Urbania pisa el acelerador en Barcelona. La compañía estrena nuevo proyecto con una inversión comprometida de 35 millones de euros para desarrollar un proyecto de 'vivienda flexible' en el Parc de l’Alba, en Cerdanyola del Vallès, orientado a jóvenes profesionales e investigadores, tal y como ha explicado Jeffrey Sujar, consejero delegado de Urbania, a idealista/news en una entrevista. La operación aterriza en un momento en el que la compañía consolida un banco de suelo con capacidad para levantar más de 7.000 viviendas y abre una nueva fase de crecimiento apoyada en alianzas programáticas con capital institucional.
"Estamos a punto de obtener la licencia para hacer unas 280 viviendas para jóvenes profesionales y para investigadores", explica Sujar, que confirma que la dotación de Barcelona se ejecutará "entre obra y equipamiento" por un total de 35 millones.
El nuevo proyecto en Barcelona es la segunda pieza del acuerdo de Urbania con LaSalle en el campus de la UAB. La primera, una residencia de estudiantes de 14.500 metros cuadrados con 610 habitaciones, fue anunciada por la propia gestora como prevista para septiembre de 2025 y, según el directivo, "se inauguró el 1 de septiembre" y ya está en operación en el Parc de l’Alba.
La ‘joint venture’ LaSalle-Urbania, presentada en noviembre de 2024, se diseñó para poner en marcha un porfolio de activos de living en España, con las dos primeras transacciones en el propio Parc de l’Alba, combinando PBSA y alquiler flexible.
La estrategia de Urbania no vive de un único socio. En vivienda asequible, la compañía ha lanzado con Patrizia la plataforma SC Spain, un programa de inversión de más de 130 millones de euros que arranca con 320 viviendas sociales en cinco emplazamientos de Alicante y calendario de primeras entregas en verano de 2026. Es, en los hechos, la pata de vivienda sostenible y asequible del grupo, con foco en áreas metropolitanas y estándares de eficiencia energética.
A esta iniciativa se suman los lotes adjudicados en planes autonómicos: el segundo lote del Plan Vive Aragón con 640 viviendas, el lote de la Comunidad Valenciana con cinco promociones en Alicante, Campello y Sant Joan, y el programa en Zaragoza, que en conjunto suma unas 1.100 viviendas. "La idea es hacer bastante más, es un programa de escala", resume Sujar sobre la alianza con Patrizia, de la que Urbania es socio de referencia en España para vivienda asequible y social.
El empuje territorial y por verticales llega respaldado por el repositorio de suelo. Urbania trabaja en la estructuración de un vehículo de inversión en desarrollo de suelo para capitalizar lo que considera una ventana clara de ciclo. "Es el momento de crear materia prima", en palabras de Sujar, que detalla que el banco de suelo interno de la compañía ya acumula capacidad para más de 7.000 viviendas. La intención del grupo pasa por atraer capital institucional para industrializar ese stock y convertirlo en producto final en los próximos años.
Además del tándem con LaSalle y la plataforma con Patrizia, el plan de negocio incorpora una tercera palanca: el ‘senior living’ independiente. Urbania está ultimando conversaciones con inversores para levantar un vehículo con alrededor de 100 millones de equity y un pipeline inicial de cuatro o cinco proyectos con objetivo de activar dos o tres activos en 2026. El despliegue geográfico previsto se concentra en grandes ciudades españolas -Madrid, Málaga, Valencia y Bilbao-, con voluntad de sumar Barcelona si el marco urbanístico local acompaña. "Vamos al formato no medicalizado", precisa Sujar, un modelo que combina viviendas adaptadas con servicios y acuerdos sanitarios, pero sin dotación clínica permanente.
La hoja de ruta de entregas acompaña el músculo inversor. En vivienda asequible, Urbania prevé culminar el lote de la Comunidad Valenciana en 2026, mientras que en Zaragoza las obras arrancan en enero. En paralelo, el flex living de Barcelona avanzará en cuanto obtenga licencia, encadenando la experiencia de la residencia universitaria y la demanda ya detectada en el entorno del Triángulo de la Innovación de Cataluña. "Barcelona conserva un rol central no tanto por la regulación, sino por el capital productivo que ya hemos decidido colocar sobre el terreno", razona el ejecutivo, en referencia al nuevo ticket de 35 millones.
La foto de Urbania, así, es la de un operador que ha pasado de la lógica oportunista de activo a activo a la ejecución por programas, apoyado en coinversión y especialización por usos. En Barcelona, la colaboración con LaSalle se monta sobre un masterplan de 408 hectáreas en Cerdanyola, conectado con uno de los mayores polos universitarios y científicos del país. La combinación de PBSA y flex living busca cubrir la cadena de demanda completa -desde estudiantes de grado y posgrado hasta investigadores y jóvenes profesionales- con estándares de sostenibilidad (objetivo de acreditaciones como Breeam y calificación energética alta) y servicios de nueva generación.
En vivienda asequible, el acuerdo con Patrizia se inserta en un vacío evidente del mercado español -vivienda pública del 2,5% del parque, frente a una media del 9% en la UE- y aprovecha las vías de colaboración público-privada, con cesiones de suelo a largo plazo, financiación europea vinculada a Next Generation y objetivos medibles de impacto social. El arranque en Alicante marca la primera etapa de un despliegue más amplio en otras áreas bien conectadas.
Todo ello sucede en un entorno de costes de construcción todavía tensionados y de marcos regulatorios no siempre homogéneos entre comunidades. La respuesta de Urbania pasa por tres vectores operativos ya visibles en sus proyectos recientes: escala -para ganar poder de compra y de contratación-, coinversión -para acelerar despliegue y repartir riesgos- y foco vertical -para afinar producto y explotación-. En esa lógica, Barcelona vuelve a ser titular por la vía del capital y el proyecto concreto -35 millones comprometidos para flex living-, pero la compañía también blinda su pipeline metropolitano con vivienda asequible, senior living y, sobre todo, con suelo para producir vivienda cuando el mercado la requiera.
"Es un movimiento de continuidad", concluye Sujar, que insiste en que la ambición del grupo es programática: "No es quedarnos en un proyecto, queremos hacer bastante más". Con la residencia universitaria ya funcionando en Cerdanyola, la licencia del flex living a punto y el banco de suelo superando el umbral de las 7.000 viviendas, la compañía afronta los próximos trimestres con obra, entregas y nuevas inversiones en camino.
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