Tiene 3.600 m2 y busca llevar a los visitantes en un viaje a través de la historia de la marca Montblanc, uno de los principales fabricantes de artículos de escritura
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Fachada con ventanales e interior iluminado
Exterior Roland Halbe

Probablemente, el más grande y más importante invento del ser humano. Con ella, hace unos 5.000 años, nuestra especie dejó atrás la prehistoria para comenzar, tras una larga evolución, una nueva era: la historia. Sí, estamos hablando de la escritura, una herramienta con la que el mundo, tal y como lo conocemos, no existiría, y sin la que nunca habrían desarrollado actividades tan fundamentales como la contabilidad, el comercio, el derecho o la literatura.

Todo ello, ha sido posible gracias a los instrumentos que han hecho posible materializar la escritura: desde las tablillas de arcilla sobre las que se grabaron las marcas cuneiformes hasta las plumas más lujosas con las que grandes literatos han dado vida a sus obras, sin olvidar las máquinas de escribir o el teclado de cualquier ordenador. 

Una de las grandes marcas que ha jugado un papel icónico en el mundo de la escritura es Montblanc. Nacida en Alemania en 1906, se ha convertido en uno de los principales fabricantes de artículos de escritura. Y tras más de un siglo de trabajo, recientemente ha creado un museo en el que compartir su historia: el Montblanc Haus, en la ciudad de Hamburgo, con 3.600 metros cuadrados y tres plantas.

Exterior del museo con la fachada negra
Exterior Roland Halbe

Diseñado por Nieto Sobejanos Arquitectos, el objetivo de este espacio, ubicado junto a la factoría en la que todavía se fabrican muchos de sus productos, es llevar a los visitantes en un viaje a través de la historia de la marca. Inspirándose en la historia de Montblanc, el estudio de arquitectos diseñó los exteriores con la clásica combinación de colores blanco y negro de Montblanc. Los bordes irregulares en el frente del edificio representan la forma histórica del empaque de instrumentos de escritura.

Detalle del exterior
Detalle del exterior Roland Halbe

El proyecto de Nieto Sobejano, ganador de un concurso internacional en 2016, se concibe como un volumen de 100 metros de largo que evoca la forma histórica de un estuche de artículos de escritura que se esconde dentro de una compleja secuencia de espacios en tres niveles en torno a un singular vestíbulo iluminado cenitalmente.

Detalle del interior con escalera y ventanales
Detalle del interior Roland Halbe

En sus 3.600 m2, alberga una exposición permanente que invita a conocer y experimentar la escritura a través de la historia de los precisos instrumentos de escritura que forman parte del archivo Montblanc. La fachada principal transforma radicalmente la imagen exterior de la planta de fabricación.

Instalación en el interir del museo
Instalaciones Montblanc

A lo largo de todo el edificio, el relieve de hormigón negro está definido por diferentes capas de profundidad que recuerdan el horizonte del macizo montañoso que da nombre a la marca, así como el gesto de la mano al escribir. Una amplia área abierta, definida por una colina verde, protege del tráfico exterior, creando una extensión de la vegetación circundante y un espacio para la recreación pública al aire libre.

Una sala del museo decorada
Una de las salas Montblanc

Tal y como se explica en la página web del estudio de arquitectura, “la obra rinde homenaje a la cultura de la escritura presentándose como una enigmática construcción hacia el exterior atenta a la escala de su entorno y a la calidad del espacio y la luz en su interior, consciente del papel de la arquitectura en la revitalización de las zonas industriales y la generación de espacio público”.

Algunas plumas expuestas en el museo
Algunas plumas expuestas en el museo Montblanc
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