada, Mammoet, elevó la iglesia un poco más de un metro y medio y la colocó sobre vigas de acero, creando una especie de plataforma ultrarresistente. Esta plataforma fue transportada posteriormente por dos trenes de Transportadores Modulares Autopropulsados (SPMT) de 28 ejes. Durante el traslado, los sensores de estabilidad garantizaron la seguridad de la iglesia.
Una vez que la iglesia de Kiruna llegó a su nuevo hogar, los SPMT la bajaron sobre sus nuevos cimientos de hormigón. Unos días después, Mammoet también trasladó el campanario de 99 toneladas de la iglesia.
Suecia está dando un ejemplo importante y enviando un mensaje. La arquitectura histórica no debe ser destruida por el crecimiento moderno; al contrario, con un poco de tiempo y cuidado, puede integrarse en algo nuevo y hermoso.
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