
A nadie le gusta pensar demasiado en la muerte. Pero lo cierto es que es importante hacerlo, por diversas razones. Y sí, también es importante pensar en la muerte cuando se trata de la casa. La escritora sueca Margareta Magnusson aboga precisamente por eso: quiere que la gente piense en la muerte en otros términos y se haga cargo de todo ese proceso de orden y vacío en la vida que resulta tan difícil y triste para alguien tras la desaparición de un ser querido.
Margareta es la autora del libro "El suave arte de la limpieza sueca de la muerte" -que es como decir, cómo librarse uno mismo y su familia de toda una vida de desorden- y se inspiró precisamente en la muerte de sus padres para escribirlo, y en las diferentes experiencias que tuvo con cada uno de ellos a la hora de vaciar la casa. Su madre incluso dejó notas indicando lo que debía y no debía hacer con sus pertenencias: había paquetes listos para donar a organizaciones benéficas y algunos libros con anotaciones de los nombres a los que debían devolverse. El padre, en cambio, era exactamente lo contrario.
La idea que Magnusson quiere transmitir es que nos pasamos toda la vida acumulando cosas y que es importante deshacerse de todo lo que no importa cuando pensamos que se acerca "nuestra hora". En sueco se llama "döstädning", o el arte sueco de hacer limpieza antes de morir. Si se quiere, el arte de hacer limpieza en vida, para que los seres queridos tengan menos dificultades para gestionar todo lo que queda después de que alguien fallezca.
El Döstadning no tiene nada que ver con otras técnicas de organización que se han puesto tan de moda en los últimos años, como las de la japonesa Marie Kondo. "Leí su libro y me resultó una lectura interesante, pero mi enfoque es completamente distinto: Marie Kondo apuesta por organizar los espacios y mantenerlo todo ordenado, con la idea de tener más espacio disponible para más cosas. Yo apuesto por tirarlo todo", explica Magnusson al diario El País.
En contra de lo que pueda parecer, la escritora es una persona práctica. "Hacer inventario de todas nuestras viejas pertenencias, recordar la última vez que las usamos y, si es posible, despedirnos de algunas, no es tarea fácil para muchos de nosotros. La gente es más propensa a acumular cosas que a tirarlas", escribe en su libro.
Al periódico El País, Margareta explica que tenemos demasiadas cosas inútiles en casa, guardamos demasiadas piezas de armario, tenemos los armarios de la cocina llenos de utensilios que no usamos desde hace años, acabando por cocinar siempre con la misma olla, la misma sartén y la misma cuchara de madera... "Tuve que organizar y guardar tantas cosas tras la muerte de otra persona, que ni siquiera me acercaría a obligar a alguien a hacerlo tras mi muerte", explica la escritora, que considera que "limpiar la muerte" puede llegar a ser un trabajo titánico para la mayoría de la gente.
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