La clave está en jugar con las texturas y los colores en muebles y objetos decorativos
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Consejos para convertir tu terraza en una playa (o casi)
Conforama

Ya huele a verano y aunque no te guste la canícula, hay más ganas que nunca, no es de extrañar viniendo de dónde venimos, de vacaciones y de playa. El ritmo de vacunación anima a pensar que quizás puedas irte de vacaciones vacunado (ojo, con mascarilla y distancia pero al menos, con la dosis de la vacuna puesta) y eso te está dando ya vidilla pero entre tanto, sigues en tu piso de la ciudad y la playa ni la hueles.

Bueno, tranquilidad, que todo tiene solución: si tienes una terraza, que no tiene por qué ser enorme, vamos a contarte cómo convertirla en un trocito de playa privada. Te faltará la arena, es cierto, pero todo lo demás estará.

Para conseguirlo tienes que jugar con texturas, colores y si quieres también, ya puestos, con sonidos: “Hay que emplear tonalidades azules y elementos de color tierra, emulando la orilla del mar y ofreciendo un aire desenfadado y fresco al espacio. Los azules de los motivos marineros combinados con maderas en blanco, tonos grises y vidrios transparentes consiguen trasladar a cualquiera a una playa y llenar la terraza de luminosidad”, explica Víctor Ramos, responsable de tendencias en Conforama.

Y, ¿qué hay de los materiales de los muebles? ¿Cuál conviene elegir? “En cuanto a los materiales, recomendamos apostar por mobiliario elaborado en mimbre, que aporta ligereza y permite escoger el color de los almohadones que se van a ubicar encima con total libertad. Con cojines de color gris, blanco o con tonos marineros se puede conseguir un toque decorativo que simula estar en una terraza de playa. Otra opción es colocar una cómoda hamaca entre dos árboles, farolas o ganchos bien ubicados en alguna pared de la terraza o el patio, para tumbarse a leer un libro plácidamente”, explica. Eso, claro está, si tienes espacio para hacerlo.

Es fundamental también trabajarse los pequeños detalles para conseguir ese viaje simulado a la playa. “Además del mobiliario, los pequeños detalles cobran una gran importancia en este aspecto, ubicar de forma estratégica diferentes elementos marcará la diferencia de una terraza. Por ejemplo, se pueden colocar jarrones, decoraciones para centros de mesas bajas, farolillos, biombos con fotografías de playa (como los de las fotos que ilustran este tema) o platos de pared que harán que, cuando estemos en la terraza, podamos sentir el calor del sol en la piel y la brisa del mar”, detalla Ramos.

Y así, con un poco de imaginación y sonidos de olas de fondo, te garantizamos que el viaje a la playa desde tu terraza está hecho.

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